M¨¢s all¨¢ de la cultura del postureo
El nombramiento de M¨¤xim Huerta como ministro abre el debate de si la cultura es ahora entendida como un simple espacio medi¨¢tico
Vivimos d¨ªas acelerados, de cierto v¨¦rtigo en el ritmo de los acontecimientos, viendo como apenas da tiempo para interpretar una realidad cambiante, repleta de aristas que nos afectan en lo pol¨ªtico, en lo social e incluso en lo emocional, y quiz¨¢ por eso ¨Co especialmente por eso- conviene acudir a los sabios. Dec¨ªa Emilio Lled¨® ¨Cuno de nuestros fil¨®sofos m¨¢s valiosos- que la cultura tiene que ser sobre todo el territorio m¨¢s f¨¦rtil para ¡°crear la capacidad de pensar¡±.
En estos d¨ªas apresurados en Espa?a, no se puede afirmar que pensar est¨¦ entre nuestras prioridades. No s¨®lo por todo lo derivado del estr¨¦s pol¨ªtico y medi¨¢tico, sino por algo m¨¢s preocupante: la falta de atenci¨®n moral y ¨¦tica por ese territorio del que hablaba Lled¨®. Conviene recordarlo: vivimos en un pa¨ªs que hasta hace apenas dos d¨ªas ni siquiera ten¨ªa un Ministerio de Cultura. La osad¨ªa sucedi¨® bajo el anterior Gobierno del Partido Popular, finiquitado por una moci¨®n de censura y desacreditado por la dura condena de la Audiencia Nacional ante la trama de corrupci¨®n pol¨ªtica m¨¢s extensa y profunda de la historia democr¨¢tica espa?ola que ha sido la red ilegal de G¨¹rtel. El mismo partido pol¨ªtico que ignoraba la cultura -esa ¡°suma de artes y pensamientos que permite al hombre ser menos esclavizado¡±, tal y como dec¨ªa el escritor Andr¨¦ Malraux- agitaba todas sus banderas o se movilizaba por Marta S¨¢nchez y su letra para el himno espa?ol. En un movimiento electoralista, Albert Rivera y Ciudadanos se sumaban a¨²n con m¨¢s orgullo a ese lamentable carro patriotero. Como dice nuestro sabio refranero, la ignorancia es atrevida. Entre tanto, la cultura, a la que durante a?os se le aplic¨® un IVA asfixiante, se perd¨ªa por los desag¨¹es pol¨ªticos.
Afortunadamente, el nuevo Gobierno del PSOE ha vuelto a instaurar el Ministerio de Cultura. No hacerlo hubiese sido ya el ocaso. En una decisi¨®n no falta de sorpresa y pol¨¦mica, el presidente Pedro S¨¢nchez ha puesto al frente al periodista y escritor M¨¤xim Huerta, famoso por formar parte del magac¨ªn televisivo El programa de Ana Rosa. No tardaron en llover las cr¨ªticas en las redes sociales, esa ¨¢gora digital donde todo el mundo tiene una opini¨®n de todo. Pero, para ser justos, hay que esperar a ver c¨®mo se desenvuelve en el cargo. Merece toda la confianza, por cuestionable que sea su elecci¨®n.
Sin embargo, conviene tambi¨¦n reflexionar sobre esta elecci¨®n. Al menos, no est¨¢ de m¨¢s analizarla en relaci¨®n al PSOE, un partido que hist¨®ricamente ha mostrado un inter¨¦s mayor en la cultura que el PP, que antes apost¨® por perfiles grises para el cargo como I?igo M¨¦ndez de Vigo y Jos¨¦ Ignacio Wert y mucho antes, en la ¨¦poca de Aznar, lleg¨® a elevar a dos pol¨ªticos que presum¨ªan de su ignorancia, sin sonrojo y con alevos¨ªa, como Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy.
La llegada de M¨¤xim Huerta refleja la consideraci¨®n socialista sobre la cultura actualmente, donde la imagen juega un papel fundamental. Con Felipe Gonz¨¢lez se nombr¨® ministro a Jorge Sempr¨²n, escritor, guionista cinematogr¨¢fico y, sobre todo, como le defini¨® Juan Goytisolo, ¡°un gran intelectual europeo¡±. Sempr¨²n era memoria del siglo XX, testigo sereno de los horrores y las grandezas de un tiempo y un hombre de una visi¨®n cultural sublime. De ah¨ª, nada ha sido igual. Se pas¨® a otros nombres menos relevantes cuando se busc¨® por encima de todo en la l¨ªnea socialista la gesti¨®n. Zapatero otorg¨® la confianza de esta cartera a Carmen Calvo, C¨¦sar Antonio Molina y ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde. Entonces, el mensaje que se dio fue que saber tramitar asuntos complicados era primordial. Y algo m¨¢s importante: la cultura era ya entendida como un negocio. El mayor negocio estaba en el cine y Gonz¨¢lez Sinde era la presidenta de la Academia del Cine. Su famosa Ley de Propiedad Intelectual fue acusada, entre otras cosas, de ser m¨¢s un instrumento recaudatorio que regulador.
Con un entorno digital menos revuelto -aunque la pirater¨ªa sigue presente- y tras el legado del PP, la elecci¨®n del televisivo M¨¤xim Huerta podr¨ªa ser positiva, pero tambi¨¦n nos dice algo. La cultura es ahora entendida como un espacio medi¨¢tico. Cultura entendida como un gran escaparate de entretenimiento, al que no le falta su dosis de postureo en estos tiempos de selfies y likes. Como el hilo musical que suena en ascensores, centros comerciales y todo tipo de fiestas, es como si con la cultura se aspirase a dar color a la vida antes que a ense?ar escuchar, antes que a saber interpretar. Se echa de menos esa ¡°meta¡± de dudar y hacerse preguntas de la que hablaba el profesor Fernando Robles, interpretado por Federico Luppi, a sus alumnos en la maravillosa Lugares comunes de Adolfo Aristarain cuando dec¨ªa: ¡°Las mejores preguntas son las que se vienen repitiendo desde los fil¨®sofos griegos. Muchas son ya lugares comunes, pero no pierden vigencia (qu¨¦, c¨®mo, d¨®nde cu¨¢ndo, por qu¨¦)¡±. En la pel¨ªcula, Luppi lo terminaba por definir como ¡°el dolor de la lucidez¡±, al que tanto recurri¨® Sempr¨²n.
En este modo actual de concebir la cultura, bajo el imperio del exhibicionismo personal, parece que a veces cuenta m¨¢s fotografiarse en lugares de invitaci¨®n a la cultura (ferias, conferencias, exposiciones, conciertos¡) o presumir de lo que se ha le¨ªdo, escuchado o visto que saber qu¨¦ nos quiere decir todo lo que leemos, escuchamos o vemos. Comentaba Emilio Lled¨® que vivimos en una ¨¦poca digital y es importante, pero ¡°puede haber una patolog¨ªa en todo esto¡±. Y, por eso, dec¨ªa que la cultura ¡°necesita otro tipo de tiempo distinto de los fogonazos de los m¨®viles y de las im¨¢genes¡±. Necesita un compromiso y un di¨¢logo continuo, un intercambio de saberes, una capacidad cr¨ªtica e incluso una confrontaci¨®n de pensamientos. Estar¨ªa bien tenerlo como premisa en este pa¨ªs donde el territorio de la cultura es mucho menos f¨¦rtil de lo deseable. Ojal¨¢ el nuevo ministro y el nuevo Gobierno sean capaces de saberlo m¨¢s all¨¢ de cualquier postureo y movimiento para la galer¨ªa.
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