Los pecados de los padres
El fallecimiento de una matriarca con trastienda activa la pesadilla en este trabajo que limpia al g¨¦nero de todo lugar com¨²n

HEREDITARY
Direcci¨®n: Ari Aster.
Int¨¦rpretes: Toni Collette, Gabriel Byrne, Alex Wolff, Milly Shapiro.
G¨¦nero: terror. Estados Unidos, 2018.
Duraci¨®n: 127 minutos.
Con lentitud ceremonial, la c¨¢mara se desplaza de una caba?a en un ¨¢rbol a una imponente mansi¨®n, cuya arquitectura racionalista parece camuflar un alma de mausoleo o caser¨®n g¨®tico. En el interior de la casa, una maqueta en miniatura propone una diab¨®lica mise en abyme, que se corona cuando el objetivo se acerca a una de las habitaciones a escala para mostrar al padre de familia entrando para despertar a su hijo. El deslumbrante arranque de Hereditary, opera prima de Ari Aster, parece obsesivamente dise?ado para que el espectador no confunda este trabajo con una pel¨ªcula de terror al uso. De hecho, ese pr¨®logo podr¨ªa sugerir tanto una reescritura de El hundimiento de la casa Usher dibujada por Chris Ware como la adaptaci¨®n de un hipot¨¦tico manuscrito perdido en el que David Foster Wallace intentase infectar de trampantojo posmoderno los espacios de El resplandor de Stephen King. Al mismo tiempo, la secuencia establece las claves estil¨ªsticas de una pel¨ªcula donde encuadres y juegos de escala se pondr¨¢n sabiamente al servicio de la desorientaci¨®n del espectador. Y, por supuesto, no hay buen juego formal que no sirva al fondo: las empeque?ecidas figuras humanas en el espacio se desvelar¨¢n, a medida que avance el relato, como perfecta obertura y s¨ªntesis po¨¦tica para una historia sobre una familia que vive atrapada en algo que la sobrepasa, la precede y la contiene, como una herencia ancestral.
El fallecimiento de una matriarca con trastienda activa la pesadilla en este trabajo que limpia al g¨¦nero de todo lugar com¨²n para explotar situaciones de alto potencial angustioso: ?acaso no supera cualquier rutinario susto de posproducci¨®n la sostenida angustia de un joven que, tras consumir marihuana en una fiesta, tiene que conducir por una carretera oscura mientras su hermana menor sufre un ataque de asma en el asiento trasero? La heterodoxa narrativa con la que se resuelve una secuencia clave, culminada con el desgarrado llanto de una Toni Collette en la que a ratos parece rugir el fuego del infierno, representa la inventiva constante con la que se va desgranando este relato sostenido sobre los cimientos de la verdadera perturbaci¨®n.
Si el cine de terror est¨¢ viviendo una nueva edad de oro, la primera pel¨ªcula de Ari Aster parec¨ªa predestinada a ser su catedral. Solo el modo en que, al final, se recurre a la palabra para cerrar el relato compromete la cualidad enigm¨¢tica de su imponente construcci¨®n.
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