Cerrar la boca, escuchar a la gente

Febrero de 2005. Nueva York. Blanco y naranja fuera, blanco y azul dentro. Fuera es Central Park cubierto de nieve con sus 38 kil¨®metros de paseos tomados por el escultor Christo: 7.503 marcos de puertas de madera de los que cuelgan telas de color azafr¨¢n. Dentro es el piso 14 del edificio en el que vive Tom Wolfe, vestido de blanco ¡ªcomo siempre¡ª con camisa azul. Cierro los ojos y me acuerdo de sus ojos: ir¨®nicos, sarc¨¢sticos, el¨¦ctricos. Azules tambi¨¦n.

Mi preocupaci¨®n no era el libro que Wolfe publicaba (Soy Charlotte Simmons) y que, con paciencia y oficio, explicaba a los lectores de EL PA?S; hab¨ªa le¨ªdo sus 676 p¨¢ginas y me hab¨ªa gustado menos que los anteriores. Mi problema era hablar con ¨¦l, con un tipo as¨ª, y mantener el tipo. Y hacerle una pregunta, sobre todo una pregunta.

Lo puso f¨¢cil. No le costaba nada responder a lo que tantas veces le hab¨ªan preguntado, ni hizo el menor esfuerzo para despegarse de su clich¨¦: el azote de la intelectualidad pol¨ªticamente correcta ¡ª ¡°son tan reaccionarios, tan reaccionarios¡±¡ª, su mirada ¨¢cida sobre los golpes de pecho de los progresistas ¡ª¡°me burlo de la gente que valora la indignaci¨®n moral por s¨ª misma¡±¡ª, la cr¨ªtica feroz de las universidades ajenas a la vida real, la celebraci¨®n de EE UU, con todos los defectos, como un pa¨ªs maravilloso.

Y lo puso claro para aquella pregunta. ?El nuevo periodismo, qu¨¦ nervios, hablar con su inventor! ?Qu¨¦ es exactamente el nuevo periodismo? Muy sencillo: ¡°Hay un malentendido. La gente cree que es dar tus opiniones, mezclarlas con la historia que est¨¢s contando. Para m¨ª, jam¨¢s fue eso. Nunca utilic¨¦ la primera persona del singular. ?Por qu¨¦, si lo ¨²nico que soy es un observador? ?A qui¨¦n le interesan las impresiones de un periodista? Para escribir hace falta el mismo esfuerzo que para informar: el esfuerzo de tener la boca cerrada y escuchar exactamente c¨®mo habla la gente y qu¨¦ es lo que dice¡±. As¨ª de sencillo, Tom Wolfe. Nunca lo he olvidado.