El desencanto de la novedad
El Mundial de f¨²tbol que concluye ma?ana ha sido un torneo deslucido, que ha perdido tanto prestigio emocional como expectativa de seducci¨®n
El Mundial de f¨²tbol que concluye ma?ana ha sido un torneo deslucido, pero lo peor es que megaconstrucciones como esta fueran tan aburridas. No importa los alborozos en algunas naciones y la tristura en otras como es de raz¨®n. En conjunto, sin embargo, ha perdido tanto prestigio emocional como expectativa de encanto. Una arpillera de color ceniza ha parecido cubrir la mediocridad del juego y los resultados.
Mezquindad en el marcador, marcador de baja graduaci¨®n para las novedades de equipo y la figura del h¨¦roe. El campeonato ha trascurrido as¨ª sobre las rodelas de un quehacer cansado de s¨ª y el tedio ¡ªexaminado objetivamente¡ª ha sido el tufo dominante. Ni el VAR y sus nuevos modos han contribuido a procurarle mayor lujo y, por si faltaba poco, la abominable est¨¦tica rusa solo ha empeorado los dise?os y la coreograf¨ªa.
Pero no es, sin embargo, un excepci¨®n este car¨¢cter de retiraci¨®n sin desplazamiento atractivo. Cruzamos una ¨¦poca ¡ªdesde la Gran Crisis¡ª en que ya no se vive esperando una novedad, m¨¢s bendita o peligrosa, sino asumiendo lo que se parece a un provenir ensimismado en su menoscabo.
Desde el desencanto pol¨ªtico al comercial (en la ropa, en los muebles, en los artefactos hastiados de apps), hasta las interminables secuelas novel¨ªsticas o cinematogr¨¢ficas, el mundo parece girar en una inercia sin salida de lo mismo. La econom¨ªa no avanza ni retrocede y sin las atrabiliaria sacudidas de Trump todo ser¨ªa un vaiv¨¦n desgastado. La bolsa sube y baja, crece y decrece, promete y decepciona como una r¨¦plica del movimiento inm¨®vil.
Vivimos como en un redondel de premiosos cangilones. No hay un m¨¢s all¨¢ como apuesta por lo mejor y, excepcionalmente, a todo atisbo de animosidad se le inyecta pronto un anest¨¦sico que la hace regresar sobre su mismo eje.
?A?os y penitencia? Estado de ataraxia. De un l¨ªder y su cohorte de ideas cabr¨ªa esperar un cimiento o una simiente de ideas pero, ?d¨®nde est¨¢n?
La carcoma pol¨ªtica cada vez m¨¢s fosca lo recubre casi todo de lo mismo. Vac¨ªo o no. ?A?os de plomo? A?os pesados y grises que ni matan como balas fatales ni endulzan las ilusiones, por incipientes que sean. A?os de amargura insulsa, tiempos de decadencia sin aquel interesante y venenoso sabor a verd¨ªn de anta?o. Fin de la esperanza en la novedad, desencanto ante la pr¨®xima remesa de noticias.
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