Del movimiento okupa a la cultura del ¡®mientras tanto¡¯
200 responsables y representantes de movimientos urbanos alternativos y centros culturales se re¨²nen en Bilbao para coordinar acciones y propuestas globales
Les tildan de idealistas, pero se consideran pragm¨¢ticos. ¡°Idealista es invertir 18 millones de euros en un proyecto cultural a 10 a?os. Nosotros utilizamos espacios disponibles y vac¨ªos para darle una raz¨®n creativa, aqu¨ª y ahora¡±, lo asegura Michele Bee, responsable de Manifatture Knos, centro urbano alternativo en Lecce, Italia y que ha sido tambi¨¦n presidente de Trans Europe Halles (TEH). Precisamente esta asociaci¨®n re¨²ne estos d¨ªas en la Papelera de Bilbao ¨Cbajo la organizaci¨®n Zawp como anfitriona- a m¨¢s de 200 representantes y responsables de centros de creaci¨®n urbana a nivel mundial. Debaten la cultura del mientras tanto. Un concepto, seg¨²n ellos, tan real como cargado de futuro.
Lenguaje. Es la clave. En el pasado, a la mayor¨ªa se les podr¨ªa reconocer como l¨ªderes okupas. Muchos de los participantes, como el finland¨¦s Reine Heikkinen, de Kaapelitehdas (Helsinki), presumen de ello: ¡°Lo he sido toda mi vida y lo sigo haciendo¡±. Pero los tiempos han perfilado t¨¦rminos distintos. Menos agresivos para ciertas mentalidades: ¡°Preferimos llamarlo restituci¨®n¡±, suaviza Bee.
¡°O cultura comunal¡±, asegura Gabriela Riccio, napolitana y responsable de L¡¯asilo, un lugar que cambi¨® radicalmente la perspectiva del movimiento en Italia y convirti¨® a su ciudad en un referente mundial de la nueva visi¨®n. ¡°No es tercera v¨ªa, no tenemos nada que ver con la burocracia p¨²blica ni con la avidez del mercado. Representamos un movimiento c¨ªvico que utiliza espacios en desuso, los regenera y los devuelve a la comunidad¡±, asegura Riccio. ¡°?ltimamente se emplean t¨¦rminos como industrias culturales que deber¨ªan desecharse. Nosotros creemos en la cultura como derecho humano fundamental, no como un ap¨¦ndice del mercado¡±.
Ella abri¨® el foro este jueves en la Papelera. El espacio representa todo un s¨ªmbolo del mientras tanto. Los responsables de ello: Manuel G¨®mez-?lvarez y Ruth Mayoral, l¨ªderes del colectivo Zorrotzuarre Art Work in Progress (Zawp). Se trata de una derivaci¨®n del tronco de la hACERIA, tambi¨¦n impulsada por los dos. ¡°Esto era un almac¨¦n de papel abandonado por el que corr¨ªan las ratas, se colaban las humedades y andaba a punto de caerse¡±. Despu¨¦s de un alquiler pagado al propietario y ayudas de la administraci¨®n, se convirti¨® en una enorme plataforma para las artes esc¨¦nicas, audiovisuales, la m¨²sica¡ Una vez renovado, se convertir¨¢ en un centro de dise?o en pleno coraz¨®n del Zorrotzaurre, la isla junto a la r¨ªa que ha ideado para la ciudad Zaha Hadid y camina con lentitud.
Patolog¨ªas contagiosas para la ciudad
Los ¨¦xitos de transformaci¨®n urbana de indudable ¨¦xito con que algunas ciudades han cruzado la frontera del siglo XXI tienen tambi¨¦n sus riesgos. ¡°Sus patolog¨ªas¡±, advierte Eduard Miralles, presidente de Interarts, un observatorio de pol¨ªticas culturales barcelon¨¦s. La m¨¢s preocupante, la que extiende su plaga de manera m¨¢s violenta es la gentrificaci¨®n. Es un diagn¨®stico con el que coinciden todos los consultados. Michele Bee lo advierte: ¡°Tomamos y remodelamos espacios que a nadie le interesan. Y tras esa prueba de fe, cuando funcionan y regeneran un barrio, entonces los poderes p¨²blicos lo reclaman y las empresas empiezan a asentarse alrededor¡±. Consecuencia: suben los precios del mercado, los alquileres y el precio de la vivienda se dispara y los habitantes de siempre huyen del barrio. ¡°Somos conscientes que nuestras acciones generan ese fen¨®meno y debemos debatirlo y exigir soluciones¡±, asegura Ruth Mayoral. Pero no es la ¨²nica enfermedad que apunt¨® Miralles en su intervenci¨®n: el monumentalismo, la atrofia funcional, una sobredosis de estrategias transformadoras, ¡°hacen que la cultura pueda tener efectos tambi¨¦n perniciosos¡±, advirti¨®.
