Las fiestas de mi pueblo son lo m¨¢s
Dos j¨®venes arquitectas replican en una ir¨®nica instalaci¨®n las t¨ªpicas celebraciones de las localidades espa?olas
Despu¨¦s de acudir a diez fiestas de pueblo en julio, a la madrile?a Aida Sal¨¢n y la gijonesa Cris Arg¨¹elles, ambas nacidas en 1992, les quedaron a¨²n ganas de jarana como para instalar un simulacro de esas celebraciones locales en una sala de exposiciones art¨ªsticas. Las dos son arquitectas por la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid y forman Blast!Arch, ¡°un estudio pop desde el que trabajan sobre cuestiones como la identidad, la est¨¦tica o la memoria¡±, apuntan. Su ¨²ltimo proyecto se llama Las fiestas de mi pueblo son lo m¨¢s, con el que quieren ¡°dar una visi¨®n ir¨®nica, pero sin ridiculizar a nadie¡±, advierten, de unos eventos que cada verano animan la vida de paisanos y forasteros en localidades de todo tama?o y condici¨®n por toda Espa?a.
Entre los elementos que Sal¨¢n y Arg¨¹elles han reproducido en su obra de cualquier fiesta de pueblo que se precie destacan la barra met¨¢lica de bar, un peque?o altar con su santo, la carpa para actividades variopintas o los carteles que anuncian tanto a las orquestas que intentan amenizar las veladas, como informan del repertorio de comida y bebercio. Su trabajo se expone en la sala Amad¨ªs, del Instituto de la Juventud (Injuve), en Madrid, hasta el 5 de septiembre, junto a otros tres proyectos seleccionados entre 60 aspirantes cuyos requisitos eran que sus autores fueran espa?oles, menores de 30 a?os y que sus obras girar¨¢n en torno al lema ?Qu¨¦ aburrimiento!
Entonces, ?las fiestas de pueblo son un muermo? Veamos. ¡°Desde mi infancia en Asturias tengo arraigadas las fiestas como algo que haces para combatir el aburrimiento¡±, dice Arg¨¹elles. ¡°En torno a ellas se levantan arquitecturas ef¨ªmeras e informales, con todos esos elementos que se despliegan y vuelven a plegarse, tambi¨¦n est¨¢n los que se atan para sostener algo, los hinchables¡¡±, se?ala su compa?era. Ambas se pasearon por fiestas patronales en Madrid, Toledo, Guadalajara, Segovia y ?vila. A todas llegaban temprano, con la misa, y se quedaban hasta la noche, con el jolgorio. ¡°Es curioso ver c¨®mo los rituales son los mismos en cada sitio, pero a la vez cada pueblo se esfuerza para poner algo propio y distinguir su celebraci¨®n como algo aut¨¦ntico. Esta reivindicaci¨®n de su identidad es lo que m¨¢s nos ha llamado la atenci¨®n¡±, expone Sal¨¢n. ¡°La sensaci¨®n que hemos tenido es la de estar en una burbuja de la que no sal¨ªamos porque cada d¨ªa viv¨ªamos lo mismo. Parec¨ªa un decorado¡±, agrega.
Sobre el terreno, tomaron fotos, hablaron con los paisanos, algunos incluso les han enviado textos para explicar que sus fiestas son el no va m¨¢s o, por el contrario, asegurar que son tediosas, y clasificaron con paciencia todas las categor¨ªas festeras: el santo, la comida, las atracciones, las luces, la m¨²sica¡ ¡°pero sin ¨¢nimo de realizar un trabajo antropol¨®gico¡±, advierten. Sin embargo, material no les habr¨ªa faltado para ello. Como sucede por ejemplo con las fiestas en honor de San Crist¨®bal, patr¨®n de los camioneros, en las que hay una procesi¨®n de camiones a los que se bendice para la ocasi¨®n. O el pueblo de Guadalajara en el que se come un chocolate caliente a pesar de que la temperatura roza los 40?, mientras los vecinos se disfrazan de lo primero que encuentran en casa para pedir bollos por las casas. Luego est¨¢n las pe?as, formadas por individuos que se visten igual y beben y bailan, aunque el resto del a?o no se traten mucho.
Para ellas, las fiestas de pueblo tienen una doble cara. Como cantaba John Paul John sobre el amor, ¡°el aburrimiento est¨¢ en el aire, por todas partes¡± y, en paralelo, los que van a estos eventos, sean paisanines en un refrescante prao, o amigos con los que se toma un vino en un secarral en pleno resistidero, son conscientes de que, ¡°al fin y al cabo, se trata de divertirse y olvidar las tensiones diarias, as¨ª que da igual como est¨¦ todo montado¡±. Arg¨¹elles deja una ¨²ltima duda: si son peores ¡°las fiestas en las que est¨¢ tambi¨¦n la familia y te ven¡± o si, por el contrario, aquellas en las que no se conoce a nadie. Aunque ello suponga quedarte mirando c¨®mo los dem¨¢s bailan un pasodoble mientras uno se aburre, o se divierte.
De la fibrosis qu¨ªstica o los 'millennials'
La instalaci¨®n Las fiestas de mi pueblo son lo m¨¢s es uno de los cuatro proyectos art¨ªsticos elegidos por el Injuve, organismo p¨²blico adscrito al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, para la primera edici¨®n de la exposici¨®n Residencias art¨ªsticas. Durante julio, un grupo de expertos asesor¨® a los trabajos seleccionados en la puesta en escena y la comunicaci¨®n de su obra, se?alan desde el Injuve, que contribuy¨® con una ayuda de 2.000 euros por propuesta. Las otras obras ganadoras de estas Residencias art¨ªsticas son Visible / Invisible, de Elisa Gonz¨¢lez Garc¨ªa, que ha recreado con humor la habitaci¨®n de una enferma de fibrosis qu¨ªstica; #MadridMillennialResort&Spa, de ?lvaro Fern¨¢ndez Caboalles, simulacro de un verano id¨ªlico en la capital para j¨®venes, y Odiosis Corpus. Registrando el aburrimiento, del Colectivo Austral, que ha realizado una pieza audiovisual sobre las expresiones del aburrimiento. El ¨²ltimo d¨ªa de la exposici¨®n, 5 de septiembre, habr¨¢ una fiesta de clausura y la presentaci¨®n de un cat¨¢logo con los trabajos.
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