El espect¨¢culo m¨¢s longevo del mundo
Vuelve a Madrid el ¡®Arlecchino¡¯ del Piccolo Teatro de Mil¨¢n, el m¨ªtico montaje de la obra de Goldoni dirigido por Giorgio Strehler en 1947
No es f¨¢cil explicar con palabras un fen¨®meno teatral como este. Valgan estos datos como pista: se estren¨® en 1947, lleva cerca de 3.000 funciones, dos millones de espectadores, giras por m¨¢s de 40 pa¨ªses y un mismo actor, Ferrucio Soleri, ha encarnado el papel protagonista durante 58 a?os, desde 1960 hasta que se jubil¨® el mes pasado, un r¨¦cord recogido en el libro Guinness. Pero reducir a un pu?ado de cifras este montaje es degradarlo. Intent¨¦moslo con palabras: todo el que ha tenido la suerte de verlo lo recuerda como una de las experiencias m¨¢s placenteras vividas en un patio de butacas. Esto se disfruta como una fiesta, un jolgorio, una celebraci¨®n de teatro popular y, a la vez, un exquisito bomb¨®n de alta cultura.
Hablamos del Arlecchino, servitore di due padroni, el m¨ªtico montaje que el fallecido director Giorgio Strehler present¨® en 1947 como parte de la temporada inaugural del Piccolo Teatro de Mil¨¢n, una de las m¨¢s importantes instituciones culturales europeas, fundada por el propio Strehler y su colega Paolo Grassi. Desde entonces el espect¨¢culo se ha representado sin cesar, con ligeras variaciones, tanto en la sede del Piccolo en Mil¨¢n como en sucesivas giras mundiales. Esto lo convierte en el espect¨¢culo m¨¢s longevo del mundo, aunque no el que acumula un mayor n¨²mero de funciones, pues se ha programado de forma intermitente, mientras que otros como La ratonera de Londres (1952) y La cantante calva de Par¨ªs (1957) llevan en cartel de manera ininterrumpida desde su estreno.
En Espa?a se vio por primera vez en 1967, una segunda vez en 1984, de nuevo en 1998 y por ¨²ltimo en 2006. Pero, ?atenci¨®n!, esto no ha terminado: la compa?¨ªa acaba de aterrizar en Madrid, por invitaci¨®n de la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico, para ofrecer cinco ¨²nicas funciones desde hoy hasta el domingo.
?Qu¨¦ tiene de especial este Arlecchino para llevar tantos a?os vivo? ?Por qu¨¦ no envejece? La respuesta, sin duda, no est¨¢ en su sencillo argumento, con los enredos habituales de las comedias cl¨¢sicas y personajes arquet¨ªpicos: Arlecchino es un buf¨®n sin recursos que para sobrevivir se emplea como criado de dos patrones, lo que desata una sucesi¨®n de enga?os y equ¨ªvocos muy divertidos. La soluci¨®n se encuentra, m¨¢s bien, en la puesta en escena: cuando uno ve esta funci¨®n tiene la sensaci¨®n de que todo es una juerga improvisada, de que lo que ocurre en escena ocurre por primera vez, los personajes rompen decenas de veces la cuarta pared, Arlecchino incluso baja a hablar con los espectadores, llama su atenci¨®n sobre determinadas escenas, hay acrobacias, maravillosas coreograf¨ªas de gestos, juegos de palabras, los platos vuelan sin romperse... ?y apenas hay decorado, basta un simple tablado con telones pintados!
Esto no es otra cosa que una actualizaci¨®n de la comedia del arte, g¨¦nero en el que se inscribe esta pieza escrita por Goldoni en el siglo XVIII, rescatado por Strehler como poderosa herramienta para poner en pr¨¢ctica su manifiesto art¨ªstico: hacer un teatro popular pero a la vez cr¨ªtico, en la l¨ªnea del teatro ¨¦pico de Brecht admirado por los intelectuales de posguerra. Esa mezcla ideal la encontr¨® Strehler en las compa?¨ªas italianas que viajaban de pueblo en pueblo durante el Renacimiento con un tablado y prototipos de argumentos que cambiaban sobre la marcha seg¨²n el p¨²blico. Digamos que ten¨ªan un esqueleto y sobre eso improvisaban con un arte (o t¨¦cnica) que no era para nada improvisado.
A esto hab¨ªa que a?adir los apartes t¨ªpicos de las comedias cl¨¢sicas, que Strehler transform¨® en un recurso de distanciamiento brechtiano: al romperse continuamente la cuarta pared con alusiones directas al p¨²blico, se le obliga a salirse de la acci¨®n y observar lo que ocurre en escena con una mirada cr¨ªtica. He aqu¨ª la magia del Arlecchino del Piccolo: sus protagonistas, con sus m¨¢scaras arquet¨ªpicas, son a la vez estereotipos y personajes vivos, vibrantes, llenos de verdad.
Solo hay una cosa que puede apenar esta noche en Madrid a los mit¨®manos: Soleri no estar¨¢ en el escenario, sino su sucesor Enrico Bonavera. Pero no se inquieten, esto marcha como un reloj: as¨ª como Soleri tom¨® el testigo de Marcelo Moretti, el actor que estren¨® el personaje en 1947 y que muri¨® en 1961, Bonavera se hace cargo ahora de Arlecchino despu¨¦s de estar varias temporadas altern¨¢ndose con Soleri para que todo siga funcionando como lo imagin¨® el maestro Strehler. El pasado 13 de mayo, con 88 a?os y despu¨¦s de 2.283 representaciones, Soleri brind¨® en Mil¨¢n su ¨²ltimo Arlecchino. El p¨²blico se rompi¨® las manos aplaudiendo.
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