Suiza: dos siglos de reloj de cuco, chocolate y negaci¨®n del voto a la mujer
Petra Volpe recuerda en 'El orden divino' c¨®mo las suizas lograron en 1971 igualarse en derechos a los hombres, incluido el del sufragio
La imagen es muy poderosa: un grupo de mujeres reserva un sal¨®n de un restaurante para reunirse, y cuando el due?o de local se entera de que las convocantes quieren lograr el sufragio femenino, anula el alquiler. El hecho, muy habitual en pa¨ªs en el que se desarrolla la historia no ocurri¨® en una dictadura bananera, ni en el siglo XIX. Pas¨® en Suiza, una democracia europea neutral en los grandes conflictos b¨¦licos desde su refundaci¨®n en 1815, y que no concedi¨® el derecho al voto a todas sus ciudadanas -algunos cantones en los que se divide la rep¨²blica helv¨¦tica s¨ª lo reconocieron lustros antes- hasta 1971. "Y lo m¨¢s curioso es que en la mayor parte de los colegios este cap¨ªtulo de la historia de mi pa¨ªs no se ense?a", asegura Petra Biondina Volpe (Suhr, cant¨®n de Argovia, 1970), directora de El orden divino, pel¨ªcula candidata por Suiza a los pasados Oscar y que acaba de estrenarse en Espa?a.
El orden divino es una ficci¨®n, pero Volpe cuenta que se ha basado en historias familiares, de gente muy cercana a ella que le han descrito sus vivencias de aquellos a?os. "Como ha ocurrido siempre con la parte femenina de la Historia, aquellas acciones valientes han sido acalladas. En particular este acontecimiento creo que no se ense?a porque a¨²n averg¨¹enza a los suizos, a los que siempre se les llen¨® la boca con la ejemplaridad de su democracia... una democracia que no existi¨® como tal hasta 1971. La mitad de la poblaci¨®n no pod¨ªa decidir sobre su futuro, as¨ª que, ?c¨®mo llamamos a ese sistema de gobierno?", acaba con una carcajada la cineasta. "Pues la ¨²ltima democracia en Europa central".
Como ocurri¨® con las cortes franquistas, que se hicieron el harakiri para que Espa?a evolucionara, en Suiza fueron los hombres los que acabaron dando el voto a las mujeres... tras una larga e intensa presi¨®n de ellas. "Y no todo acab¨® ah¨ª. Hasta 1988 una esposa suiza no pod¨ªa abrir una cuenta bancaria sin el consentimiento de su marido. En eso fuimos m¨¢s atrasados que hasta la Espa?a franquista. Y a¨²n tard¨® m¨¢s en penarse el delito de la violaci¨®n dentro del matrimonio. Por eso te digo que la imagen de Suiza como democracia moderna es un enga?o". Volpe por ello ha llevado la trama de El origen divino -una iron¨ªa sobre el lugar en el que nace el derecho a votar- a la vida diaria de un matrimonio: ya no es una lucha por la igualdad de g¨¦neros, sino una mujer que mira a un hombre y le pregunta qu¨¦ va a pasar con ello. "MI filme reflexiona mucho m¨¢s sobre el lado privado del pensamiento pol¨ªtico, sobre las charlas en familia, y c¨®mo poco a poco a veces la sociedad, lo que ocurre en la calle afecta a la vida ¨ªntima. Yo he decidido no ser fiel con los hechos hist¨®ricos y s¨ª con el esp¨ªritu de la ¨¦poca, porque creo que as¨ª tambi¨¦n llegar¨ªa a todos los p¨²blicos". El viaje llega incluso a la parte m¨¢s privada de las parejas: la sexual. "Todo afecta a todo. En realidad, hoy creo que la lucha por la igualdad de los g¨¦neros no solo tiene que ver con las mujeres, sino con la sociedad en general, con lo que queremos ser en el futuro. La igualdad empieza en la cocina y en el dormitorio. Y aun as¨ª, me gustar¨ªa aclarar que no se puede extrapolar lo que ocurre en una relaci¨®n sexual con la sociedad en la que se vive. Mucha gente lo mezcla y se equivoca, soltando eso de que las feministas tenemos un problema sexual".
Volpe comenta que nunca es tarde para hacer algo. "En general, me parecen bien iniciativas como The New York Times, corrigiendo errores del pasado y publicando necrol¨®gicas de mujeres a las que ningune¨® en su momento. Al menos reflejan un cambio de la percepci¨®n; hechos as¨ª son simb¨®licos, cierto, pero muchas veces los s¨ªmbolos mueven monta?as, dejan huella". Dicho lo cual, confiesa que ten¨ªa miedo, sobre todo al inicio del proceso, de "cagarla" por el asunto de su pel¨ªcula. "Es que en Suiza desde el principio fue LA pel¨ªcula SOBRE el tema, y no quer¨ªa decepcionar a todas mis compatriotas".
Y llega al coraz¨®n de su filme, a las Nora -as¨ª se llama su protagonista- que inspiraron su El orden divino. "Nunca hay suficiente dinero para recrear una ambientaci¨®n del pasado. Y nosotros lo pasamos muy mal. Sin embargo, hemos logrado ser muy meticulosos con el decorado, el maquillaje y la peluquer¨ªa, y el vestuario gracias a los miles de fotos que recibimos de gente que se puso en contacto con nosotros cuando supieron que est¨¢bamos haciendo una pel¨ªcula sobre aquel acontecimiento. Para m¨ª era importante que los suizos sintieran algo f¨ªsico -aquella opresi¨®n emocional- viendo mi largometraje": ?Hubo muchas Noras que le enviaron cartas? "La mayor parte de los personajes son una amalgama de personas reales, a los que rob¨¦ detalles. Investigu¨¦ en much¨ªsimos archivos. Pero al final cuando escribes, cuando pintas esos personajes, te basas en lo m¨¢s cercano. Mi padre es italiano, as¨ª que el personaje italiano se parece a ¨¦l, y a sus experiencias. Y todas las mujeres de mi familia flotan por encima del alma de los caracteres femeninos, especialmente mi madre y mi abuela. Mi madre luch¨® por esta libertad, y espero haber ayudado al fijar el recuerdo de su labor".
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