Charlize Theron: esa mujer, esa actriz
Como a la Romy Schneider adulta, como a Michelle Pfeiffer, reconocer¨ªa a esta actriz aunque saliera disfrazada de King Kong
TULLY
Direcci¨®n: Jason Reitman.
Int¨¦rpretes: Charlize Theron, Mackenzie Davis, Ron Livingston, Mark Duplass.
G¨¦nero: drama. EE UU, 2018.
Duraci¨®n: 95 minutos.
La muy c¨®mplice y duradera asociaci¨®n entre la guionista Diablo Cody y el director Jason Reitman dispone de notable prestigio entre el p¨²blico indie, entre hipsters, esp¨ªritus tan modernos como sensibles y dem¨¢s especies fatigosamente actuales. No participo de ese encantamiento. Me suele marear tanto af¨¢n de originalidad, intensidad emocional, pretensiones de vanguardia. Sin embargo, Jason Reitman tambi¨¦n se invent¨® una pel¨ªcula que adoro y revisito continuamente. Se titula Up in the Air. Es una tragicomedia admirable, protagonizada por un tipo cuyo deplorable trabajo, pagado por las humanistas empresas, consiste en asesorar y consolar a los infinitos y desolados currantes que la crisis conden¨® a la puta calle con la misi¨®n de que estos no creen demasiados problemas a sus antiguos patronos. Este hombre inteligente, pragm¨¢tico y c¨ªnico, cuyo feliz hogar lo constituyen los hoteles y los aeropuertos, las seducciones r¨¢pidas y de duraci¨®n fugaz, vivir¨¢ perplejo y sin defensas un desastre sentimental al confundir la aventura con el amor. Todo en Up in the Air desprende estado de gracia. Siempre me deja agridulce sabor de boca. Me sigue divirtiendo y conmoviendo, jam¨¢s me cansa.
Es fundamental para los futuros espectadores de Tully, ¨²ltima, extra?a y atractiva criatura de Jason Reitman, que nadie le desvele a los futuros espectadores el misterio que oculta su argumento. No lo har¨¦ ni yo, que me pongo de los nervios cada vez que escucho eso tan cursi de ¡°No me hagas un spoiler¡±. El guion bucea en lo que ocurre en la vida cotidiana, en la torturada cabeza y en el agotado organismo de una mujer que va a parir a su tercer hijo, del agobio ante responsabilidades m¨²ltiples, de la tristeza que le asalta sin necesidad de mirarse en el espejo, de la depresi¨®n posparto, de plantearse lo que fue antes su vida y el yugo que impone crear una familia, del cansancio infinito en el cuerpo y en el alma. Quiere a su bondadoso y gris¨¢ceo marido y adora sin gestos estridentes a sus cr¨ªos, aunque la discapacidad de uno de ellos aumente su angustia hasta l¨ªmites peligrosos. Y recibe una oferta de su generoso hermano para que la contrataci¨®n de una ni?era nocturna para el beb¨¦ le permita un poco de descanso. Ah¨ª empiezan a ocurrir cosas sorprendentes y venturosas, para la agotada protagonista y para el intrigado espectador.
Me gusta moderadamente Tully, pero lo que de verdad me enamora, como siempre, es la presencia de esa actriz m¨¢s que buena y preciosa mujer llamada Charlize Theron. Tuvo que ponerse como una foca y deformar su rostro en Monster para que los acad¨¦micos descubrieran que la sensual mu?eca tambi¨¦n pose¨ªa talento y le otorgaran ese rutinario Oscar que siempre conceden a actores y actrices que interpretan a gente con diversas taras. Cuentan que para dar vida a una embarazada, Charlize Theron a?adi¨® veinte kilos a su insigne cuerpo y el resto lo aport¨® el maquillaje y el vestuario.
Sin embargo, la fascinaci¨®n y la credibilidad que desprende desde que apareci¨® en una pantalla permanecen intactas. Y te cuenta muchas y profundas cosas sobre el personaje al que da vida con sus ojos, su gestualidad, sus sobrias y matizadas sensaciones, su voz y su tono. Como a la Romy Schneider adulta, como a Michelle Pfeiffer, reconocer¨ªa a Charlize Theron aunque saliera disfrazada de King Kong. Son las cosas del amor.
Babelia
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