Dando cuerda al verano
La 'rentr¨¦e' augura una monta?a de libros no inferior a otros a?os, a pesar de que los n¨²meros del sector no acaban de salir del rojo
1. Resentimientos
Me entero, ojeando viejos peri¨®dicos (los nuevos son m¨¢s dif¨ªciles de conseguir por la huelga de repartidores y por la cada vez m¨¢s preocupante escasez de quioscos), de que Amancio Ortega, nuestro m¨¢s conspicuo tycoon, ha estrenado su nuevo superyate (47 metros de eslora, algo menos que el anterior, que no cab¨ªa en los puertos deportivos gallegos), al que ha llamado Valoria B en homenaje al pueblo vallisoletano en que naci¨® su madre: ya ven, a pesar de mi resentimiento de clase reconozco que incluso los superricos tienen su corazoncito. Ignoro c¨®mo se ver¨¢ desde alguna de sus tres flamantes cubiertas la playa de Calafell, donde transcurrieron los veranos m¨¢s felices de mi vida, en una prehistoria en la que ustedes a¨²n no hab¨ªan nacido. Mi hermano, que a¨²n pasa all¨ª breves temporadas, me ha desencaprichado de volver: aquel territorio m¨ªtico donde, al igual que Carlos Barral (su hijo adoptivo m¨¢s ilustre), encontr¨¦ ¡°la libertad corporal, el espacio salut¨ªfero y, sobre todo, un campo de experiencias est¨¦ticas directas y, si bien modestas, de reales experiencias er¨®ticas¡± (A?os de penitencia, 1975), es ahora uno de esos atestados y disuasorios destinos playeros en los que poco queda de lo que fundament¨® mi educaci¨®n sentimental. Mis amigos y mis primeras novias con derecho a roce y lengua ya no est¨¢n all¨ª, y las barcas de pesca varadas en la playa desaparecieron hace tiempo, igual que Samolero, aquel borracho sufriente y parlanch¨ªn cuyos delirium tremens dejaban cortos a los del personaje de Ray Milland en D¨ªas sin huella (Wilder, 1945). Me consuelo malamente del muy caluroso termidor madrile?o repasando al aire quejoso de un renqueante ventilador los avances de publicaci¨®n que me han ido llegando. As¨ª, a bote pronto, la rentr¨¦e augura una monta?a de libros no inferior a otros a?os, a pesar de que los n¨²meros del sector no acaban de salir del rojo: seg¨²n los datos, incompletos y mejorables, de LibriRed, en lo que llevamos de a?o las ventas son un 8% inferiores a las de 2017. En cuanto a la programaci¨®n, constato en los grandes sellos mucho ¡°relanzamiento¡±, mucha reedici¨®n en odres nuevos (incluidas nuevas traducciones), bastantes ¡°recuperaciones¡±, alguna compilaci¨®n y ¡ªfaltar¨ªa m¨¢s¡ª alguna conmemoraci¨®n impostada, como ese extra?o 120? aniversario del nacimiento de FGL que Ediciones B celebra con la publicaci¨®n (en noviembre) del c¨®mic Vida y muerte de Federico Garc¨ªa Lorca, con guion (claro) de Ian Gibson y dibujos de Quique Palomo; s¨ªntomas todos ellos de que los editores conf¨ªan m¨¢s en sus fondos. Por lo dem¨¢s, en los paratextos con los que venden su producto a cr¨ªticos, rese?istas y libreros, uno de los adjetivos que m¨¢s abunda es ¡°deslumbrante¡±. Y a m¨ª, que padezco de fotofobia, tanto destello me nubla la visi¨®n.
2. Animalia
Dos datos significativos del mercado estadounidense: por primera vez la facturaci¨®n de libros online ha igualado a la de las librer¨ªas f¨ªsicas, lo que sugiere, entre otras cosas, que Amazon contin¨²a ganando terreno. Adem¨¢s, la no ficci¨®n sigue siendo el segmento de la edici¨®n que registra mayor crecimiento (5,4% entre 2016 y 2017), mientras que la ficci¨®n para adultos sigue estancada desde 2015. En la programaci¨®n espa?ola para la rentr¨¦e tambi¨¦n abunda la no ficci¨®n en todas sus formas. Me llama la atenci¨®n que, dentro del paraguas del nature writing, aumente la presencia de libros sobre animales ¡ªquiz¨¢s confirmaci¨®n de una submoda animal writing¡ª, y me he divertido bastante leyendo los paratextos de sus editores. Selecciono tres particularmente apetecibles. Seix Barral publicar¨¢ (octubre) El alma de los pulpos, de la naturalista Sy Montgomery, sobre cuyo protagonista se dice que se trata de un animal ¡°inteligente¡±, que puede cambiar de color y forma y que ¡°tiene veneno como una serpiente, un pico como un loro, y es capaz de introducir su cuerpo por una abertura del tama?o de una naranja¡±. Caramba: estoy por adoptar uno como mascota, atarle una correa y personarme con ¨¦l ante la mansi¨®n de Waterloo cuando el gran fugado se d¨¦ otro de sus banys de massas. Por su parte, Ariel publicar¨¢ en noviembre El ingenio de los peces, de Jonathan Balcombe: su publicidad asegura que esos animales, a los que hasta ahora consideraba entre los m¨¢s est¨²pidos de la creaci¨®n, son ¡°seres sensibles, conscientes, sociales y ¡ªatenci¨®n¡ª muy parecidos a nosotros¡±. Otra cosa es Adi¨®s al caballo (Taurus, octubre), de Ulrich Raulff, un elegiaco ensayo sobre lo que estos mam¨ªferos, hoy relegados al deporte y al asueto, han representado para nuestra especie.
3. Indecencias
Siempre he pensado que Haruki Murakami, el m¨¢s hype de los aspirantes al Nobel (a ver si le cae pronto y a mi amigo Juan Cerezo, su actual editor, le ponen en Planeta la estatua que se merece), naci¨® con una flor en el trasero. Las autoridades hongkonesas han declarado indecente su ¨²ltima novela, La muerte del comendador, cuya primera entrega (de dos) Tusquets publicar¨¢ en octubre. Y es que hasta Hong Kong llega la mano censora del r¨¦gimen de Xi Jinping, el m¨¢s estalinista de los ¨²ltimos l¨ªderes chinos. La declaraci¨®n de indecencia ¡ªa cuenta de alguna escena sexual¡ª significa que el libro se publicar¨¢ en todo el mundo con un plus de publicidad gratuita (esta m¨ªa incluida). Por lo dem¨¢s, los que lo han le¨ªdo afirman que, adem¨¢s de recordar a su Cr¨®nica del p¨¢jaro que da cuerda al mundo (1997), ofrece m¨¢s de lo mismo, o sea, seg¨²n los paratextos, ¡°una historia adictiva e inquietante en torno a la soledad, el amor, el arte y el mal¡±. Todo ello, claro, con el ¡°toque Murakami¡±, con su poquito de realismo m¨¢gico, su misterio, sus azares y sus homenajes a fetiches culturales (esta vez a El gran Gatsby y a Mozart). Todo muy sensible y elegante. Como era de esperar.
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