El ej¨¦rcito femenino
Los apuntes sociales, sobre el clasismo principalmente, no son suficientes para que su esquel¨¦tico guion sostenga el parsimonioso peso del tiempo
LAS GUARDIANAS
Direcci¨®n: Xavier Beauvois.
Int¨¦rpretes: Nathalie Baye, Iris Bry, Laura Smet, Olivier Rabourdin.
G¨¦nero: drama. Francia, 2018.
Duraci¨®n: 134 minutos.
La verdadera retaguardia de las guerras la han formado siempre las mujeres. Alejadas del enemigo y de la batalla, son imprescindibles para el m¨¢s all¨¢, para ese d¨ªa en que las balas dejen de sonar, los hombres regresen, y las cosas, en el m¨¢s amplio sentido de la palabra, sigan como estaban. Sostenes econ¨®micos, sociales, ¨¦ticos, mentales, sentimentales. Un extremo no demasiado tratado por el cine, sobre todo en comparaci¨®n con la cruenta lucha, pero que s¨ª ha dado, desde los m¨¢s diversos ¨¢mbitos ideol¨®gicos, propagand¨ªsticos e hist¨®ricos, pel¨ªculas tan formidables como La se?ora Miniver (William Wyler, 1942), pel¨ªcula estadounidense ambientada en Inglaterra durante la II Guerra Mundial, y La m¨¢s bella (Akira Kurosawa, 1944), producci¨®n japonesa de la misma ¨¦poca, y del enemigo.
Una vertiente a la que se acerca de un modo retrospectivo el siempre interesante director franc¨¦s Xavier Beauvois con Las guardianas, magn¨ªfico t¨ªtulo, desarrollado en un peque?o pueblo de la Francia rural durante la I Guerra Mundial. Una obra con la que Beauvois regresa a su poderoso estilo de cine contemplativo, labrado a fuego lento, como en la excelente De dioses y hombres (2010), quiz¨¢ pensando que la calma f¨ªsica, el nervio mental y la labranza espiritual y laboral del d¨ªa y a d¨ªa de los monjes de un monasterio se asemeja al estado de las mujeres solas durante una contienda.
Sin embargo, a pesar de la preciosa luz de los amaneceres y los crep¨²sculos, del fuego interior de una chimenea y exterior del sol apretando sobre las trabajadoras del campo, bellas im¨¢genes que nunca caen en el esteticismo, la pel¨ªcula se hace m¨¢s morosa que sosegada. Y los apuntes sociales, sobre el clasismo principalmente, pero tambi¨¦n sobre el romanticismo, no son suficientes para que su esquel¨¦tico guion sostenga el parsimonioso peso del tiempo, o ese innecesario viraje en el punto de vista, puntual, de apenas unos minutos, hacia la batalla de los hombres. Como si necesitara recalcar lo cruento de la lidia con la muerte, cuando fuera de campo y del relato, con la exclusividad de las mujeres, resultaba mucho m¨¢s eficaz.
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