El arte como intermediario divino
Un coleccionista an¨®nimo muestra en M¨¢laga, por primera vez, 177 de sus 2.000 obras africanas
Una sola palabra, Utotombo, que en lengua chokwe significa ¡°ejecutado con habilidad, destreza, cari?o y cuidado minucioso en la confecci¨®n¡±, da t¨ªtulo y define la muestra que ofrece la Universidad de M¨¢laga en el Rectorado y en la que re¨²ne 177 obras de arte de 76 etnias africanas. ¡°Son esculturas, m¨¢scaras y objetos que pertenecen a una colecci¨®n particular de unas 2.000 piezas, una de las mejores que existen en Espa?a dedicadas al arte africano, tanto p¨²blicas como privadas¡±, coment¨® la pasada semana Salvador Haro, decano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de M¨¢laga y comisario de la muestra que estar¨¢ abierta hasta el 2 de junio. Utotombo ¡ªen la lengua de Angola, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo y Zambia¡ª re¨²ne piezas que van desde el siglo III de nuestra era, como una cabeza de terracota nok, de Nigeria, hasta el siglo XX, periodo en el que destaca una figura con brazo de serpiente y un solo pie de Guinea-Bis¨¢u, obra de madera que conserva restos de sacrificios, enigm¨¢tica y de una belleza serena.
La mayor¨ªa son de madera, el material m¨¢s empleado en ?frica, aunque tambi¨¦n se utiliza el bronce como en las elaboradas placas del reino de Ben¨ªn y en los colgantes o figuras de Dog¨®n (Mali). Entre las terracotas, material poco habitual en las colecciones por su fragilidad, el comisario destaca Le¨®n devorando un toro, un trabajo de los ashanti (Ghana) anterior al siglo XVII. ¡°Casi todas fueron creadas para rendir culto a los antepasados o se trata de objetos que se utilizan como intermediarios, para conseguir favores de los dioses. Muchas etnias africanas no representan a sus dioses, porque consideran que est¨¢n muy por encima de los hombres, sino que tratan de comunicarse con ellos a trav¨¦s del arte. Son esculturas a las que pasean, bailan con ellas o las utilizan para hacer magia, como un Nkisi del Congo del siglo XX que se incluye en la exposici¨®n. Una figura de madera en la que el cham¨¢n clava un clavo para activar la sustancia m¨¢gica de la pieza cada vez que una persona quiere alg¨²n favor de ella¡±, explica Haro.
La importancia de esta muestra de arte africano radica en que se trata de la primera vez que el coleccionista, que desea permanecer en el anonimato, exhibe parte del conjunto que ha ido atesorando desde 1967, a?o en que su madre les regal¨® a ¨¦l y a su hermano sendas m¨¢scaras ibibio que un ingeniero espa?ol trajo de Guinea Ecuatorial. Jugar con esos objetos despert¨® en ¨¦l el amor por la cultura africana y, desde entonces, ha ido engrosando su colecci¨®n con piezas ¡ª¡°adquiridas todas de forma legal¡±, aclara el comisario¡ª tan extraordinarias como las que consigui¨® en Mali. ¡°Durante la colonizaci¨®n francesa, un poblado de la sabana de Mali excav¨® galer¨ªas subterr¨¢neas para esconder las grandes figuras que pertenec¨ªan a la comunidad y que, tras la islamizaci¨®n de la zona permanec¨ªan a¨²n enterradas hace unos 10 a?os. El coleccionista consigui¨® adquirirlas a trav¨¦s de un intermediario, aunque para ello tuvo que comprar los terrenos en los que se encontraban las galer¨ªas y cumplir con interminables tr¨¢mites para sacarlas del pa¨ªs. El resultado es un conjunto de piezas de gran tama?o que no poseen ni siquiera los museos que incluyen arte africano en sus fondos¡±, precisa Salvador Haro. Un tesoro con esculturas de Dog¨®n de casi dos metros y medio de altura como Pareja primordial, del siglo XIX; Nommo, del XX, o Figura tellen andr¨®gina, tambi¨¦n del XX.
Tan solo dos de las piezas expuestas en Utotombo est¨¢n firmadas. Se trata de M¨¢scara con p¨¢jaro en la cabeza, obra de madera policromada de Costa de Marfil realizada por el maestro Bouafl¨¦ a finales del siglo XIX, y Caja de ofrendas, una pieza yoruba de Nigeria firmada por Fakeye padre en la misma ¨¦poca que la anterior. Formas abstractas, sincr¨¦ticas o cercanas al naturalismo en las que se inspiraron muchos artistas de principios del XX. Algo que puede comprobarse f¨¢cilmente muy cerca del Rectorado malague?o, en el Museo Picasso y en el Centre Pompidou M¨¢laga, donde se desvela el proceso creativo de Brancusi, otro enamorado de ?frica.
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