La pesca del tibur¨®n borracho, y todo lo dem¨¢s
El escritor noruego Morten A. Stroksnes narra en ¡®El libro del mar¡¯ su aventura para atrapar un escualo monstruoso. La obra mezcla viajes, historia y ciencias naturales en una miscel¨¢nea de maravillas
Dos amigos salen a pescar un tibur¨®n en una lancha neum¨¢tica en el norte de Noruega por encima del c¨ªrculo ¨¢rtico, pero no es un tibur¨®n cualquiera. Se trata de un tibur¨®n boreal o tibur¨®n de Groenlandia (Somniosus microcephalus), una bestia casi legendaria, un monstruo que habita en las profundidades polares, del tama?o de un tibur¨®n blanco, capaz de vivir 500 a?os -es una de las especies de vertebrado m¨¢s longeva del planeta- y cuya carne, aparte de oler a orina y tener un sabor disuasorio para los paladares comunes, contiene una toxina que produce efectos embriagantes id¨¦nticos a los de una cogorza de cuidado. Se lo conoce tambi¨¦n como tibur¨®n dormido, por su lentitud.
A ese extra?o animal, en cuyo vientre se han encontrado focas, morsas, y hasta trozos de carib¨²s y osos polares (y una vez un pie humano), lo intentan atrapar durante un a?o el escritor Morten A. Stroksnes y su colega el exc¨¦ntrico artista y marino Hugo Aasjord en El libro del mar (Salamandra, en catal¨¢n en Angle), del que es autor el primero. Stroksnes narra la peripecia, una verdadera aventura con ecos de Melville y Hemingway, y al tiempo aborda muchas cosas m¨¢s: la naturaleza, el mar, la historia, la vida y las costumbres de los pescadores, las ciencias naturales, el arte, la mitolog¨ªa, los monstruos marinos, los barcos, las exploraciones, hasta el origen del universo... Y habla tambi¨¦n de amistad, y de sus propios sentimientos y emociones.
El t¨ªtulo original en noruego del libro, una obra tan inclasificable como apasionante, una miscel¨¢nea de maravillas que ha cautivado ya a millares de lectores, entre ellos a Jo Nesbo, es Havboka, el mismo que en castellano, pero para la edici¨®n en ingl¨¦s se ha escogido el m¨¢s sonoro de Shark Drunk, lo que alude tanto al extra?o tibur¨®n y su carne como a la borrachera de su caza.
La pesca del tibur¨®n por parte de Stroksnes y Aasjord se desarrolla, en ocasiones con bastante humor, en el turbulento Vestfjorden, el ¡°fiordo del Oeste¡±, una salvaje zona mar¨ªtima de gran tradici¨®n pesquera entre el pueblo de Bodo y el archipi¨¦lago de las Lofoten. Sin embargo, la cita en Noruega con Stroksnes obliga parad¨®jicamente a ir desde Oslo hacia el interior alej¨¢ndose del mar, a Lillehammer, que es donde reside actualmente el escritor. Lo hace en una amplia caba?a de madera entre ¨¢rboles que parece salida de las p¨¢ginas de Jack London o Thoreau. El jard¨ªn est¨¢ sembrado de juguetes del hijo de dos a?os de Stroksnes, August, la raz¨®n de que ¨¦l y su mujer se mudaran aqu¨ª (como hizo en su d¨ªa Sigrid Undset). El escritor hace caf¨¦ y prepara unos bocadillos de salchich¨®n de alce y nos sentamos a conversar en un banco de madera que atalaya el enorme lago Mjosa y bajo el cual crecen fresas salvajes.
Stroksnes (1965) es autor de ocho libros, en varios de los cuales el viaje ¨CCongo, la Sierra Madre mexicana, Estambul, Borneo, EE UU- tiene un papel esencial. ¡°En cierto sentido soy un escritor de viajes, en todos mis libros los hay, aunque en realidad el lugar en que transcurre El libro del mar, el Vestfjorden, es de los pocos en que me siento en casa. Crec¨ª ah¨ª, y los sitios en los que vives de ni?o te marcan. No volv¨ª en veinte a?os y entonces fue una revelaci¨®n. De alguna manera reedifiqu¨¦ mi identidad¡±. El libro es tambi¨¦n nature writing, ese g¨¦nero tan de molda. ¡°No tenemos el concepto en noruego, posiblemente porque aqu¨ª, como ves¡±, dice abarcando con un gesto el paisaje, ¡°estamos siempre en medio de la naturaleza, y todo lo que escribes es esencialmente nature writing". La combinaci¨®n de no ficci¨®n, historia, literatura, geograf¨ªa y autobiograf¨ªa recuerda a W. G. Sebald. ¡°Ser¨ªa un honor, aunque no estoy seguro de que ¨¦l fuera el primero en esa mixtura de g¨¦neros, me parece una f¨®rmula arquet¨ªpica desde la leyenda de Gilgamesh¡±.
