Mar¨ªa de Zayas y el ¡®feminismo¡¯ que naci¨® en Espa?a en el Siglo de Oro
La escritora, coet¨¢nea de Cervantes, reivindic¨® la formaci¨®n de las mujeres y su labor como literatas Un libro y una obra de teatro devuelven sus comedias a la luz
La Feria del Libro de Madrid tiene este a?o un cartel que denuncia el olvido de las mujeres literatas. Ese aguafuerte de la artista Paula Bonet evoca la obra de diversas autoras, tan conocidas algunas como Emily Dickinson, cuyos poemas consiguieron derribar el muro de silencio a?os despu¨¦s de su muerte y no sin que los editores metieran sus manazas para adaptar los versos a las conveniencias de la ¨¦poca.
Esas banderolas de la feria madrile?a recibir¨¢n este a?o a otra literata que pas¨® por los mismos apuros: Mar¨ªa de Zayas y Sotomayor, para quien ese vac¨ªo es una losa que pesa ya casi cuatro siglos a pesar de que a esta escritora del Siglo de Oro se la presenta hoy como la primera feminista de Espa?a. Quiz¨¢ el t¨¦rmino resulte anacr¨®nico, pero sus m¨¦ritos alcanzan la mejor reivindicaci¨®n de las letras femeninas y de la causa misma.
Sirve de muestra el saludo al lector con el que abre sus ¡°maravillas¡± y ¡°desenga?os¡±, una colecci¨®n de piezas cortas con abundancia de galanteos, traiciones, deshonras y desenga?os, en fin, mucha capa y espada. Es el pr¨®logo de dos vol¨²menes que la Universidad de Zaragoza ha editado bajo el t¨ªtulo Honesto y entretenido sarao, el que ella quiso y no el que dispusieron los se?ores de las imprentas durante d¨¦cadas. Dice as¨ª el pr¨®logo: ¡°Qui¨¦n duda que habr¨¢ muchos que atribuyan a locura esta virtuosa osad¨ªa de sacar a luz mis borrones, siendo mujer, que en opini¨®n de algunos necios, es lo mismo que una cosa incapaz¡±¡ Y sigue la autora reivindicando en ¨¦l la igualdad entre hombres y mujeres como dos mitades de la misma cosa y reprochando a los primeros la oscuridad en que sumieron a esposas, hermanas y colegas de arte parejo al de ellos. Tambi¨¦n ofrece la soluci¨®n: formaci¨®n para las mujeres: ¡°Si en nuestra crianza, como nos ponen el cambray en las almohadillas y los dibujos en el bastidor, nos dieran libros y preceptores, fu¨¦ramos tan aptas para los puestos y para las c¨¢tedras como los hombres y quiz¨¢ m¨¢s agudas¡±. Si no lo son, se parecen mucho al feminismo estas sentencias.
Mar¨ªa de Zayas y Sotomayor naci¨® en Madrid en 1590 y cuando muri¨® G¨®ngora, en 1627, ya hab¨ªa escrito ocho de sus comedias, que a¨²n tardar¨ªan 10 a?os m¨¢s en publicarse y hubo de ser en Arag¨®n porque un dictamen prohib¨ªa en Castilla la publicaci¨®n de novelas y comedias. Por aquellos a?os, le daban a la pluma los autores m¨¢s conocidos por todos los escolares: Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Tirso de Molina, Calder¨®n de la Barca. Pero casi nadie conoce el ingenio de Mar¨ªa de Zayas, ¡°la primera espa?ola que escribe y publica un libro de ficci¨®n con su nombre¡±, asegura el profesor Juli¨¢n Olivares, encargado del estudio de su obra y de esta edici¨®n. Beatriz Bernal public¨® en Valladolid un libro de caballer¨ªas, Cristali¨¢n de Espa?a, en 1545, pero bajo el anonimato. Otra desconocida. El teatro se ocupa tambi¨¦n ahora de rescatar a Zayas. Una versi¨®n de Nando L¨®pez que dirige Ainhoa Amestoy llevar¨¢ a C¨¢ceres, en junio, y al Festival de Teatro Cl¨¢sico de Almagro, en julio, sus Desenga?os amorosos.
Fue la primera espa?ola que escribi¨® y public¨® un libro de ficci¨®n con su nombre
Olivares, profesor em¨¦rito de la Universidad de Houston, valora el arrojo de Zayas, que redacta ¡°el primer manifiesto femenino que declara el derecho de la mujer no solo a escribir un libro, sino a publicarlo¡±.
