?Y por qu¨¦ el ministro de Cultura tiene que ser aficionado a los toros?
Los taurinos a¨²n esperan que alguna vez surja un responsable pol¨ªtico favorable a la fiesta
?Vaya sorpres¨®n supuso para el mundo taurino el nombramiento de M¨¤xim Huerta como ministro de Cultura!
A los pocos d¨ªas, surgi¨® el nombre de Jos¨¦ Guirao, menos conocido en la calle, pero con m¨¢s bagaje cultural. Y tras la expectaci¨®n inicial, otro jarro de agua fr¨ªa. Tampoco le gustan los toros al flamante ministro; y no solo eso: es un convencido animalista. Pero como es, adem¨¢s, hombre inteligente, dice entender lo que es el arte de la tauromaquia, su tradici¨®n y su implantaci¨®n, reconoce sus contradicciones personales y se declara ¡®dialogante¡¯, lo que ha tranquilizado a la Fundaci¨®n del Toro de Lidia.
?Pero qu¨¦ ingenuos son los aficionados a los toros! A estas alturas, todav¨ªa, mantienen la esperanza de que un d¨ªa aparezca un ministro/a comprometido con la fiesta y decidido a adoptar las medidas necesarias para defenderla y promoverla como patrimonio cultural.
El PP aprob¨® la ley taurina, que es papel mojado y nula su eficacia
Pura ingenuidad¡ Una quimera. No habr¨¢ nunca un responsable pol¨ªtico con valent¨ªa suficiente para enfrentarse a lo pol¨ªticamente correcto que, hoy por hoy, dicta que ser aficionado ni est¨¢ bien visto ni es moderno.
No lo ha habido con el Partido Popular, y ni lo hay ni habr¨¢ con el PSOE. El primero se limit¨® a aprobar la ley de noviembre de 2013 que regula la tauromaquia como patrimonio cultural, y ah¨ª se detuvo. La norma es papel mojado y su eficacia ha sido y seguir¨¢ siendo pr¨¢cticamente nula. Nunca se le conoci¨® apego taurino alguno a Mariano Rajoy -solo ha visitado una plaza de toros en campa?a electoral- ni a su ministro M¨¦ndez de Vigo, que se hac¨ªa ver en Las Ventas el d¨ªa de la Corrida de la Cultura por aquello de la coincidencia de nombre con el de su departamento.
Y el PSOE jam¨¢s ha votado favorablemente una propuesta taurina en el Parlamento nacional; o vot¨® en contra o se abstuvo. La ambig¨¹edad como bandera es el estandarte taurino de los socialistas. Pero cari?o, ni una gota. Ni a Felipe ni a Rodr¨ªguez Zapatero se les vio nunca en un tendido. Y Pedro S¨¢nchez ha sido m¨¢s claro: ¡°Nunca ir¨¦ a una plaza de toros¡±, ha contestado cuando le han preguntado. ¡°Pero no prohibir¨ªa la tauromaquia¡±, se apresura a aclarar.
La fiesta de los toros no debe esperar nada de los partidos pol¨ªticos actuales. Ninguno se atrever¨¢ -es de suponer- a decretar su prohibici¨®n legal, pero todos esperar¨¢n pacientes que la tauromaquia desaparezca por inanici¨®n; y a su invisibilidad contribuyen con su desapego, su pasividad, sus complejos¡
El hecho de que Carmen Calvo, actual vicepresidenta del Gobierno, y Jos¨¦ Luis ?balos, ministro de Fomento, sean aficionados a los toros no significa nada, ni por ello mover¨¢n un dedo en favor de la fiesta. Son aficionados como podr¨ªan ser creyentes; es decir, a t¨ªtulo exclusivamente personal y privado. La estrategia del partido est¨¢ por encima de gustos y creencias particulares. Y el PSOE ni es taurino ni contribuir¨¢ a la permanencia de la fiesta de los toros.
Y esa actitud no la dicta una ponencia pol¨ªtica, sino el nuevo tiempo. Quienes hace solo unos a?os mostraban su afici¨®n como algo natural, la ocultan hoy con la misma franqueza. Ser aficionado a los toros no est¨¢ bien visto, y un pol¨ªtico, sea del signo que sea, no puede ni debe ir a contracorriente de lo que impera en la sociedad de la que vive.
El PSOE nunca ha respaldado una iniciativa taurina en el Parlamento
?Un ministro de Cultura aficionado a los toros? Imposible. Es m¨¢s: ?para qu¨¦? ?por qu¨¦?
Hoy, un pol¨ªtico que hiciera p¨²blica su fe taurina estar¨ªa descalificado para ser ministro de Cultura. Ser¨ªa el exponente m¨¢ximo de la contracultura.
?Para qu¨¦ se necesita un ministro taurino con las manos atadas antes de tomar posesi¨®n de la cartera?
Y, sobre todo, ?por qu¨¦ el responsable pol¨ªtico de la tauromaquia debe ser un se?or o una se?ora que se emocione en una plaza? ?Acaso alguien le ha preguntado al se?or Guirao si le gusta el deporte, el cine o la ¨®pera? ?Duda alguien de que no prestar¨¢ atenci¨®n al bel canto en el supuesto caso de que lo que le apasione sea el silbo gomero? ?Apelar¨ªa, entonces, el ministro a sus contradicciones?
No. Lo que se le debe pedir al ministro no es que sea taurino, sino que cumpla, primero, con la legalidad vigente, que establece que la tauromaquia es patrimonio cultural de este pa¨ªs, guste o no a su partido y a ¨¦l mismo; lo que se le debe pedir es que no desampare a millones de espa?oles -de todas las ideolog¨ªas, estratos sociales y econ¨®micos- que disfrutan con la fiesta de los toros; lo que se le debe pedir es que sea ministro de todos, de los animalistas y de los taurinos.
Carece de importancia, entonces, cu¨¢les sean sus preferencias. Lo necesario, lo imprescindible y lo urgente es que sea una persona seria, responsable y honesta. Si as¨ª es Jos¨¦ Guirao, ministro de Cultura, y todos los que le conocen hablan y no paran de sus muchas cualidades humanas y profesionales, el mundo del toro est¨¢ de enhorabuena.
O no¡
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