¡°Esa es la clave del mientras tanto. El proyecto de Hadid tardar¨¢ 30 a?os en ejecutarse. Mientras llega, mientras se va construyendo, ?qu¨¦?¡±, se pregunta G¨®mez-?lvarez. Pues se desarrolla todo un concepto entre n¨®mada y din¨¢mico, muy conectado con la ra¨ªz de la creaci¨®n. Una forma de aprovechar la energ¨ªa en movimiento de los lugares en transformaci¨®n para que surja algo de ellos. Y luego trasladarse a otro lugar. ¡°Nos inspir¨® mucho lo que en los ochenta cre¨® la Fundaci¨®n Santa Mar¨ªa la Real, impulsada por Jos¨¦ Mar¨ªa P¨¦rez, Peridis, arquitecto y dibujante en EL PA?S. Fue el inicio de las escuelas taller en los ochenta y las lanzaderas de empleo en plena ¨²ltima crisis.
Mayoral y G¨®mez- ?lvarez tomaron nota. Llevan m¨¢s de 20 a?os movi¨¦ndose por la ciudad y por el Pa¨ªs Vasco. Ella soci¨®loga, ¨¦l hombre de teatro que se gana su sueldo como maquinista de la Renfe. Pero ambos ya asentados como referencia de la cultura urbana a nivel global. Tanto que la convocatoria ha sido un ¨¦xito con ellos con anfitriones y la TEH como impulsora en sus encuentros bianuales por toda Europa.
La belga Meike Renders, actual responsable de la organizaci¨®n creada hace 35 a?os ha centrado mucho en encuentro en la cultura del mientras tanto: ¡°Es algo adelantado a su tiempo, que se mueve con ventaja respecto a la lentitud de las decisiones oficiales, que entra?a flexibilidad y relatividad. Considera al espacio m¨¢s una herramienta que un fin¡±, asegura.
Lo dice en la ciudad que fue transformada por el efecto Guggenheim, que debe su espectacular desarrollo al poderoso im¨¢n de un edificio. Supone algo que contradice una de las razones de ser seculares de la civilizaci¨®n: el sentido de perdurar. ¡°Es una contradicci¨®n, pero eso es bueno¡±.
Las paradojas mueven el mundo y esta nueva energ¨ªa, consolidada en el paso del siglo XX al XXI tambi¨¦n desmiente un mantra liberal: ¡°Que los individuos tienden a aislarse, a tirar para lo suyo. No es cierto. Movimientos como los nuestros demuestran que, en tiempos de crisis, sobre todo, la sociedad busca la fuerza colectiva¡±, asegura Renders. ¡°Y ese impulso unido ahora al poder de la tecnolog¨ªa es algo muy transformador¡±.
Casi revolucionario, dir¨ªan los m¨¢s optimistas. Tambi¨¦n lo cree Ruth Mayoral, impulsora del concepto mientras tanto para el debate en un foro que concluye este s¨¢bado: ¡°Uno de nuestros objetivos es regular esa provisionalidad y darle un fruto que tenga fines sociales. En esa transici¨®n hasta que se produce el proyecto oficial generamos empleo, inventamos programaci¨®n art¨ªstica buena para los barrios. Acompa?amos los espacios mientras son transformados y luego desaparecemos. Nuestra naturaleza es n¨®mada. Lo que hacemos queda abocado a la desaparici¨®n pero de alguna manera marca a quienes participan en ello. Les puede cambiar la vida¡±.
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