No era f¨¢cil entonces. Zayas se inici¨® como poetisa en academias de Madrid. Su poeta favorito era Lope, pero aquellos autores no ayudaban mucho a las damas escritoras a sacar cabeza, bien al contrario: ¡°La influencia de estos era muy negativa; en sus novelas y comedias era recurrente la misoginia, la cr¨ªtica y la mofa hacia las mujeres¡±, dice Olivares. Hubo, sin embargo, algunos que quisieron colaborar al ¨¦xito de Zayas, por ejemplo P¨¦rez de Montalb¨¢n o Alonso de Castillo Sol¨®rzano, de cuya pluma, cree Olivares, sali¨® el par de p¨¢ginas que preceden a la primera parte de las ¡°maravillas¡±, donde se la alaba sin bridas: ¡°Un claro ingenio de nuestra naci¨®n, un portento de nuestras edades, una admiraci¨®n de estos siglos y un pasmo de los vivientes, [¡]la se?ora Mar¨ªa de Zayas, gloria de Manzanares y honra de nuestra Espa?a¡±. Y va y lo titula Pr¨®logo de un desapasionado. Cosas veredes. Este texto es tan divertido como algunas comedias del libro. Se avisa en ¨¦l, por ejemplo, contra los ¡°lectores de gorra, que se van a las librer¨ªas y, por no gastar una miseria que vale el precio de un libro, le engullen a toda prisa con los ojos, ech¨¢ndose en los tableros de las tiendas, pasando por su inteligencia como gatos por brasas y as¨ª es, despu¨¦s, la censura que de ellos hacen¡±. Otros, prosigue, los piden prestados a los libreros y luego vituperan la obra; y una tercera clase de r¨¢canos, son aquellos, ¡°que esperan que los que compran libros los hayan le¨ªdo, para ped¨ªrselos y leerlos despu¨¦s¡±. ¡°Y si son ignorantes o no han entendido la materia o no les ha dado gusto, desacreditan el libro y quitan al librero la venta¡±. Qu¨¦ personajes, los de la ¨¦poca¡ Y esos eran los le¨ªdos¡
Se inici¨® como poetisa en las academias de Madrid, su favorito era Lope de Vega
Juli¨¢n Olivares ya hizo una edici¨®n de estas obras en 2000, que public¨® C¨¢tedra. Y antes se interesaron por Mar¨ªa de Zayas (que muri¨® sobre 1650) las escritoras Margarita Nelken, en 1930, o Emilia Pardo Baz¨¢n, en 1900, por poner solo unos ejemplos de la enorme bibliograf¨ªa que cita Olivares en esta edici¨®n. Muchos, espa?oles y extranjeros, han mostrado alto inter¨¦s por esta autora del Siglo de Oro que tanto tiempo ha estado ausente de las escuelas.
Frases de la autora para una causa
Ellas, que escriben: "Si esta materia de que nos componemos los hombres y las mujeres, ya sea una trabaz¨®n de fuego y barro, o ya una masa de esp¨ªritus y terrones, no tiene m¨¢s nobleza en ellos que en nosotras; si es una misma la sangre, los sentidos, las potencias y los ¨®rganos por d¨®nde se obran sus efectos, son unos mismos... porque las almas ni son hombres ni mujeres: ?qu¨¦ raz¨®n hay para que ellos sean sabios y presuman que nosotras no podemos serlo?
Ofensas: "Ni comedia se representa ni libro se imprime que no sea en ofensa de las mujeres".
Tiran¨ªa: No hay "m¨¢s respuesta que su impiedad o tiran¨ªa en encerrarnos y no darnos maestros. La verdadera causa de no ser las mujeres doctas no es defecto del caudal, sino falta de aplicaci¨®n [...] Y cuando no valga esta raz¨®n para nuestro cr¨¦dito, valga la experiencia de nuestras historias y veremos, por ellas, lo que hicieron las mujeres que trataron de buenas letras".
Lectura: "?Qu¨¦ raz¨®n hay para que no tengamos prontitud para los libros? Y m¨¢s si todas tienen mi inclinaci¨®n, que en viendo cualquiera, nuevo o antiguo, dejo la almohadilla y no sosiego hasta que le paso".
Babelia
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