La rebeli¨®n de las amas de casa desesperadas
La publicaci¨®n de ¡®Pap¨¢ se ha ido de caza¡¯ sella el rescate para el p¨²blico espa?ol de la escritora Penelope Mortimer
Si hubo una pionera de la llamada Ficci¨®n del caos dom¨¦stico, g¨¦nero en boga en los a?os cincuenta del siglo pasado, en el que tambi¨¦n milit¨® la maestra de Stephen King, Shirley Jackson, esa era Penelope Mortimer, maestra de literatura de mujeres desesperadas, de, en realidad, amas de casa decididas a acabar de una vez por todas con un estilo de vida que les estaba matando. Las protagonistas de sus novelas son mujeres atrapadas en casas y vidas aparentemente perfectas, insoportablemente (y para siempre) solas, aburridas de aburrirse. Mortimer jale¨® a toda una generaci¨®n de mujeres ¡ªla generaci¨®n de treinta?eras de los cincuenta¡ª advirti¨¦ndoles, con un sentido del humor exquisito, de que seguir soportando aquel aislamiento pretendidamente ideal, las matar¨ªa.
Consideradas hoy cl¨¢sicos del feminismo ingl¨¦s, y publicadas despu¨¦s de un intento de suicidio (1956) y una infinidad de hijos (seis, en realidad, de cuatro padres distintos), sus novelas, como El devorador de calabazas ¡ªpuramente autobiogr¨¢fica, por m¨¢s que su lectura nos resulte inconcebiblemente delirante¡ª y la reci¨¦n llegada a librer¨ªas Pap¨¢ se ha ido de caza (Impedimenta), diseccionan la vida insoportablemente vac¨ªa de mujeres que hicieron lo que deb¨ªan. O cuanto menos, lo que se esperaba de ellas: que encontraran un buen marido, que le dieran un buen pu?ado de hijos y que se quedaran en casa. Mujeres que, como ella, aspiraban a m¨¢s, a mucho m¨¢s, tuvieron que soportar que se las tildase de chifladas.
Nacida en 1918 en Rhyl, un peque?o pueblo del condado gal¨¦s de Flintshire, hija de un cl¨¦rigo que hab¨ªa perdido la fe ¡ªse cuenta que utilizaba el bolet¨ªn de la parroquia para celebrar la persecuci¨®n de la Iglesia rusa por parte de los bolcheviques¡ª y que abus¨® de ella cuando a¨²n era una ni?a ¡ªcosa que la escritora relata en el primer volumen de sus memorias, en el que incluye la carta, dolorosamente c¨ªnica, que le escribi¨®¡ª, Mortimer ¡ªfutura bi¨®grafa de la Reina madre¡ª se cas¨® a los 19 con un corresponsal de Reuters al que hab¨ªa conocido apenas seis semanas antes. Tuvieron dos hijas. Y Mortimer, entonces, Dimont, consigui¨® ingeni¨¢rselas para publicar su primera novela, Johanna. Corr¨ªa el a?o 1947. Acababa de cumplir los 29. Y ya hab¨ªa tenido otra hija, resultado de una relaci¨®n extramatrimonial, y dos a?os m¨¢s tarde, cuando se divorci¨® de Charles, el corresponsal de Reuters, y se cas¨® con el famoso escritor y letrado John Mortimer ¡ªautor de Los casos de Horace Rumpole, abogado (Impedimenta) que acab¨® representando ante la ley a nada menos que los Sex Pistols¡ª, lo hizo embarazada de su cuarta hija, cuyo padre era su amante de la ¨¦poca.
No es casualidad, dice Enrique Redel, su editor en espa?ol, que estos d¨ªas coincidan en librer¨ªas las novelas de uno y otro. ¡°Todo es muy autobiogr¨¢fico en los Mortimer y est¨¢ de extraordinaria vigencia porque visibiliza un cierto statu quo femenino en una pretendida ¨¦poca de liberaci¨®n que no era tal, y desvela los mecanismos ocultos del matrimonio burgu¨¦s, con el marido mujeriego, la casa que se convierte en prisi¨®n y la eterna sensaci¨®n de querer huir. E hicimos a prop¨®sito lo de rescatar la obra del marido, para hacerles convivir en las mesas de novedades", dice Redel.
¡°Las novelas de Penelope Mortimer est¨¢n a medio camino entre la intelectualidad de la ¨¦poca y la autobiograf¨ªa, y creo que eso las hace ¨²nicas", a?ade Pilar Ad¨®n, descubridora de Mortimer para Impedimenta. ¡°Mortimer habla del amor materno y, por tanto, se lanza a describir lo que no se puede describir. Los ni?os no son rollizos ni son dulces ni achuchables. Al contrario, suelen ser pesados y cargantes. Pero da lo mismo, porque lo que les ocurre a sus personajes es que no soportan la separaci¨®n".
En cuanto a su marido, John Mortimer, es el Jake Armitge de la genial El devorador de calabazas, el tipo culto que no quiere m¨¢s hijos y que, a su vez, tiene sus propias aventuras con todo tipo de chicas. Les uni¨® en la vida real una tormentosa relaci¨®n que acab¨® en un intento de suicidio y las sesiones de psicoan¨¢lisis de las que habla en El devorador de calabazas, que inspir¨® el cl¨¢sico de Jack Clayton de 1964 Siempre estoy sola, con Anne Bancroft.
¡°Todas y cada una de las mujeres que conozco deber¨ªan leer a Penelope Mortimer al menos una vez en la vida", dijo Edna O'Brien, y no se equivocaba. Su poderosa sinceridad, la sinceridad de alguien que se sabe, a la vez, campo de batalla, v¨ªctima y verdugo, es una lecci¨®n de vida, de un nihilismo existencial apabullante y dolorosamente divertido.
"Vivir es un perpetuo prepararse para nada"
"Pensar. Planear. Preparar. Vivir es un perpetuo prepararse para nada. Pinchar banderitas en las medianoches, comprobar el armario de la despensa, vaciar los ceniceros, tenerlo todo en orden. Cuando te mueves se produce un susurro de listas anticuadas de la compra, como hojas muertas; cuando paras, te aborda la terrible sensaci¨®n del tiempo que pasa. Debes continuar. Corres de un lado para otro en el interior de los altos muros. Preparas para preparar para preparar...", se dice Ruth Whiting en Pap¨¢ se ha ido de caza, la historia, en realidad, de una mujer que no puede soportar la soledad de la vida dom¨¦stica.
Ruth es madre de tres ni?os, dos a¨²n en edad escolar, que pasan la mayor parte del tiempo fuera, y de una dieciochoa?era que da al traste con su crisis nerviosa cuando le cuenta que est¨¢ embarazada.
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