La literatura se refugia en el bosque
La reconexi¨®n con la vida natural se afianza como una corriente editorial. Varios autores reflexionan sobre el reencuentro en el Festival Gutun Zuria de Bilbao
Puede que algunos escritores est¨¦n anticipando una revoluci¨®n copernicana. Todos esos novelistas, ecologistas y poetas que en los ¨²ltimos a?os han escrito sobre su relaci¨®n con la naturaleza podr¨ªan ser una avanzadilla necesaria de lo que Stefano Mancuso, fundador de la neurobiolog¨ªa, reclama con urgencia: redimensionar en su justa medida el lugar de la humanidad en el mundo. ¡°Pensamos que la vida gira alrededor nuestro, pero nosotros somos un porcentaje m¨ªnimo de lo que est¨¢ vivo. Habr¨ªa que hacer algo como en el siglo XVII, cuando la Tierra dej¨® de ser el centro del universo y pas¨® a ser el tercer planeta de un peque?o sistema solar de una rama perif¨¦rica de una peque?a galaxia¡±, reflexion¨® el cient¨ªfico italiano durante el Festival Internacional de Literatura de Bilbao Gutun Zuria.
Todo lo perdido en el XVII en autoestima se gan¨® en conocimiento. En el certamen, y en su libro El futuro es vegetal (Galaxia Gutenberg), Mancuso reclama lo mismo para hoy: un reajuste en el ¨¢rbol de las especies donde las personas no son la rama principal y las plantas representan el 99% de todo lo vivo. ¡°Seguimos pensando que somos el centro alrededor del cual giran el resto de los seres vivos. No es as¨ª. Aprender cu¨¢l es nuestro verdadero lugar en el naturaleza podr¨ªa ayudar para aumentar nuestra posibilidad de supervivencia en el futuro¡±, se?al¨® durante una conversaci¨®n con el escritor Manuel Rivas y el paleoantrop¨®logo Eudald Carbonell.
Cabe interpretar que buena parte de los autores que han pasado esta semana por el Gutun Zuria, celebrado bajo el lema Regreso a la Naturaleza. ?Utop¨ªa literaria?, han hecho ese tr¨¢nsito copernicano. Lo hizo Terry Tempest Williams, que en 1991 public¨® un libro donde entrecruzaba los duelos por su abuela, su madre y las aves amenazadas por el crecimiento del Gran Lago Salado, en Utah (Estados Unidos), el mundo de su infancia. ¡°Todos acarreamos esta sensaci¨®n de que algo no va bien. Da igual que hablemos de Do?ana, Picos de Europa o cualquier otra parte del mundo. Estamos perdiendo lo salvaje y si lo perdemos, entonces perderemos la parte salvaje de nosotros mismos. Cuando estamos en la naturaleza recordamos que formamos parte de algo m¨¢s grande¡±, expone en una sala del Azkuna Zentroa, que acoge el evento, que se clausura ma?ana.
En Refugio, que acaba de ser traducido al espa?ol por Regina L¨®pez Mu?oz, detalla su propia conversi¨®n hacia el activismo ecologista mientras ve peligrar todos los territorios sobre los que creci¨®: los humedales que alojaban m¨¢s de 200 especies de aves y las matriarcas de una familia mormona que acabar¨ªa denominando ¡°el clan de las mujeres de un solo pecho¡± debido a sus mastectom¨ªas radicales. Nueve mujeres que fallecieron de un c¨¢ncer, que Terry Tempest Williams relaciona con las radiaciones de las pruebas nucleares realizadas en Nevada entre 1951 y 1962.
?La estirpe de Thoreau
Todo lo que vivi¨® entonces, sostiene, la prepar¨® para la batalla en la que est¨¢ inmersa ahora contra la Administraci¨®n de Donald Trump, que ha desprotegido un territorio tradicional de los indios navajos en Utah apenas un a?o despu¨¦s de que Obama lo hubiese convertido en una reserva natural. La escritora muestra las fotos a¨¦reas donde se observa una mina de uranio recubierta de cemento, las explotaciones de carb¨®n y las cicatrices del trasiego de veh¨ªculos sobre la tierra.
