Ellas y el hombre semen
Marine Francen, debutante en la direcci¨®n, aporta reflexi¨®n y mesura
La belleza pict¨®rica de las obras de Camille Corot y Jean-Fran?ois Millet, los paisajes del primero, las escenas de granjeros y campesinos del segundo, entre lo cl¨¢sico y lo rom¨¢ntico, ambos contempor¨¢neos del tiempo en el que se desarrolla la pel¨ªcula, confluyen con una trama casi dist¨®pica, de sociedad alejada de lo convencional, quiz¨¢ de lo ideal, donde un elemento dif¨ªcilmente explicable domina un conjunto que abre caminos para la especulaci¨®n social y la garra cr¨ªtica. Son elementos en apariencia inconciliables, pero con los que Marine Francen, su directora y coguionista, se mueve con soltura, en una compleja fusi¨®n entre delicadeza y vigor, entre armon¨ªa y desaf¨ªo. Es La mujer que sab¨ªa leer, una pel¨ªcula abierta, que aborda el pasado para trascender hasta el presente, e incluso hacia el futuro.
LA MUJER QUE SAB?A LEER
Direcci¨®n: Marine Francen.
Int¨¦rpretes: Pauline Burlet, Alban Lenoir, G¨¦raldine Pailhas, Fran?oise Lebrun.
G¨¦nero: drama. Francia, 2018.
Duraci¨®n: 98 minutos.
Ese tiempo en el que se ambienta el relato es el imperio de Napole¨®n III, hacia 1852. Y el elemento perturbador es la ausencia total de hombres en una peque?a y aislada aldea, a causa de la represi¨®n gubernamental. As¨ª, la desesperaci¨®n, el aislamiento y el dolor de las mujeres por sus maridos e hijos provoca un nuevo orden social: un mundo en femenino. ¡°Est¨¢n en edad de ser mujeres y madres¡±, dice una de las ancianas respecto de las j¨®venes generaciones, que acaban, primero entre risas, luego con absoluta sinceridad, estableciendo un pacto: si aparece un hombre, lo compartir¨¢n.
Y, claro, aparece. Con estos mimbres son m¨²ltiples las posibilidades de desarrollo de la historia, basada en una novela de Violette Ailhoud, escrita en 1919 a los 84 a?os de edad, de t¨ªtulo original bien distinto al del estreno espa?ol de la pel¨ªcula, El hombre semen, y de corte autobiogr¨¢fico: ella era una adolescente cuando en verdad su pueblo se qued¨® sin hombres por las guerras. ?Qu¨¦ le ocurre a los cuerpos y a las mentes ante semejante tesitura?
Francen prefiere el sosiego y un cierto onirismo a la desesperaci¨®n y el combate abierto, lo que en alg¨²n momento lleva al pensamiento de que algunos aspectos del relato pueden estar desaprovechados. Sin embargo, con la met¨¢fora de la siembra siempre presente, la directora francesa, debutante tras ser ayudante de direcci¨®n de Olivier Assayas y Michael Haneke, aporta reflexi¨®n y mesura, y deja abiertos los posibles paralelismos con un presente donde el feminismo en lucha ha llegado para quedarse.
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