Obviamente, la pesca del tibur¨®n y la obsesiva y peligrosa persecuci¨®n de la criatura marina remiten a Hemingway y a Melville. ¡°En la superficie puede parecerse a El viejo y el mar, y la mezcla enciclop¨¦dica est¨¢ tambi¨¦n en Moby Dick, con todos los cap¨ªtulos sobre las ballenas y la pesca. Pero, claro, nuestra lancha de caucho no era el Pequod, aunque s¨ª naveg¨¢bamos tambi¨¦n, ciertamente, hacia la aventura¡±. El mar, de Jules Michelet, es otra referencia.
La presencia del amigo es decisiva en El libro del mar. ¡°S¨ª, Hugo es mi Ahab y mi Don Quijote, y mi Virgilio en el mar¡±. El escritor, que no tiene buena relaci¨®n con su padre, puntualiza que la amistad con Aasjord no es un sustitutivo. ¡°En el mar es el patr¨®n, pero en tierra estamos en igualdad¡±. ?Y qu¨¦ tal anda el colega? ¡°Est¨¢ bien, ha tenido una vida dura, y una operaci¨®n de est¨®mago que fue mal, y problemas cardiacos, pero tiene mucha energ¨ªa¡±. ?Le gust¨® el libro? ¡°Lo ley¨® antes de que se publicara y lo mejor¨® con sus observaciones y consejos¡±. Hugo estuvo en Barcelona y sorprendentemente se pase¨® sobre ella en globo.
¡°Lo voy presentando deliberadamente poco a poco, desde diferentes ¨¢ngulos: la leyenda, la ciencia, mi propia visi¨®n, incluso en un momento trato de ofrecer la suya, la del mismo tibur¨®n..."
Stroksnes se?ala que algunos de los grandiosos parajes del libro se han hecho famosos a ra¨ªz de la publicaci¨®n y han devenido lugares de turismo literario. Reflexiona que es dif¨ªcil escribir de manera evocadora sobre la naturaleza sin caer en el clich¨¦ y que para El libro del mar fue decisivo decidir que en el centro iba a estar el tibur¨®n boreal, misterioso, inasible: el monstruo. ¡°Lo voy presentando deliberadamente poco a poco, desde diferentes ¨¢ngulos: la leyenda, la ciencia, mi propia visi¨®n, incluso en un momento trato de ofrecer la suya...¡±. En noruego, el tibur¨®n boreal, ese troll de las profundidades, se denomina hakjerring, que significa ¡°tibur¨®n mujer¡±, cosa que se explica, anota el autor, porque otra especie es el ¡°tibur¨®n hombre¡±. En ¨²ltima instancia atraparlo o no, no es lo importante. ¡°En realidad si lo hubi¨¦semos pescado la primera vez, cuando mordi¨® el anzuelo, no habr¨ªa habido libro. Seguimos yendo, volveremos ahora en julio¡±.
El escritor subraya que el tibur¨®n es central pero que el libro es mucho m¨¢s que el escualo. ¡°Hay mucho ah¨ª sobre el mar y sus secretos y maravilla". Y sobre tantas cosas. Una extra?a combinaci¨®n de aventura, erudici¨®n y poes¨ªa, plasmada con humor, sentido de lo maravilloso y melancol¨ªa. Stroksnes asiente en silencio con la mirada perdida en el agua del lago que espejea en la distancia. No hay en cambio, aparte de la descripci¨®n de la gran bater¨ªa alemana en la isla de Engeloya (Batteri Dietl), mucho sobre la Segunda Guerra Mundial y la ocupaci¨®n nazi, un tema que obsesiona a gran parte de la sociedad noruega. ¡°He dejado cosas fuera, claro; no me interesa mucho todo eso, Narvik, los noruegos de la resistencia y de las Waffen-SS, el agua pesada... Se ha escrito mucho, y se ha mitificado. La gente de la resistencia control¨® en buena manera la narraci¨®n de la guerra, pero muchos eran personas de la ¨¦lite de Oslo, y otros estaban fuera, en Gran Breta?a. La guerra y la ocupaci¨®n se vivieron de forma muy diferente en el norte de Noruega, ah¨ª estaba la verdadera guerra y en cambio no ha sido el foco en la historia. A nosotros nos liberaron los rusos. La narraci¨®n est¨¢ cambiando, pero muy poco a poco¡±.
