Hollywood busca a los hispanos

Conscientes de que el mercado hispano de Estados Unidos es cada vez m¨¢s numeroso y potente, Hollywood echa redes desde Metro-Goldwyn-Mayer con Un mar de enredos, nueva versi¨®n de la olvidada comedia rom¨¢ntica de los 80 Un mar de l¨ªos (1987), dirigida tres a?os antes de Pretty Woman por el especialista en el g¨¦nero Garry Marshall, y protagonizada por Goldie Hawn y Kurt Russell.

Una nueva producci¨®n en la que, adem¨¢s de intercambiar el sexo de los protagonistas (el millonario es ¨¦l y la de clase trabajadora, ella, cuando en la original era al rev¨¦s), se introducen importantes matices en materia de origen y, consecuencia de ello, de reparto. El rico insoportable, superficial y clasista es esta vez mexicano, lo que lleva al protagonismo de Eugenio Derbez, una estrella de la comedia en su pa¨ªs y de gran influencia en los ¨¢mbitos hispanos de EE UU, aunque casi desconocido en Espa?a, pese al ¨¦xito en buena parte del mundo de la directamente t¨®xica No se aceptan devoluciones (2013), de la que se hizo un remake en Francia.

Esa mutaci¨®n de nacionalidades en la ficci¨®n lleva a un loable intercambio de roles con el que, huyendo del estereotipo en EE UU, el que tiene abundante pasta es el hispano y la que debe bregar con trabajos basura mientras ans¨ªa el sue?o americano de convertirse en enfermera es una anglosajona interpretada por Anna Faris. Un cambio que, sin embargo, no evita que el primer acto de la historia sea espantoso, con nula gracia en los di¨¢logos y situaciones, y, sobre todo, con unos infames trucajes de guion que acaban acercando al equ¨ªvoco de la situaci¨®n eje de la pel¨ªcula: el matrimonio forzado entre dos personas que se odian, y de universos sociales en las ant¨ªpodas, gracias a la amnesia del personaje del pr¨®spero hijo de la tercera persona m¨¢s rica del mundo.

Sin embargo, sorprendentemente, cuando parece que est¨¦s abocado a una infumable comedieta con tono y trama de f¨¢bula moral, Un mar de enredos, con fuerte presencia del idioma espa?ol (y de secundarios como Eva Longoria y Cecilia Su¨¢rez), va mejorando con el transcurso del metraje. Sigue sin tener gracia, y todo se ve venir, incluido el mensaje ¨¦tico sobre las clases sociales y el amor a la prole como detonante para la felicidad, pero al menos su esquema de comedia familiar blanca y moralista molesta menos.