Tempest es descendiente espiritual de Thoreau, un pensador del XIX tan vigente por su acercamiento a la vida natural como a la protesta pol¨ªtica ¡ªManuel Rivas le cit¨® para recordar que ¡°hay tiempos en los que es m¨¢s necesaria la desobediencia que la obediencia¡±¡ª. La huella de Walden, uno de sus libros m¨¢s celebrados, se puede rastrear en autores como Dan O'Brien, Doug Peacok o Sue Hubbell, que escribieron sobre sus experiencias, m¨¢s o menos salvajes, m¨¢s o menos inici¨¢ticas. Quiz¨¢s lo novedoso es que la nature writing ha estallado en todos los pa¨ªses occidentales en los ¨²ltimos a?os, como constatan los ¨¦xitos de los noruegos Lars Mytting (El libro de la madera) o Maja Lunde (La historia de las abejas), que tambi¨¦n han participado en el Gutun Zuria.
La mera consagraci¨®n del certamen literario a la naturaleza ¡ªser¨¢ secundado en unos meses en Barcelona¡ª da idea de la eclosi¨®n del fen¨®meno en las letras espa?olas, a las que el poeta Hasier Larretxea acaba de aportar su obra, El lenguaje de los bosques. De nuevo, territorio y memoria de la mano. ¡°La literatura fue una terapia para encontrarme a m¨ª mismo y liberar mis nudos, pero para m¨ª el bosque siempre ha sido cobijo. Es como un templo, me interesa como espacio sanador¡±, cuenta Larretxea, que el jueves convers¨® con el escritor Bernardo Atxaga. ¡°Creo que hay una necesidad vital de acercarnos a entornos salvajes de la naturaleza y encontrar claves que no hallamos en las ciudades. Es una necesidad de buscar asideros diferentes¡±, a?ade.
Alguien podr¨ªa caer en la tentaci¨®n de considerar a Francisco Ferrer Ler¨ªn, cient¨ªfico y escritor, como el precursor espa?ol, donde se funden literatura y ecolog¨ªa. Blasfemia. ¡°Tengo una visi¨®n de la naturaleza desde el punto de vista del cient¨ªfico, por mi trabajo para el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC). No veo en la naturaleza lo que muchos escritores que se extas¨ªan ante un crep¨²sculo. Naturaleza y escritura son antag¨®nicas y antit¨¦ticas¡±, contrapone. Ni siquiera el mitificado Thoreau se libra de su cr¨ªtica: ¡°La mayor¨ªa de estos libros, y excluyo el de Terry Tempest Williams, que es m¨¢s literario que ambientalista, son alegatos hechos de buena fe¡±.
Libros de lo salvaje
Refugio. Terry Tempest Williams. Errata naturae, 2018. Las crecidas del Gran Lago Salado, en Utah, amenazan el futuro de miles de aves. Ocurre al tiempo que el c¨¢ncer amenaza la vida de la madre y la abuela de la autora, que entrecruza ambas historias en estas memorias.
El lenguaje de los bosques. Hasier Larretxea. Espasa, 2018. Con ilustraciones de Zuri Negr¨ªn y fotograf¨ªas de Paola Lozano. Despu¨¦s de huir de la incomprensi¨®n, el poeta navarro lleva a?os reconcili¨¢ndose con sus or¨ªgenes. Aqu¨ª homenajea a los bosques del valle de Bazt¨¢n y a sus relatos familiares.
El libro de la madera. Lars Mytting. Alfaguara, 2016. Protagonizado por Ottar, un anciano enfermo que cada ma?ana apila le?a, es una reafirmaci¨®n de lo tangible y perdurable frente a lo ef¨ªmero y virtual. "La le?a conecta el pasado, el presente y el futuro de nuestros d¨ªas, nos conecta al ciclo de las estaciones y es sobre todo un acto de generosidad".
Historia de las abejas. Maja Lunde. Siruela, 2016. Tres narraciones entrelazadas por las abejas, desde las primeras intentonas de cr¨ªa en el siglo XIX a un futurista 2098, donde los humanos tienen que ocuparse manualmente de las polinizaciones debido a la extinci¨®n de las abejas.
La vida del pastor. James Rebanks. Debate, 2016. Descendiente de una larga saga de pastores de ovejas, Rebanks eligi¨® continuar la tradici¨®n incluso despu¨¦s de pasar por Oxford. Homenaje a un trabajo ancestral que es tambi¨¦n una filosof¨ªa de vida.
Un a?o en los bosques. Sue Hubbell. Errata naturae, 2016. La peripecia real de una bibliotecaria que abandona su trabajo en la Universidad de Brown para dedicarse a la apicultura en las monta?as Ozarks, en Misuri; el mismo territorio protagoniza otro libro de la autora, Desde esta colina,que se publicar¨¢ el 17 de mayo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.