Qu¨¦ tiene Machado que todo el mundo lo quiere
PSOE, PP y nacionalistas citan y recurren al poeta como un referente y un s¨ªntoma de urgencia para el di¨¢logo
So?¨® una Espa?a que se torn¨® pesadilla cuando, exhausto, cruz¨® la frontera para morir en Colliure, al otro lado, un 22 de febrero de 1939. Pero Antonio Machado sigue entre nosotros como absoluto referente moral ante las encrucijadas. Por eso ahora est¨¢ en boca de todo el mundo.
Su estatura ¨¦tica se impuso ya en el primer encuentro que Pedro S¨¢nchez mantuvo con Quim Torra en Moncloa el 9 de julio. El presidente catal¨¢n pidi¨® ver la fuente en la que el poeta se citaba con Pilar de Valderrama, alias Guiomar, su ¨²ltimo amor. Se encuentra dentro del complejo presidencial y el gesto indicaba una clara intenci¨®n de deshielo: no hac¨ªa muchos meses, en Sabadell, un informe ofensivo a cargo de una comisi¨®n municipal independentista recomendaba quitar su nombre de una plaza por espa?olista y anticatal¨¢n.
Este pasado fin de semana, Pablo Casado tambi¨¦n lo cit¨®. Fue en la clausura del congreso del PP, donde fue elegido presidente. Machado como referencia lanzaba un gui?o de moderaci¨®n para quienes han diagnosticado su perfil de joven cachorro de la derecha sin complejos. Escogi¨® El dios ¨ªbero: ¡°Hombres de Espa?a, ni el pasado ha muerto,/ ni est¨¢ el ma?ana ¡ªni el ayer¡ª escrito¡±. Dos d¨ªas despu¨¦s, citaba a Aznar en la sede de G¨¦nova.
El caso es que Machado ah¨ª anda, a mano de escritores de discursos, asesores de gui?o y destello, pol¨ªticos emergentes... Sirve para aglutinar esencias castellanas y amansar delirios separatistas. Pero ha sido as¨ª desde siempre. Luis Mu?oz, poeta experto en el autor y profesor de la Universidad de Iowa (Estados Unidos), lo recuerda: ¡°La autoridad simb¨®lica de Machado ha sido disputada, desde el momento de su muerte, sobre todo por la Falange y el Partido Comunista. Antes no, porque Machado se encargaba de definir los l¨ªmites de su ideolog¨ªa¡±. Es decir, ¨¦l mismo se ocup¨® de que nada confundiera su compromiso con una Espa?a abierta y libre, al¨¦rgica al dogma totalitario.
Una vez muerto, qued¨® abierto a banderas e interpretaciones. ¡°Machado encarna como nadie en la historia contempor¨¢nea de Espa?a una autoridad moral. Queda corroborada, desde luego, por sus escritos, sus poemas y sus textos en prosa. Pero tambi¨¦n por la ejemplaridad de su vida y su derrota personal. Aludir a Machado es, por tanto, invocar a esa autoridad¡±, afirma Mu?oz.
En el caso de Casado, para el hispanista Ian Gibson, ¡°hay que deducir que la elecci¨®n de don Antonio no fue casual¡±. Fue consecuencia directa tambi¨¦n del gesto de Torra y S¨¢nchez, cree el autor de la biograf¨ªa sobre el poeta, Ligero de equipaje. Fue Gibson quien redescubri¨® en enclave de la Moncloa ¡°El autor de Juan de Mairena es hoy m¨¢s necesario que nunca, con su invitaci¨®n al di¨¢logo sosegado y su sue?o de una Espa?a culta, europea y en paz¡±.
Precisamente en Juan de Mairena, Machado recomienda: ¡°Cuando pens¨¦is en Espa?a no olvid¨¦is ni su Historia ni su tradici¨®n, pero no cre¨¢is que la esencia espa?ola os la puede revelar el pasado. Esto es lo que suelen ignorar los historiadores. Un pueblo es siempre una empresa futura. Un arco tendido hasta el ma?ana¡±. ¡°Aquella Espa?a que pas¨® y no ha sido¡±, como dec¨ªa en su poema Del pasado ef¨ªmero.
¡°La poes¨ªa de Machado contiene numerosos elementos que explican la resonancia particular, el timbre de emoci¨®n que tiene para sus lectores. Por una parte, la esencialidad de las cosas, por otra la trascendencia simb¨®lica de los paisajes y las gentes de Espa?a y la capacidad para poner el dedo en la llaga en los rasgos m¨¢s problem¨¢ticos del temperamento del pa¨ªs¡±, asegura Luis Mu?oz.
Su obra se ha puesto al d¨ªa en la esfera literaria, filos¨®fica y pol¨ªtica. Tambi¨¦n en la m¨²sica, con la canonizaci¨®n popular que le otorg¨® Joan Manuel Serrat, y en otros ¨¢mbitos. ¡°Como con la pel¨ªcula Los mundos sutiles de Eduardo Chapero Jackson (2012), o como la sorprendente glosa ¡°caminante no hay camino¡±, popularizado por Serrat, a cargo del d¨²o de m¨²sica electr¨®nica las Bistecs, en 2016¡±, a?ade Mu?oz.
Y obviamente en la poes¨ªa. Cuando muri¨® en la cama de un peque?o hotel, su hermano Jos¨¦ encontr¨® en el bolsillo de su viejo gab¨¢n tres pistas simb¨®licas. La eterna duda metaf¨ªsica shakespeariana, ser o no ser; cuatro versos para Guiomar y otro, a modo de apunte inacabado que rezaba: "Estos d¨ªas azules y este sol de la infancia". Es precisamente el que ha usado el editor Chus Visor para conmemorar el n¨²mero 1.000 de su colecci¨®n de poes¨ªa. Su regreso a la primera l¨ªnea le parece una buena se?al al editor: ¡°Una muestra de que Machado es inagotable, que lo mismo sirve para alimentar a unos que para dar de comer a otros. Hace a?os desde el PP quisieron resucitar a Aza?a. Ahora, todos invocan a Machado... El camino es el correcto. Vamos a ver si aplican en consecuencia sus ejemplos y ense?anzas¡±.
Ojo con las manipulaciones
Antonio Machado ha sido objeto constante de manipulaciones desde su muerte. Todo comenz¨® un a?o despu¨¦s de ser enterrado en Colliure. "Ah¨ª sufri¨® su primera manipulaci¨®n y mutilaci¨®n flagrante por parte de Falange", asegura Luis Mu?oz. "Ese a?o, Dionisio Ridruejo publica un texto, titulado El poeta rescatado, en el primer n¨²mero de la revista Escorial y al a?o siguiente figura como pr¨®logo de la edici¨®n de Poes¨ªas completas. Ah¨ª, Ridruejo trata de, digamos, rescatar a Machado de sus propias ideas pol¨ªticas". Por el otro bando, tambi¨¦n se rifan su figura: "Desde el Partido Comunista, Machado es reivindicado, junto a Lorca y Miguel Hern¨¢ndez, como uno de los poetas del sacrificio, tal y como los llama Alberti. Y como una suerte de santo laico,", a?ade Mu?oz. Las disputas entre sus colegas tambi¨¦n lo han zaherido. "Lleg¨® a ser de cabecera para los integrantes de la corriente social y el grupo del 50. Pero a partir de mediados de los a?os sesenta, la validez de su obra fue puesta en cuesti¨®n para regresar despu¨¦s como clave para un grupo numeroso de creadores en los ochenta".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.