El autor de los milagros
Dos nuevas obras de Cees Nooteboom desvelan a un l¨²cido cronista, tan capaz de contagiar la singularidad de su mirada como siempre

Sin caer en la blasfemia, es posible declarar que una de las maneras de entender la secreta alquimia de la creaci¨®n literaria sea considerarla una suerte de transubstanciaci¨®n. Con tal acto de fe, podemos aceptar que las circunstancias f¨ªsicas y espirituales del autor se convierten literalmente en el texto que tenemos entre manos. En ciertos casos (Proust por ejemplo) el milagro es m¨¢s evidente; en otros (Homero) menos. En todos, s¨®lo el lector es capaz de declarar ante un libro si efectivamente esto es eucarist¨ªa.
Los dos libros del escritor holand¨¦s Cees Nooteboom recientemente aparecidos son convincentes ejemplos de este procedimiento milagroso. 533 d¨ªas, vertido claramente al castellano por Isabel-Clara Lorda Vidal, es una cr¨®nica autobiogr¨¢fica (la forma literaria m¨¢s reconocida de la transubstanciaci¨®n) en la que nos cuenta un a?o y medio de meditaciones, lecturas, descubrimientos y coincidencias que tuvieron lugar en su casa de Menorca, donde pasa la mitad de su tiempo en compa?¨ªa de su esposa, Simone Sassen, cuyas fotograf¨ªas ilustran el libro.
El hombre que se traduce en estas p¨¢ginas es un Nooteboom distinto del confiado cronista aventurero de sus primeros libros. Este Nooteboom es m¨¢s reservado, m¨¢s ir¨®nico, m¨¢s desilusionado, m¨¢s l¨²cido. El mar y el paisaje que crea en torno siguen atray¨¦ndole como lo atrajeron antes en ?frica o Noruega, pero la descripci¨®n vivida se contamina de esc¨¦ptica nostalgia y de una inteligencia precavida. Recordando algunos de sus encuentros literarios en la d¨¦cada del sesenta, confiesa que entonces se ¡°sent¨ªa en el limbo, como uno de esos ni?os inocentes que a¨²n no ha cometido ning¨²n pecado y que est¨¢ esperando el cielo, que tal vez sea un infierno¡±. No dudamos que Nooteboom joven lo sinti¨® as¨ª, pero el reconocimiento de que ese cielo esperado ¡°tal vez sea un infierno¡± lo declara el Nooteboom que est¨¢ por cumplir los 85 a?os, 15 m¨¢s de los que sagazmente nos prescribe el autor de los Salmos, y que sabe que todo para¨ªso se define como perdido.
El Nooteboom de hoy reconoce sincronizaciones en sus lecturas, pasajes en los libros que cuentan lo que acaba de vivir y viceversa: esos reflejos le parecen admirables pero no explicativos. Quiere desenmascarar las nostalgias absurdas y, consciente de la muerte ya no muy distante, se pregunta: ¡°?En qu¨¦ a?o de mi infinita ausencia caminar¨¢ alguien por Marte?¡±. Rodeado de castellano y mallorqu¨ªn reconoce (esto no lo notar¨ªa un escritor m¨¢s joven) que ¡°quien oye de continuo otro idioma a su alrededor tiene a veces la tendencia a sumergirse profundamente en su propia lengua, m¨¢s o menos como un submarinista¡±. Observa los cactus de su huerta y las estrellas del cielo de las Baleares, y compara la estructura de los primeros con la arquitectura de una sonata, y las segundas a las historias que tejemos para justificar nuestra mirada. ¡°Para quien vive de la escritura,¡± dice, ¡°la fantas¨ªa no suele estar nunca lejos¡±.
Todo lector de Nooteboom reconoce en su obra eso que llamamos ¡°lo po¨¦tico¡±, donde el autor concede a las palabras un dominio m¨¢s vasto que el que les atribuye el diccionario. No sorprende entonces ver algunos de sus textos recogidos en la excelente colecci¨®n Visor de Poes¨ªa. Bajo el t¨ªtulo Ojo de Monje, Fernando Garc¨ªa de la Banda ha traducido al castellano 33 poemas o, como dice De la Banda en su nota introductoria, ¡°un ¨²nico poema o 33 variaciones sobre un mismo tema¡±. Las versiones son felic¨ªsimas; el lector no siente nunca que detr¨¢s de ellas acecha un original. Acertijos como los de la antigua poes¨ªa anglosajona, ecos de Virgilio y de Dante, el paisaje de su querida isla se entrelazan en este admirable libro poblado de ¡°im¨¢genes, quimeras, fantas¨ªas¡± (como las llama Nooteboom en su breve ep¨ªlogo).
A lo largo de toda su extraordinaria obra, Nooteboom ha logrado efectuar literariamente un milagroso acto eucar¨ªstico. Sus muchos libros (que los libreros y editores dividen burocr¨¢ticamente en ensayos, cr¨®nicas de viajes, ficci¨®n y poes¨ªa) recomponen a trav¨¦s de las palabras la figura de este misterioso creador. Quien los lee, recorre de su mano lugares tanto evidentes como ocultos del mapa, inspecciona con ojos nuevos pinturas, edificios y fotograf¨ªas, oye contar cuentos de hadas in¨¦ditos e historias fant¨¢sticas que parecen inacabadas y no lo son, escucha las conversaciones del autor con antiguos dioses y con personajes de carne y hueso del mundo actual. Si aceptamos la definici¨®n que dio Italo Calvino de un cl¨¢sico como un libro ¡°que no ha acabado de decir lo que ten¨ªa que decir¡±, entonces la obra entera de Cees Nooteboom es un cl¨¢sico de lectura imprescindible: profundo, conmovedor e imperecedero.
533 d¨ªas. Cees Nooteboom. Traducci¨®n de Isabel-Clara Lorda Vidal. Siruela, 2018. 216 p¨¢ginas. 18,96 euros.
Ojo de Monje. Cees Nooteboom. Traducci¨®n de Fernando Garc¨ªa de la Banda. Visor, 2018. 85 p¨¢ginas. 11,40 euros
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