El Museo del Prado cambia la suerte de Lorenzo Lotto
La pinacoteca presenta una exposici¨®n innovadora dedicada a la faceta como retratista del olvidado pintor, a quien sit¨²a a la altura de grandes genios del ¡®Cinquecento¡¯
Lorenzo Lotto, el visionario del retrato psicol¨®gico. Lorenzo Lotto, el errante. Lotto, el tipo de escasa fortuna, el genio ensombrecido por otros genios del Renacimiento veneciano. Lotto, el olvidado que durante siglos habit¨® el purgatorio de la reputaci¨®n. Lotto, el artista que dio voz a los seres marginales, a los perdedores de la historia. Todos esos lottos aguardan a ser descubiertos por el p¨²blico del Museo del Prado, que ya estaba familiarizado con su condici¨®n de revolucionario del retrato matrimonial, gracias a una obra fechada en 1523 en la que una joven pareja, Micer Marsilio Cassotti y su esposa Faustina, posan mientras ¨¦l le coloca a ella el anillo. Detr¨¢s se ve a un maligno Cupido que mira al contrayente con sorna y unce a ambos con un yugo como a un par de mulas.
Ese cuadro ¡ªuno de los dos ¨²nicos atesorados por la pinacoteca del artista veneciano (del que solo hay un ejemplo m¨¢s en Espa?a en la colecci¨®n Thyssen)¡ª convivir¨¢ con otra treintena de retratos en la primera retrospectiva sobre el tema dedicada al maestro del Cinquencento italiano. La muestra, coproducida con la National Gallery de Londres y patrocinada por el BBVA, se podr¨¢ ver desde el martes hasta el 30 de septiembre.
Miguel Falomir exhibi¨® ayer, durante la presentaci¨®n a la prensa, su doble personalidad: ejerci¨® de director del Prado y comisario de la exposici¨®n junto a Enrico Dal Pozzolo, historiador de la Universidad de Verona. Juntos han trabajado en este proyecto durante 11 a?os, cuando se conocieron en Madrid por una muestra del retrato del Renacimiento.
Para Falomir, Lotto (Venecia, 1480-Loreto, 1557) es el gran maestro del g¨¦nero, as¨ª como el m¨¢s innovador. En la comparaci¨®n con el Tiziano, con el que se midi¨® a menudo, el director, encuentra una buena explicaci¨®n a la importancia de Lotto: ¡°si se hiciese una muestra de retratos de Tiziano, saldr¨ªan m¨¢s obras maestras, pero ser¨ªa una exposici¨®n m¨¢s aburrida¡±. ¡°Tiziano fue un pintor de c¨¢mara y no pod¨ªa salirse del guion marcado por la monarqu¨ªa que le empleaba. En vida se le celebr¨® como el m¨¢s importante de Europa. En cambio, Lotto se invent¨® un lenguaje personal¨ªsimo y fue tan libre que pese a ser famoso con solo 25 a?os y tener una amplia clientela entre la burgues¨ªa, termin¨® arruinado y olvidado¡±.
En vida tampoco es que le fueran mucho mejor las cosas. Un mapa de Italia traza el vagar del pintor al principio de la exposici¨®n, que cuenta con sorprendente montaje realizado por Jes¨²s Moreno. La carrera de Lotto se despleg¨® a lo largo de medio siglo durante el que trabaj¨® entre su Venecia natal, Treviso, B¨¦rgamo, Roma y Las Marcas.
Y despu¨¦s de las coordenadas, viene la sucesi¨®n de sorpresas pict¨®ricas, mezcladas con dibujos y algunos de los objetos (ballestas, collares o camisas) similares a los que Lotto empleaba en sus composiciones para subrayar la psicolog¨ªa de los personajes. As¨ª, el magistral retrato de Andrea Odoni, llegado de la colecci¨®n de la reina de Inglaterra, se acompa?a de bustos y m¨¢rmoles romanos.
La portada de un libro
Cada personaje de Lotto ¡°narra escenas sociales de la primera mitad del siglo XVI¡±, explica Falomir. Ante el Retrato al ¨®leo de hombre con l¨¢mpara (hacia 1508), el experto se?ala el revolucionario cambio que el pintor oper¨® en los fondos de sus composiciones. Un lienzo en blanco tras el que se vislumbra una l¨¢mpara le sirvi¨® en este caso como una alegor¨ªa del conocimiento.
Falomir responde a la pregunta de ?por qu¨¦ dedicar una exposici¨®n a Lorenzo Lotto? ¡°Porque no se le conoce suficientemente en Espa?a. Lo ¨²nico que suena es el retrato del joven cheposo utilizado para la portada de Bomarzo de M¨²jica La¨ªnez que public¨® Seix Barral. Poco m¨¢s. En Espa?a hay poco obra suya. Es un artista sobresaliente al que todo le cost¨® mucho porque impuso su criterio art¨ªstico frente a lo que se supone que hab¨ªa que hacer para triunfar y hasta los pintores le dieron la espalda. Hubo que esperar hasta 1895, cuando el historiador Bernard Berenson public¨® una monograf¨ªa sobre Lotto en la que le defin¨ªa como el primer pintor de los estados de ¨¢nimo, por tanto, el primer retratista de la modernidad¡±.
Otra peculiaridad de Lotto es el uso de alegor¨ªas para completar la personalidad de sus retratados. Recuerda Falomir que en el Renacimiento era habitual que el cuadro fuera acompa?ado de una cubierta en el que se pintaban motivos vinculados a la persona que hab¨ªa encargado el retrato. La mayor parte de esas cubiertas han desaparecido, pero en la exposici¨®n se ha podido incluir el retrato del obispo Bernardo de Rossi (1505), que aparece con el rostro cubierto de acn¨¦, junto a su correspondiente cubierta en la que el mar representa la sensualidad humana trastornada por las pasiones, pero se ve una orilla a la que al llegar espera la salvaci¨®n eterna. ¡°Tenemos siempre un rostro, su dimensi¨®n social y a veces el entorno, algo ins¨®lito hasta entonces¡±, a?ade el director.
Una de las piezas m¨¢s significativas del af¨¢n investigador de Lotto es Retrato triple de orfebre (?Bartolomeo Carpan?), realizado hacia 1525 en el que muestra al joyero de frente flanqueado por dos perfiles diferentes, algo que los expertos consideran que pudo ser un ensayo m¨¢s all¨¢ de los dibujos preparatorios incluidos en la muestra o una revolucionaria aproximaci¨®n a la escultura.
El artista y su met¨¢fora en un sello
No se conserva ninguna obra considerada como un autorretrato de Lorenzo Lotto. Puede que sea ¨¦l un joven muy moreno vestido de rojo y coronado con laurel que aparece en la parte inferior del ¨®leo en el que se representa a San Antonio de Florencia repartiendo limosnas (1540-1542).
Su ¨²nico autorretrato seguro tiene m¨¢s de espiritual que de tangible y con ¨¦l concluye la exposici¨®n. Se trata del sello con el que cerr¨® su testamento en 1531 en el que muestra una grulla levantando el vuelo con un yugo en sus garras y en el pico el caduceo de Mercurio, s¨ªmbolo de la oposici¨®n entre la vida activa y la contemplativa, de la meditaci¨®n espiritual como veh¨ªculo para trascender las cosas mundanas.
Esa era su aspiraci¨®n vital cuando estaba ahogado por la melancol¨ªa y se sent¨ªa ¡°solo, sin fiel gobierno y muy inquieto de mente¡±.
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