Segundo encierro de San Ferm¨ªn 2018: limpia y lluviosa carrera de los toros de Jos¨¦ Escolar
Ning¨²n animal se volvi¨® a los corrales, como sucedi¨® en los tres a?os precedentes con esta ganader¨ªa
Se rompi¨® la tradici¨®n, no hubo tres sin cuatro y ning¨²n toro de Escolar se volvi¨® a los corrales, como sucedi¨® en las carreras de los tres a?os precedentes. Y algo m¨¢s: no hubo heridos, noticia grata, pues ocho mozos mantienen en sus carnes las cicatrices de los pitones escolares.
Ma?ana lluviosa en Pamplona, y menos gente, en apariencia, en las calles, quiz¨¢ temerosa ante el peligro del agua sobre los adoquines y a la mala fama de los toros madrile?os; pero lo cierto es que el segundo encierro de San Ferm¨ªn ha sido limpio, ¡ªsolo tres contusionados, seg¨²n el primer parte m¨¦dico¡ª, y ha permitido bonitas carreras de los mozos que se atrevieron a probar suerte con los c¨¢rdenos toros de Jos¨¦ Escolar.
Por cierto, el cohete que anuncia la apertura de puertas en el Corral de Santo Domingo cogi¨® dormidos a los cabestros; hasta 15 segundos tard¨® el primer animal en aparecer y no fue un acompa?ante, sino un toro con aire temeroso y lleno de dudas. Arreados por los pastores, olvidaron todos la inicial somnolencia y enfilaron la cuesta con desgana y paso lento.
La muchedumbre que les esperaba les alert¨® el ¨¢nimo, aceleraron la marcha, y los cabestros cayeron entonces en la cuenta de su deber diario: dirigir la manada calle arriba hasta la plaza. Y lo hicieron con disciplina militar. Se colocaron en cabeza, pisaron el acelerador, y as¨ª llegaron hasta la curva que da paso a la calle Mercaderes, donde curiosamente no resbal¨® ning¨²n animal. Es la demostraci¨®n, un d¨ªa m¨¢s, de la efectividad del l¨ªquido antideslizante que se esparce en algunos tramos de la carrera y que es motivo de pol¨¦mica entre los mozos, pues son muchos los que consideran que resta vistosidad al encierro, impide que la manada se rompa y que los corredores pongan a prueba su preparaci¨®n.
El paso por Mercaderes, como es habitual, fue r¨¢pido, pr¨®digo en empujones, pitones amenazantes y alg¨²n que otro mozo despistado y atrevido que qued¨® atrapado entre los cabestros y acab¨® pisoteado por los dem¨¢s.
Un peque?o mont¨®n se form¨® a la entrada al callej¨®n de la plaza, a donde llegaron cuatro toros apretados y se encontraron con un ruedo encharcado y resbaladizo. Pronto apareci¨® el toro quinto, y tras una muchedumbre acelerada, pasados ya unos segundos eternos, entr¨® el sexto y ¨²ltimo, que hab¨ªa ca¨ªdo en la Cuesta de Santo Domingo y se vio obligado a hacer la carrera en solitario. Solo en el ruedo, desconocedor de su obligaci¨®n, perdi¨® las manos, se volvi¨® sobre sus pasos antes de entrar en los corrales y solo encontr¨® el camino cuando se lo mostraron los capotes de los pastores.
Al final, dos minutos y 55 segundos de una carrera at¨ªpica de los toros de Jos¨¦ Escolar, pues ning¨²n toro se dio la vuelta al inicio de la carrera y no se produjeron heridos por cornada; solo tres contusionados, uno en la zona maxilofacial, un segundo en la pierna derecha con posible fractura y el tercero en el cr¨¢neo. A pesar de ello, un encierro tranquilo, lluvioso, resbaladizo y emocionante de los toros siempre peligrosos de Jos¨¦ Escolar.
A continuaci¨®n reproducimos en orden cronol¨®gico la narraci¨®n en directo que hemos realizado del encierro en EL PA?S.
Babelia
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