Fridtjof Nansen, que adem¨¢s de explorador polar era un reconocido bi¨®logo y estudi¨® al tibur¨®n boreal, aparece en el libro. ?Es Stroksnes m¨¢s de Nansen que de Roald Amundsen como la mayor¨ªa de los noruegos? ¡°Amundsen era m¨¢s unidimensional. Me gusta Nansen, muy dotado en todo¡±, afirma lanz¨¢ndome una mirada inquisitiva. Le digo que s¨ª, que he visto las fotos que se hizo desnudo para su amante estadounidense, Brenda Ueland, y r¨ªe. ¡°Escribi¨® mucho sobre ciencias naturales, pero tampoco tengo un aprecio nacionalista por nuestros exploradores, como no lo tengo por los vikingos en ese sentido, aunque son parte de nuestra historia y nuestra herencia¡±. Como la Kon-Tiki y Thor Heyerdahl. ¡°Heyerdahl captur¨® la imaginaci¨®n de todo el mundo y le respeto por eso, pero lo suyo fueron m¨¢s especulaciones que ciencia. Por cierto, el actor que hac¨ªa de ¨¦l en la pel¨ªcula reciente iba a protagonizar un mon¨®logo sobre mi libro, aunque finalmente lo interpreta otro¡±. Stroksnes explica que hay no una sino ?dos producciones teatrales! sobre El libro del mar, el mon¨®logo y Shark Drunk, de Artic Theatre, estrenada en 2017 en el Halogaland Teater y que estos d¨ªas est¨¢ en cartel en Oslo.
El escritor reivindica los paisajes marinos del norte, que afirma que son los grandes olvidados de la tradici¨®n noruega. ¡°En el DNA de la naci¨®n lo que est¨¢ es los paisajes del interior, con las monta?as, el folclore. La verdadera Noruega era lo preservado, y lo considerado genuino, lo que justificaba la independencia. Pero en realidad somos una naci¨®n de pescadores y navegantes. Y a veces parece que no tuvi¨¦ramos costa. La identidad noruega est¨¢ muy desequilibrada y equivocada¡±.
De las muchas historias que cuenta en su libro, Stroksnes aprecia especialmente la de Olaus Magnus, el eclesi¨¢stico sueco que public¨® en 1555 la monumental Historia de Gentibus Septentrionalibus, compendio de informaciones sobre Escandinavia. El escritor entra en casa y sale con la edici¨®n facs¨ªmil del libro XXI, De piscibus monstrosis, cuyo quinto cap¨ªtulo es sobre De horribilis monstris littorum norvegiae y el 35 sobre su crueldad: en este salen representados tiburones (haafisk) atacando a un n¨¢ufrago. Pasamos un rato estupendamente hablando del kraken, de las sirenas, de los unicornios marinos, del calamar vampiro, del fantasma marino noruego llamado draug, y estoy a punto de pedirle m¨¢s caf¨¦ y bocadillo de alce, cuando caigo en la cuenta de que llevamos ya tres horas y recuerdo el proverbio que cita Stroksnes en su libro: ¡°El pescado y las visitas empiezan a oler a los tres d¨ªas¡±. As¨ª que me despido y me marcho pensando animadamente que siempre puedo ver desde la ventanilla del tren alg¨²n monstruo en el lago.
Surtido de rarezas y portentos
Los tiburones boreales sufren la acci¨®n de un par¨¢sito en el ojo que les devora lentamente la c¨®rnea y los deja ciegos.
Para pescar a su tibur¨®n, los protagonistas emplean, entre otros cebos, una vaca escocesa podrida.
En Islandia la carne del tibur¨®n boreal convenientemente tratada para no envenenarte se denomina h¨¢karl, y se considera un manjar.
El tatarabuelo de Stroksens muri¨® ahogado tras naufragar su barco en el Pac¨ªfico.
En el libro se explica que las focas duermen en el fondo del mar y es entonces cuando las capturan los tiburones, que son m¨¢s lentos.
Uno de los muchos personajes que se menciona es Peter Christen Asbjornsen, que descubri¨® una estrella de mar a 400 metros de profundidad y la bautiz¨® Brisingamenet, por el nombre del collar que Loki rob¨® a la diosa Freya y escondi¨® en el fondo del mar.
Otro es el especialista ingl¨¦s en lirios de mar Philip Herbert Carpenter, que se suicid¨® con cloroformo en 1891 a causa de un insomnio cr¨®nico.
Durante la pesca del tibur¨®n, Morten y Hugo se encuentran un cachalote.
En la zona del libro, la gente come muslos de cormor¨¢n para consumir m¨¢s prote¨ªnas y filetean las nutrias marinas que encuentran.
En el libro aparece citado Franco en relaci¨®n con la pesca industrial del at¨²n.
La profesi¨®n de pescador es la m¨¢s peligrosa de Noruega. En un solo d¨ªa de 1849 murieron m¨¢s de quinientos a causa de un terrible temporal.
Stroksnes apunta que el amarillo provoca el ataque de los tiburones. En cambio da poco cr¨¦dito a la historia de que una sirena llamada Isbrandt manten¨ªa largas conversaciones con un granjero ebrio de la isla de Samso.
En las costas del Vestfjorden tienen un nombre para el sonido de las aguas cuando golpea con suavidad la playa una noche de verano: sjybarturn.
A las orcas las llaman en noruego sppekhogger, cortagrasas, por la capacidad de arrancar trozos de las ballenas.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, se exportaba a Alemania piel de tibur¨®n boreal, que es muy ¨¢spera en la direcci¨®n contraria a la que nada, para fabricar lijas.
Los tiburones boreales no alcanzan la madurez sexual y empiezan a aparearse hasta pasados los cien a?os. La c¨®pula es violenta.
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