Elena Poniatowska abre su casa a los mexicanos
La escritora pone a disposici¨®n del p¨²blico a trav¨¦s de su nueva fundaci¨®n miles de documentos sobre m¨¢s de medio siglo de la vida intelectual de M¨¦xico
La escritora y periodista Elena Poniatowska (Paris, 1932) ha decidido abrir las puertas de su casa y de su coraz¨®n a los mexicanos en un extraordinario acto de amor y transparencia a su pa¨ªs. La Fundaci¨®n que lleva su nombre, inaugurada oficialmente hace unas semanas, en una casona, en la colonia Escand¨®n, una de las m¨¢s populares y c¨¦ntricas de la capital mexicana, pone a disposici¨®n del p¨²blico m¨¢s de medio siglo de la vida pol¨ªtica, social e intelectual de M¨¦xico, un tesoro de m¨¢s de 20.000 libros, 10.000 fotograf¨ªas, 1.500 horas de audio, 200 horas de video y medio mill¨®n de hojas (de sus manuscritos y sus inseparables libretas).
Adem¨¢s de difundir su obra, en la Fundaci¨®n Poniatowska se celebrar¨¢n eventos, conferencias y talleres, exposiciones, todas ellas relacionadas con la literatura y el periodismo - sus dos grandes pasiones- y cuenta con dos bibliotecas p¨²blicas, un auditorio, una sala de exposiciones y un archivo, a¨²n incompleto, que se ir¨¢ digitalizando y completando en los pr¨®ximos meses. Muchas de las piezas siguen en su domicilio de Chimalistac, donde guarda miles, cientos de libros y de apuntes que va tomando en cualquier parte porque, a sus 86 a?os, la escritora sigue l¨²cida e incansable, tan periodista como cuando comenz¨® su carrera all¨¢ por 1953, pero tambi¨¦n tan olvidadiza y c¨¢lida como siempre, recibiendo tambi¨¦n como siempre a quien se le presente en su vivienda: admiradores, reporteros, estudiantes¡
"La idea de crear la fundaci¨®n fue de mi hijo Felipe Haro, que me dijo que todos los archivos se iban a otro lado, a Estados Unidos. Le entr¨® una ola nacionalista y es bonito que las cosas se queden en M¨¦xico", asegura, entre risas, la princesa roja o princesa popular, como algunos la llaman. Las Universidades de Princeton y Stanford se ofrecieron a comprar el archivo, pero al final se ha quedado en la ciudad que vio llegar a Poniatowska en un barco como refugiada en el a?o 1941.
La fundaci¨®n re¨²ne para los estudiosos el itinerario intelectual de una de las figuras claves del M¨¦xico moderno, desde su trabajo period¨ªstico a su correspondencia con los intelectuales y artistas m¨¢s distinguidos del pa¨ªs en los ¨²ltimos 60 a?os as¨ª como la verdadera y nunca mejor dicho, real, historia, de su aristocr¨¢tica familia. Pero la instituci¨®n tiene tambi¨¦n como vocaci¨®n servir de lugar de encuentro para los vecinos de la colonia, ser un espacio de paz para los habitantes del barrio en esta Ciudad de M¨¦xico deteriorada, violenta y herida, que puedan durante un momento, como dec¨ªa Octavio Paz, ¡°sentarse en una sillita al sol¡±. Y as¨ª es como pudo comprobar este peri¨®dico el d¨ªa que visit¨® la fundaci¨®n: puertas abiertas de par en par, remolino de vecinos, turistas y curiosos y buena onda del taquero, de los chinos y de la cantina de al lado.
La obra period¨ªstica de Elena Poniatowska es tan importante como su legado literario. Fue la primera mujer que recibi¨® el Premio Nacional de Periodismo en 1978 y no solo es pionera de las grandes cronistas de esta profesi¨®n como Oriana Fallaci sino que anticipa la manera de narrar mediante la exhaustiva recogida de testimonios, con m¨¢xima objetividad y turbadora ternura a partes iguales, de la Nobel bielorrusa Svetlana Alexievich. Su libro La noche de Tlatelolco (1971) sigue siendo, ahora que se cumplen 50 a?os de la masacre de los estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas bajo la presidencia de D¨ªaz Ordaz, un relato imprescindible para entender aquellos hechos. Otra obra, Tin¨ªsima (1992) cuenta no solo la historia de la fot¨®grafa italiana Tina Modotti, sino que es vital para reconstruir los avatares del Partido Comunista mexicano en los a?os 30 y forma parte de esos libros que como Leonora, dedicado a la pintora Leonora Carrington, retratan sin concesiones a una serie de mujeres, ficticias y reales, tan emblem¨¢ticas como marginadas de la literatura mexicana.
Poniatowska forma parte de una generaci¨®n inolvidable de escritores que incluye a Carlos Fuentes, Juan Garc¨ªa Ponce y H¨¦ctor Azar, con los que coincidi¨® en el Centro Mexicano de Escritores, bajo la batuta de Juan Rulfo, a quien le uni¨® una gran amistad, igual que con su inseparable Carlos Monsiv¨¢is, a quien conoci¨® cuando ambos colaboraban para el suplemento M¨¦xico en la cultura. Monsiv¨¢is, junto a Jos¨¦ Emilio Pacheco y Sergio Pitol, fallecido hace unos meses, fueron sus tres grandes cuates.
¡°El tesoro m¨¢s valorado del archivo es, a todas luces, el acervo de libros firmados por Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, Carlos Fuentes, Julio Cort¨¢zar, Jos¨¦ Emilio Pacheco, Carlos Monsiv¨¢is, en cuyos libros pegu¨¦ muchas cartas enviadas desde Inglaterra; libros de Rosario Castellanos, Susan Sontag, Mar¨ªa Luisa Puga, Rosa Beltr¨¢n, Elvira Lindo, Rosa Montero, Clara Jan¨¦s, Elena Garro y muchas m¨¢s¡±, dice la escritora que recibi¨® en 2013 el Premio Cervantes, la m¨¢s alta distinci¨®n de las letras castellanas.
Elena Poniatowska tampoco ha cambiado en su compromiso pol¨ªtico. Siempre alineada con la izquierda, sobre todo con el favorito en estas presidenciales, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, no desde ahora, sino desde su etapa como jefe de Gobierno de la Ciudad de M¨¦xico hace ya 20 a?os. Si los pron¨®sticos se cumplen y se produce un cambio en M¨¦xico, ella volver¨¢ a ser testigo y qui¨¦n sabe si cronista de la historia. Una historia de cambio, que empieza por su propia casa, la de todos los mexicanos. ¡°La primera idea de la Fundaci¨®n es la imagen de un ni?o de unos cinco a?os acuclillado con su cuaderno sobre las rodillas haciendo su tarea en un rinc¨®n de su casa. ¡®No tengo mesa¡¯, explic¨® su mam¨¢. Por tanto, pens¨¦ en un espacio para tareas vigiladas de ni?os de escasos recursos. En la colonia Escand¨®n abundan las escuelas y las cantinas. A la larga, ser¨ªa muy padre que la casa se convirtiese en un lugar de encuentro para los vecinos. Quisiera que la Fundaci¨®n fuera una casa abierta a todos y muy moderna en sus aspiraciones, tanto sociales como culturales, una casa para todos donde quepan todos¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.