Saber mirar

Con su cortometraje Buenos d¨ªas resistencia (2013), Adri¨¢n Orr impart¨ªa una lecci¨®n magistral sin levantar la m¨¢s m¨ªnima sospecha de estar sentando c¨¢tedra. Y eso que su trabajo respond¨ªa a una cuesti¨®n tan delicada como la de c¨®mo filmar la intimidad sin generar una mirada intrusiva, ni acabar sembrado el germen de una cierta impostaci¨®n dramat¨²rgica en lo retratado. Ni?ato, su primer largometraje, parte de las im¨¢genes que abr¨ªan esa singular miniatura para extender su temporalidad y adensar, sin que lo parezca, su discurso. El cineasta retrataba la cotidianidad de su amigo David Ransanz, padre de tres hijos, artesano del hip hop y superviviente en esa precariedad sist¨¦mica que parece estar definiendo todo un car¨¢cter generacional.

Su pel¨ªcula podr¨ªa haber adoptado un expl¨ªcito car¨¢cter pol¨ªtico, diseccionando el peso de la crisis econ¨®mica en la vida de quien sigue viviendo en (o ha tenido que volver a) casa de sus padres, lidia con la educaci¨®n de sus hijos e intenta desarrollar su labor creativa en los intersticios de un absorbente traj¨ªn cotidiano. Orr toma la opci¨®n de no imponer un discurso, sino de dejar que sean las vidas de los Ransanz quienes acaban dotando de cuerpo, alma y narrativa a un relato que acaba hablando de una educaci¨®n entendida como eje vital, de transmisi¨®n de valores y de responsabilidad, construyendo una ¨¦pica de la resistencia cotidiana sin que el tono sucumba nunca a la tentaci¨®n de, precisamente, ponerse ¨¦pico. Ni?ato demuestra que hacer una buena pel¨ªcula es cuesti¨®n de saber mirar.