El Cuarteto Casals a la sombra de Beethoven

El Cuarteto Casals marc¨® un hito trascendental para la m¨²sica de c¨¢mara espa?ola a ra¨ªz de su nacimiento en 1997, los cuartetos de cuerda hab¨ªan sido una dolorosa asignatura pendiente. Tras ellos han surgido otros que han dejado atr¨¢s la imagen de tercermundismo que asolaba a Espa?a cuando pens¨¢bamos en la materia reina de las agrupaciones cl¨¢sicas de peque?o formato.

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El Cuarteto Casals toca el cielo

Beethoven, directo al triunfo por el camino del tormento

Ahora, los Casals celebran sus veinte a?os y pico con una soberana demostraci¨®n de fuerza y vitalidad en un ciclo que toma como eje la integral de los cuartetos de cuerda de Beethoven. Para un cuarteto de cuerda, los diecisiete del divino sordo son como la serie de ochomiles para un alpinista. Pero el grupo nacido cuando el siglo XX se cerraba ha a?adido al ciclo de presentaci¨®n m¨¢s madera: seis estrenos mundiales de otros tantos compositores actuales entrelazados en estos seis conciertos que revivan el trascendental legado beethoveniano.

El ciclo, iniciado ayer, d¨ªa 24 en el Auditorio Nacional de M¨²sica de Madrid, se sit¨²a en el denominado Contrapunto de Verano del CNDM y es la primera m¨²sica que suena tras la se?alada despedida de su director Antonio Moral.

Para abrir boca, el Cuarteto Casals ha elegido tres monumentos cuartet¨ªsticos de Beethoven y el estreno del cuarto cuarteto de Benet Casablancas (Sabadell, 1954) y, como era de esperar, ha constituido un concierto de muy alto voltaje. De Beethoven se comenzaba la sesi¨®n con el Cuarteto n? 11, op 95, el ¨²ltimo del grupo de sus cuartetos medios, una obra hoy domada pero que se consider¨® inejecutable en su estreno. Tras este inicio, que marcaba territorio, lleg¨® el estreno, Widmung (Dedicatoria), con el que Casablancas afirma su presencia en un terreno maestro como es el cuarteto de cuerdas. Widmung es obra de madurez y ofrece solvencia y una buena carga idiom¨¢tica en un terreno erizado de dificultades, y m¨¢s si se estrena rodeado de monumentos beethovenianos. El autor de Sabadell ha tomado como referencia el si bemol que protagoniza los dos cuartetos posteriores en el programa y se brinda casi como un pr¨®logo, con esa nota comienza y concluye una obra bien medida, no muy larga y extremadamente convincente.

Los dos cuartetos citados son nada menos que el opus 130 y la Gran fuga, opus 135. El opus 130 es el tercero de los legendarios seis ¨²ltimos, y la Gran fuga era originalmente su ¨²ltimo movimiento. Luego, dada la reputaci¨®n de la Gran fuga, primero sulfurosa y gradualmente arrolladora, Beethoven accedi¨® a separarla y compuso un Finale m¨¢s conveniente para el 130. Ernesto de la Guardia, en su hist¨®rico estudio sobre los cuartetos de Beethoven, dec¨ªa: ¡°(¡­) siendo la obra 130 tan maravillosa deber¨ªa ejecutarse alguna vez por partida doble en el mismo programa [los dos seguidos]. ?Qu¨¦ regalo no ser¨ªa su audici¨®n repetida!¡± Pues bien, ese ha sido el regalo de los Casals que incluso se han permitido suprimir el Finale del 130. Una hora de m¨²sica cuartet¨ªstica solo en estas dos joyas que han puesto el list¨®n del ciclo muy elevado. Quien se lo pierda lo lamentar¨¢.