¡®The Handmaid's Tale¡¯ es demasiado real
La violencia est¨¢ rodada con una frialdad que congela la piel. No se ven im¨¢genes extremas, sangre o resistencia. La 'criada' obedece
Las mejores distop¨ªas no hablan solo del futuro, sino que reflexionan sobre el presente. El pasado jueves volvi¨® The Handmaid's Tale, el gran estreno del a?o pasado y una mirada a los derechos de las mujeres que cala como un jarro de agua fr¨ªa. Por muchos extra?os atuendos que vistan all¨ª las mujeres.
Ese mismo jueves, en la portada web de este peri¨®dico compart¨ªa espacio la publicidad de la serie con un titular: "Los miembros de La Manada, condenados a nueve a?os por abuso sexual, no por violaci¨®n". Maldita coincidencia. Los jueces no hab¨ªan visto agresi¨®n en el v¨ªdeo en el que cinco hombres arrinconaban a una mujer en un portal para obligarla a practicar actos sexuales. Pas¨® en 2016. Ning¨²n futuro dist¨®pico.
Tengo amigas que dicen que ver The Handmaid's Tale es demasiado duro, que no pueden ponerse un cap¨ªtulo antes de dormir. Es demasiado real. La violencia est¨¢ rodada con una frialdad que congela la piel. No se ven im¨¢genes extremas, sangre o resistencia. La criada obedece. Es mejor que morir. Pero, no se equivoquen, se llama violaci¨®n a lo que lo es. El plano corto del rostro de Elisabeth Moss lo dice todo.
Cada escena es una punzada. Tambi¨¦n cada flashback a un mundo similar al nuestro. Porque todo lo que sucede en la novela de Margaret Atwood ha ocurrido alguna vez. Hay lugares en el mundo donde todav¨ªa lo viven. Gobiernos que utilizan un ataque terrorista para incrementar la seguridad, manifestantes tratados como rebeldes, y colectivos perseguidos y afinados mientras hombres cisg¨¦nero de clase media conf¨ªan que el mundo seguir¨¢ girando con sus privilegios.
"Pensaba que mi generaci¨®n ser¨ªa la ¨²ltima en aguantar estas gilipolleces", lamenta un personaje homosexual en el segundo episodio de la temporada. "No nos pueden volver a meter al armario". Minutos despu¨¦s su cuerpo cuelga ahorcado. A su lado se lee: "maric¨®n". Combatir era la ¨²nica respuesta.
En la misma portada del jueves hab¨ªa otra imagen. Decenas de miles de mujeres salieron a la calle para alzar su voz contra la sentencia de La Manada. Estos d¨ªas se multiplican por Twitter para contar sus historias de abusos con la etiqueta #Cu¨¦ntalo y as¨ª abrir los ojos a esos hombres que confiamos en que todo ir¨¢ bien. Sus voces son necesarias para que The Handmaid's Tale no pase de distop¨ªa.
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