Sebasti¨¢n Cordero convierte al p¨²blico en las ratas de una casa en su debut teatral
El cineasta ecuatoriano lleva su pel¨ªcula ¡®Rabia¡¯ a un escenario no convencional
Cuando le propusieron adaptar al cine la novela Rabia del argentino Sergio Bizzio, Sebasti¨¢n Cordero no dijo que s¨ª hasta que visualiz¨® una de las escenas: un criminal pr¨®fugo escondido en la casa donde su novia trabaja como empleada interna llama por tel¨¦fono desde un armario a la segunda l¨ªnea que ten¨ªa el hogar para poder escuchar a hurtadillas la voz de su amada.
En la pel¨ªcula, esa escena inicia con un plano del hombre dentro de un armario que sigue con una secuencia de c¨¢mara persiguiendo, con un movimiento serpenteante, el sonido de la llamada por toda la casa hasta encontrar el otro tel¨¦fono y la voz de la chica al otro lado de la l¨ªnea. Ocho a?os despu¨¦s, el cineasta ecuatoriano no decidi¨® embarcarse en la adaptaci¨®n teatral de su exitosa pel¨ªcula hasta que supo c¨®mo resolver en el escenario esa parte de la trama. La soluci¨®n que encontr¨® ha definido todo el concepto de la obra Rabia, que se ha estrenado el 26 de abril en Guayaquil con 32 funciones previstas.
Esta vez, en lugar de una c¨¢mara que persigue el ruido telef¨®nico, ser¨¢ el p¨²blico el hilo conductor. Las 50 personas que asistir¨¢n a cada representaci¨®n estar¨¢n en ese momento de la historia separadas en dos habitaciones: unos con el protagonista y los otros con su enamorada. El p¨²blico, recalca Cordero, se filtra en la obra como parte de la historia. Para su debut en el teatro, escogi¨® como escenario no convencional la Casa Cino Fabiani, una de las viviendas patrimoniales del hist¨®rico barrio de Las Pe?as de Guayaquil. ¡°La gente se ir¨¢ moviendo de sala en sala, desde el s¨®tano a la buhardilla. A veces solo se mover¨¢n un par de metros dentro de la misma habitaci¨®n para poder ver el mejor ¨¢ngulo de la actuaci¨®n¡±, cuenta el cineasta en una entrevista con EL PA?S. ¡°Pero esto no es como la casa del terror; se trata de integrar a los espectadores dentro de la historia. Es como si fueran ratas escondidas de la casa¡±, aclara, tomando la met¨¢fora que le sugiri¨® una de las primeras personas que vieron la obra en su etapa de ensayo.
La idea es similar a la propuesta de Sleep no more, obra sin butacas a la que asisti¨® Corder en Nueva York donde el p¨²blico recorre un t¨¦trico hotel. Pero da un paso m¨¢s. ¡°Yo sent¨ªa que la gente ten¨ªa que ser parte de la historia, quer¨ªa ahondar m¨¢s en el rol voyeurista¡±, matiza, para hacer coincidir el esp¨ªritu de la pel¨ªcula con la obra. En el filme, que gan¨® el m¨¢ximo galard¨®n del Festival de M¨¢laga en 2010, un alba?il e inmigrante comete un crimen por celos y se esconde sin que nadie lo sepa en una casa durante meses, observando todo lo que pasa con los due?os de la vivienda y con su novia, sin que ellos sean conscientes de la invasi¨®n.
Al tambi¨¦n director de Sin muertos no hay carnaval o Ratas, ratones y rateros, le fascina ahora la idea de experimentar en el teatro. ¡°Eso es lo que m¨¢s envidia me da de la m¨²sica. Los grandes compositores crean una obra y pueden interpretarla cientos de veces y extraer versiones maravillosas de cada una, pero en el cine solo grabas la mejor versi¨®n una vez y ya¡±. Con Rabia tiene 32 fechas aseguradas y la opci¨®n de ver evolucionar su creaci¨®n. ¡°Cuando est¨¢s rodando una pel¨ªcula, eliges la l¨ªnea del di¨¢logo que m¨¢s transmite, la que resulta m¨¢s genuina y esa es la que queda fijada para siempre. Con la obra, hemos ensayado y repetido hasta hacer mec¨¢nica la interpretaci¨®n y, as¨ª, una vez dominado el papel, poder sacar la esencia de cada personaje. Eso se intensificar¨¢ cuando haya gente mirando e interactuando¡±, espera, emocionado, a sabiendas de que la relaci¨®n del p¨²blico con los actores genera una atm¨®sfera especial y diferente en cada funci¨®n.
¡°Mi personaje tiene tres escenas muy marcadas que hemos repetido y repetido hasta llegar al esp¨ªritu de lo que deber¨ªa reflejarse. Yo vi la pel¨ªcula hace a?os y no he querido volver a verla para que no me influya en la interpretaci¨®n del personaje. Despu¨¦s de los ensayos y de interiorizar esos momentos trascendentales ya casi no recuerdo c¨®mo era en la pel¨ªcula¡±, a?ade el actor local V¨ªctor Ar¨¢uz, aliado de Cordero esta vez en las tablas. Le acompa?an como protagonistas Alejandro Fajardo, en el papel del criminal invasor Jos¨¦ Mar¨ªa, y la debutante en las tablas, Cilia Figueroa que interpreta a Rosa, su novia y empleada de la casa ocupada.
La conversaci¨®n atropellada y los gestos del director delatan cierto nerviosismo, entusiasmo y curiosidad por esta nueva vis creativa. Pero eso, aclara desde ya, no significa que vaya a dejar o aparcar temporalmente la carrera audiovisual que le ha colocado entre los nombres m¨¢s reconocidos de la industria ecuatoriana. El cineasta de 45 a?os est¨¢ trabajando en un nuevo guion de un proyecto que espera terminar en un a?o y medio. No da m¨¢s detalles.
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