Indignidad
Series y libros como 'El d¨ªa de ma?ana' ser¨¢n en la historia una fuente de informaci¨®n tan valiosa o mas que los documentos oficiales
De la excelencia de una serie como El d¨ªa de ma?ana (Movistar) se ha escrito en esta mismas p¨¢ginas mucho y bien. Cabe, quiz¨¢s, se?alar un aspecto colateral de la misma, aquel que ratifica la convicci¨®n de que los futuros historiadores de nuestro pasado inmediato tendr¨¢n en este tipo de narraciones, tanto las literarias como las audiovisuales, una fuente de informaci¨®n tan valiosa o mas que los documentos oficiales.
Lo que Mart¨ªnez de Pis¨®n con su novela hom¨®nima y Mariano Barroso y Alejandro Hern¨¢ndez con su adaptaci¨®n a la televisi¨®n nos ofrecen es mas que un relato, es la cr¨®nica de los ¨²ltimos a?os del franquismo, aquellos que van desde el multitudinario recibimiento popular al dictador en su visita en 1970 a Barcelona hasta a su muerte en 1975 y a la posterior legalizaci¨®n del Partido Comunista en abril de 1977, una sucesi¨®n de acontecimientos documentados con el rigor habitual del novelista y una brillante puesta en escena del realizador.
Un tiempo y un pa¨ªs que ha sido reconstruido desde la ficci¨®n, por ejemplo en el estupendo largometraje Camada negra, de Guti¨¦rrez Arag¨®n (1977), y en el que se destaca el clima opresivo de una sociedad atemorizada por un r¨¦gimen totalitario en el que la polic¨ªa secreta se convirti¨® en uno de sus pilares b¨¢sicos. La siniestra comisar¨ªa de V¨ªa Laietana, como el siniestro edificio de la DGS en la madrile?a Puerta del Sol, fueron feudos de unos funcionarios que encontraban en la tortura la justificaci¨®n un perverso placer.
Tiempos duros, de censura y palizas amparadas en la impunidad que les ofrec¨ªa un r¨¦gimen al mismo tiempo que favorec¨ªa el enriquecimiento de los grandes estraperlistas y especuladores inmobiliarios. A?os amenazadores ante la indiferencia de una mayor¨ªa silenciosa capaz de soportar lo insoportable si, finalmente, pod¨ªa veranear en Benidorm o en Torrevieja. De todo eso tambi¨¦n nos habla El d¨ªa de ma?ana, incluso de la indigna secuela de una clase pol¨ªtica capaz de premiar a individuos como Billy el Ni?o, el alter ego del comisario Landa en la ficci¨®n.
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