Triunfalismo ilimitado y toros de Juan Pedro Domecq sin presencia ni esencia
Diego Carretero, que tom¨® la alternativa, y Manzanares, a hombros; Morante qued¨® in¨¦dito
Cay¨® en picado el buen nivel de presentaci¨®n del toro hasta el momento en la Feria. La corrida de Juan Pedro Domecq no tuvo esencia ni presencia, sobre todo de esto ¨²ltimo. Pobres de todo; de cara, de hechuras y de juego. Un simulacro de lidia, sobre todo en los primeros tercios, que no existieron o apenas valieron para nada. Una estafa, dec¨ªan por el tendido los pacientes aficionados de la tierra. Aunque luego, la tarde se acelerar¨ªa en un triunfalismo sin freno que acabar¨ªa con la gente la mar de contenta.
Diego Carretero mat¨® el primer toro de su carrera con aprobado alto. Siempre por el buen camino, el del concepto cl¨¢sico. Ninguna concesi¨®n f¨¢cil en el conjunto de una faena basada en el toreo en redondo, bien por la derecha bien al natural. Desde los doblones iniciales hasta el recuerdo ¡°damasista¡± del final, pasando por lo que se dice llamar el toreo de siempre. Acert¨® Carretero con las distancias de un toro justo de presencia, de fuerzas muy medidas, pero que quiso muleta desde el primer momento hasta el final. Ni una pega le puso el de Juan Pedro a torero de alternativa; tampoco era para menos.
Con la tarde embalada hacia el triunfalismo, Carretero encontr¨® la manera de sellar una alternativa triunfal¡o triunfalista. El sexto calc¨® de nuevo en el primer tercio el comportamiento de los cinco anteriores. Carretero brind¨® a Manzanares, se supone que en agradecimiento por haber sido el valedor de esta alternativa en Alicante. Con el toro de fuerzas muy medidas, de embestida a rega?adientes, pero embestida al fin y al cabo, Carretero puso toda la voluntad que le cab¨ªa en el coraz¨®n. Entrega, sinceridad, y el fondo de un buen concepto, pero irregular de ejecuci¨®n. Mas no hab¨ªa quien parara aquello y el tendido respondi¨® sin reservas. La estocada final, algo desprendida, desat¨® la euforia que ya de por s¨ª estaba desatada desde el toro anterior.
Apuntes, o ni siquiera eso, de Morante con el segundo de la tarde. Toro justo en todo, de presencia, de fuerzas y de viaje. Para dejarlo bien arregladito, el picador que hacia la puerta lo apa?¨® bien en varas con un puyazo pasado de la regla. Con un derrote final, el toro tom¨® la muleta por obligaci¨®n y Morante se lo pas¨® tambi¨¦n como por obligaci¨®n. De tr¨¢mite. Bocetos de muletazos, apuntes de torer¨ªa, todo con una pasmosa tranquilidad, como de toreo de sal¨®n. Y compromiso el justo. Mucha pl¨¢stica, sin acabar de rematar apenas nada.
DOMECQ / MORANTE, MANZANARES, CARRETERO
Toros de Juan Pedro Domecq, sin trap¨ªo, faltos de fuerzas y de pobre juego. El tercio de varas fue un lamentable simulacro. El quinto, incansable, fue excelente para la muleta.
Morante de la Puebla: pinchazo, estocada y descabello (palmas); dos pinchazos y descabello (silencio).
Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares: dos pinchazos y estocada (silencio); estocada baja (dos orejas).
Diego Carretero (alternativa): pinchazo y estocada perdiendo muleta _aviso_ (oreja); estocada algo desprendida (dos orejas).
Plaza de Alicante. Cuarta corrida de Hogueras. 23 de junio. Tres cuartos de entrada.
La lidia del cuarto fue una estafa en toda regla. Toro sin presencia, sin picar, sin fuerza y sin sensaci¨®n de lo que pretend¨ªa ser. Delante, un esforzado Morante al que se le derrumbaba el proyecto de toro que ten¨ªa delante. Trasteo movidito, forzado, dentro de un carrusel de medios pases y mentiras enteras.
El casta?o que sorte¨® Manzanares en primer turno fue un proyecto, solo un proyecto, de toro. Sin picar, porque no hab¨ªa lugar, pas¨® a la muleta de Manzanares en un plis plas. Directo al grano, Manzanares trat¨® de montar faena sin probaturas. Pero no hab¨ªa toro. El de Juan Pedro comenz¨® a perder el equilibrio, a pararse y a morirse de pie, por lo que el alicantino apenas pudo justificarse. Con el toro m¨¢s muerto que vivo, Manzanares decidi¨® poner punto y final a tan absurdo combate. Solo las ver¨®nicas de recibo quedan para el recuerdo ante tan lamentable astado.
Ante tanto desprop¨®sito vivido antes, lo del quinto supo a gloria, sin que de verdad fuera gloria. Otro toro que se march¨® sin picar, pero que dej¨® claras sus intenciones a las primeras de cambio en la muleta. Fuerzas justas, pero pronto y con viaje largo. La primera parte de la faena de Manzanares fue ligerita, a favor de la inercia del buen toro y del favor incondicional del paisanaje. La faena tom¨® mejor cariz y vuelos de mayor fuste de mitad en adelante. Un par de series con la derecha y dentro de dos irregulares con la izquierda, quedan un par de naturales largos y profundos. M¨¢s templada esta segunda parte, con buena respuesta a toro incansable. No se pod¨ªa escapar el triunfo y Manzanares dej¨® una estocada sin puntilla, eso s¨ª, la espada cay¨® en los bajos. Pero la cosa se celebr¨® por todo lo alto.
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