La mujer de campo
La primera caseta que se le enfrenta al llegar habla de mujeres, s¨ª, pero de sexo y pornograf¨ªa
La mujer de campo visita la feria por primera vez. Tienes que ir, le han dicho en el club de lectura del pueblo, t¨² que eres tan de libros. Se anima. Quiere hacerlo sola. Primero el tren y ahora el metro: ?Por qu¨¦ tarda tanto el dichoso metro hasta el parque del Retiro? Apenas lleva unas horas en Madrid y ya la ansiedad urbana le hace mella. Aprieta la cartera de cuero sobado dentro del bolsillo. Atraviesa el parque de ma?ana entre columnatas, fuentes, cenadores y p¨¦rgolas, patos y estatuas ecuestres. Pues vaya cabeza que tiene ese caballo, critica para sus adentros. Dos muchachas est¨¢n haciendo yoga, como ella en el gimnasio del pueblo, pero en el c¨¦sped y al aire libre. Vuelve a pensar en ese Paseo de Coches donde se asienta la feria y se imagina mujeres con polis¨®n y sombrillas transitando entre l¨¢tigos y bostas de caballos. Pero la primera caseta que se le enfrenta al llegar habla de mujeres, s¨ª, pero de sexo y pornograf¨ªa. Anda, piensa ahora, esto parece los a?os setenta, hay que ver. Pasea la vista con alg¨²n pudor: Porno para mujeres, de Erika Lust. Porno feminista, dice otro, y no le acaban de cuadrar esas dos palabras juntas. Teor¨ªa de los cuerpos agujereados¡
Hay tantos libros en la feria que es m¨¢s f¨¢cil perderse entre ellos que en la sierra. Pero la mujer ha tenido tiempo de aburrirse mirando en Internet y ha hablado con su asesora del club de lectura: bookshopper, la llama su nieta, ella sabr¨¢. Y no piensa perderse ni una caseta, a saber cu¨¢ndo volver¨¢, pero se detiene donde dice su lista de la compra: en la de Ruman¨ªa, porque es el pa¨ªs se?alado este a?o, y all¨ª compra dos libros de Herta M¨¹ller editados por Siruela, El hombre es un gran fais¨¢n en el mundo, le gusta ese t¨ªtulo, y Todo lo que tengo lo llevo conmigo, que suena evocador. Sus primeros 50 euros se quedan tambale¨¢ndose.
El Retiro huele distinto esta ma?ana, inspira. Nada que ver con aquellos antiguos paseos al sol de invierno entre t¨ªteres. Hace otra escala para comprar Fun Home, o como se diga, de Alison Bechdel, que est¨¢ escrito como un tebeo. Ahora est¨¢n de moda, dicen. A la bolsa. Y entre las casetas que siguen a su paso le llama la atenci¨®n un paisaje de barcos con volc¨¢n al fondo y saca la cartera de cuero otra vez: El vientre de N¨¢poles, de Matilde Serao, en Gallo Nero y despu¨¦s No, mam¨¢, no, de Verity Bargate, de la editorial Alba. Mira que son curiosos los nombres de la editoriales, si parecen grupos musicales de la ¨¦poca de los guateques. Pens¨¢ndolo bien, hasta el Retiro le ha acompa?ado el olor a marihuana que hab¨ªa en el t¨²nel de salida del metro, como en la puerta del bar los s¨¢bados. Inspira.
Estos no los tiene apuntados, pero le han llamado la atenci¨®n, para algo est¨¢n los t¨ªtulos, y esos dibujos tan vistosos: La vida en el campo y Cuaderno de naturaleza, de Errata Nature (otro nombrecito). Y al lado Le?ador, La frontera salvaje, Lobo negro. Demasiado campo tiene ella ya, se dice la mujer de campo. Pero no puede evitarlo y va acabando con el dinero que tra¨ªa. Un a?o es un a?o, m¨¢s se gast¨® en aquella comuni¨®n, qu¨¦ boba.
Cuando acaba las casetas vuelve a cruzar el parque cargada de bolsas y se sienta en un banco, exhausta en cuerpo y alma. Mira al suelo y se agacha a recoger unas semillas extra?as. Se las echa al bolsillo y tira para el tren siguiendo el olor de la marihuana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.