Rebosante de aristocracia
Vita Sackville-West describe con hiriente mordacidad el poso de feudalidad de la clase alta brit¨¢nica de la primera mitad del siglo XX a la que ella misma perteneci¨®
"Estar¨¢ rebosante de aristocracia¡±, expres¨® Vita Sackville-West a su querid¨ªsima e ¨ªntima amiga Virginia Woolf para anunciar su decisi¨®n de escribir Los eduardianos. No deja de ser extraordinario el contraste de la escritura de ambas: Vita creando una magn¨ªfica, elegante y despiadada novela tradicional con narrador omnisciente y perfectamente ajustada al esquema ¡°exposici¨®n-nudo-desenlace¡± y Virginia en vanguardia, luchando con la escritura en busca de un nuevo lenguaje capaz de mostrar una voz interior que expresara por s¨ª misma la vida de la conciencia en acci¨®n desde el movimiento propio de la mente de sus personajes, uno de los m¨¢s soberbios hallazgos de la narrativa del siglo XX.
Esta novela, sin duda la obra mayor de una mujer perteneciente al Grupo de Bloomsbury, casada con el gran editor Harold Nicolson, bi¨®grafa, viajera y dise?adora de jardines, est¨¢, efectivamente, rebosante de la m¨¢s rancia aristocracia del reinado de Eduardo VII. Pertenec¨ªa por familia a esa clase, la conoc¨ªa muy bien y su extraordinaria inteligencia y vitalidad le permitieron colocarse con toda lucidez a la distancia adecuada para describir con la m¨¢s hiriente mordacidad el poso de feudalidad de su clase, pero tambi¨¦n, por supuesto, se permiti¨® incursionar en el impagable mundo del servicio en las mansiones; a la clase media, la bohemia e incluso a alg¨²n outsider, Anquetil, capaz de agitar las aguas de la inconmovible formalidad de la mansi¨®n Chevron.
La potencia de la expresi¨®n de Vita Sack?ville nace de la escritura tradicional y su natural transcurso de los acontecimientos, y es lo m¨¢s alejado de cualquier forma de experimentaci¨®n. Su fuerte es la creaci¨®n de personajes, de ambientes, la posesi¨®n de una mirada agud¨ªsima y selectiva y ning¨²n miedo a llamar a las cosas por su nombre. Ella va a lo significativo sin detenerse en lo accesorio, pero asombra su capacidad de llenar de vida sus escenarios. En la descripci¨®n no necesita abrumar con un detallismo innecesario porque su atenci¨®n y selecci¨®n de los detalles con los que construye ambientes y personajes est¨¢n siempre fundadas en la elecci¨®n de lo significativo, muestra siempre lo sustancial y ah¨ª afirma su poder de convicci¨®n, su credibilidad, su compasi¨®n entendida como natural comprensi¨®n de lo humano, pero siempre cabalgando sobre la realidad, de la que se vale como de una cuchilla.
La construcci¨®n del relato es tan sencilla como eficiente. Consta de seis partes; la primera y la ¨²ltima tienen como referente a Leonard Anquetil, un viajero aventurero que es invitado a un fin de semana en Chevron a causa de su ¨²ltima haza?a. La invitaci¨®n responde a una mezcla de curiosidad y esnobismo. Anquetil es un tipo simp¨¢tico y vitalista y su presencia en la mansi¨®n revuelve un poco las cabezas del heredero de la dinast¨ªa, Sebastian, un joven caballero convencional, y de su hermana, Viola, m¨¢s herm¨¦tica y distante.
Las dos partes siguientes tienen como referente a Sylvia, Lady Roehampton. Es muy amiga de la madre de los chicos, Lucy. La mara?a de fingimiento, hipocres¨ªa, relaciones extramatrimoniales y dolor que se cubre con las buenas formas; y digo dolor porque la mirada de Sackville deja ver que tan dolor es el que procede del sufrimiento y de la injusticia como el de una cabeza hueca. El falso decoro es tal que cuando Sylvia, la m¨¢s c¨¦lebre belleza, se encama con el joven Sebastian, el affaire es considerado el no-va-m¨¢s de la temporada londinense. Lucy tambi¨¦n lo ve con buenos ojos, como una forma de aprendizaje de su hijo.
Las dos partes siguientes tienen como referente a Teresa, un conocimiento casual de Sebastian; casada con el doctor Spedding, un m¨¦dico de clase media como ella. Para Sebastian, ella es un ser distinto a todos cuantos conoce, casi una extraterrestre, y la convierte en objeto de su curiosidad. Capta perfectamente la diferencia de clase, pero es una ocasi¨®n de echar una ojeada a un mundo desconocido; ella, por su parte, es una de esas lectoras de lo que ahora llamamos ¡°revistas del coraz¨®n¡±, siempre deslumbrada por las celebridades. Invitada con su marido a una fiesta en Chevron tendr¨¢ ocasi¨®n de colmar su deseo de contemplar al gran mundo en todo su esplendor y de mostrar su dignidad personal de manera enternecedora.
Su inteligencia y vitalidad le permitieron colocarse con toda lucidez a la distancia adecuada para describir con la m¨¢s hiriente mordacidad el poso de feudalidad de su clase
En la novela hay momentos fundamentales de conflicto dram¨¢tico contados con una eficiencia y una sutileza notables; as¨ª, la conversaci¨®n entre Lord y Lady Roehampton por la relaci¨®n de esta con Sebastian, que termina con ella obligada a retirarse al campo (p¨¢gina 150 y siguientes); la de Margaret (hija de Sylvia) y Viola (144 y siguientes), un soberbio cara a cara de dos jovencitas deseosas de explicaciones; la de Sylvia y Sebastian, que han de despedirse; la conversaci¨®n entre Sebastian y Viola (214 y siguientes), fundamental en su aprendizaje; y, en fin, la de Sebastian y Teresa que termina en despedida, una escena tan extraordinaria como genial es la idea de introducir a Teresa en la novela.
En fin, una novela de gente perdida en un bosque de tradiciones, cautiva de un mundo de convenciones, pero con la conciencia de superioridad que dan el poder y la riqueza para prescindir de las durezas de la vida. Es a la vez una cr¨ªtica demoledora de la aristocracia hecha desde el conocimiento, no de o¨ªdas como es tan frecuente, y ¡ªsorpresa¡ª una ¡°novela de aprendizaje¡±. Imprescindible para todo amante de la buena literatura tradicional. Ideal para playa y monta?a.
COMPRA ONLINE 'LOS EDUARDIANOS'
Autor:?Vita Sackville-West (traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Balseiro).
Editorial:?Tusquets (2018).
Formato: tapa blanda y versi¨®n Kindle (320 p¨¢ginas).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.