Los fantasmas de Modiano
El Nobel franc¨¦s cuenta que en su juventud escribi¨® mucho teatro, pero al parecer ech¨® el freno por el fracaso de 'La Polka'
En todas las novelas de Modiano impera la espectralidad, pero rara vez encontramos, como en su teatro, aparecidos ¡°con s¨¢bana¡±, por as¨ª decirlo, sea la s¨¢bana una chaqueta de espiguilla o un vestido de Chanel. El teatro pide espectros de carne y hueso. Modiano contaba que en su juventud escribi¨® mucho teatro, pero al parecer ech¨® el freno por el fracaso (¡°Una verdadera cat¨¢strofe¡±) de La Polka (1974), donde las v¨ªctimas de un personaje inspirado en el asesino Petiot desfilaban en una literal fantasmagor¨ªa. La obra fue fantasmal por partida triple: por su tem¨¢tica, por su p¨¦sima acogida en el parisino Th¨¦?tre du Gymnase, y porque no lleg¨® a editarse.
Modiano tard¨® casi diez a?os en publicar Poup¨¦e blonde (1983), de muy distinto tono. Aqu¨ª los fantasmas eran dos, Louise y Felix, que formaron el conjunto Les Peter Pans con sus compa?eros de juventud, cuyo ¨²nico ¨¦xito fue la canci¨®n del t¨ªtulo. Los fantasmas ¡°reales¡± se reencuentran con sus amigos, afantasmados por el recuerdo, incapaces de abandonar sus sue?os de adolescencia. El texto era una delicia, cuyo encanto se extendi¨® a la edici¨®n: Modiano y su hermano del alma, el gran dibujante Pierre Le Tan, responsable de sus portadas en Folio, insertaron la obra en un programa de mano que evocaba minuciosamente (anuncios, retratos del equipo, dise?os de vestuario y decorados) su estreno imaginario en los a?os cincuenta. El atractivo volumen se reedit¨® varias veces, pero la funci¨®n no vio la luz hasta 2008 y tuvo un estreno fugaz en Amsterdam, rebautizada como Le petit train, a las ¨®rdenes de Emmanuelle Favreau.
En 2017, tres a?os despu¨¦s de recibir el Nobel, Modiano vuelve con un curioso d¨ªptico: Gallimard publica una novela, Souvenirs dormants, y una nueva obra teatral, Nos d¨¦buts dans la vie, ambas reci¨¦n presentadas en castellano por Anagrama. El t¨ªtulo de la comedia, Nuestros comienzos en la vida, alude al 19 de septiembre de 1955, la noche del ensayo general de un montaje de La gaviota donde la protagonista, Dominique, interpreta a Nina. Una fecha a partir de la que todo puede pasar. Las voces teatrales del ensayo (y el ruido del viento en las hojas) llegan a trav¨¦s de un altavoz en el camerino. Hay dos teatros conectados por un misterioso pasadizo. Y dos fantasmas, para variar: la eg¨®latra Elvira y el tortuoso Caveux, inclementes retratos de la actriz Louisa Colpeyn, la madre de Modiano, y su adorador Jean Cau, h¨ªspido secretario de Sartre en Les temps modernes. Jean, el hijo de Elvire, tambi¨¦n es un fantasma de s¨ª mismo, que desde la vejez evoca su pasado como joven escritor en el extra?o cielo de ese teatro en Pigalle, o el banco en la calle donde queda con Dominique, bajo la blancura de la nieve nocturna que va a espectralizarlo todo. En su recuerdo, los amantes hablan con el lenguaje, entre refitolero y enardecido, de los adolescentes de Cocteau. Una ¨²nica pega: quiz¨¢s haya demasiados oscuros en el texto.
A finales de los ochenta, el director Joan Oll¨¦ quiso montar Poup¨¦e blonde en el cine Galer¨ªas Condal de Barcelona, ya desaparecido, lo que sol¨ªa llamarse ¡°una bombonera¡±, muy modianesca, pero el escritor era entonces rotundamente minoritario. Creo que Oll¨¦ ser¨ªa un director ideal para montar ¡°Nuestros comienzos en la vida¡±.
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