El sacaleches
Mientras no consigamos derribar los tab¨²s de las dificultades de la maternidad, estas seguir¨¢n vi¨¦ndose como un problema individual de cada madre y no como un problema social
La primera vez que vi un sacaleches estaba embarazada de siete meses y me pareci¨® un aparato rar¨ªsimo. Me espant¨® ver mis pechos aplastados dentro de dos embudos de pl¨¢stico y no me gust¨® nada el ruido del motor, que me record¨® al de una impresora atascada. Estos d¨ªas, del 1 al 7 de agosto, se ha celebrado la Semana Mundial de la Lactancia Materna y he pensado que era una buena ocasi¨®n para hablar sobre este artilugio inc¨®modo, ruidoso, pero muy ¨²til, sobre el que apenas nadie dice nada.
Como casi todo lo relacionado con el puerperio, los extractores de leche materna son un tab¨². Cuando le coment¨¦ a un amigo que pensaba escribir un art¨ªculo sobre estos aparatos, me sugiri¨® que pusiera mis experiencias en boca de una amiga inventada porque la gente se pod¨ªa re¨ªr de m¨ª. Cuando qued¨¦ con la amiga que me prest¨® el sacaleches que todav¨ªa utilizo, me recomend¨® que mi marido no me viera usarlo.
Hasta finales de julio s¨®lo hab¨ªa utilizado el aparato en casa, pero hace un par de semanas me fui a Valencia a una despedida de soltera y pas¨¦ la primera noche separada del beb¨¦. Durante el tiempo que estuve de viaje, bail¨¦ una conga en la cafeter¨ªa del AVE con el sacaleches a la espalda, me vaci¨¦ los pechos en el ba?o de un restaurante de paellas y tambi¨¦n en la playa de la Patacona debajo de una t¨²nica muy grande que met¨ª expresamente en la maleta pasa sacarme leche junto al mar. Ese mismo s¨¢bado por la noche, hice una ¨²ltima extracci¨®n en una discoteca de deep house mientras ve¨ªa como la puerta del ba?o temblaba con los graves. A pesar del traj¨ªn, la escapada mereci¨® la pena; disfrut¨¦ de estar unas horas sin mi hijo y de reencontrarme con la Gabriela que fui. En el viaje de vuelta a casa pens¨¦ en el esfuerzo que hacen tantas mujeres que utilizan a diario el sacaleches en sus trabajos. ?Cu¨¢ntas madres habr¨¢ ahora mismo extray¨¦ndose leche a escondidas?, me pregunt¨¦.
Estos d¨ªas he interrogado a algunas amigas que amamantaron a sus hijos por sus experiencias con el sacaleches y no ha sido ninguna sorpresa descubrir que todas ten¨ªan algo que contar. Luc¨ªa me dijo que cuando su hija ten¨ªa cuatro meses, ella y su novio se fueron de escapada rom¨¢ntica a Italia. Mi amiga aprovechaba los desplazamientos en coche de un pueblo a otro para sacarse leche y, como no ten¨ªa d¨®nde guardarla, tiraba el l¨ªquido reci¨¦n exprimido por la ventanilla al asfalto de la Toscana. Mar¨ªa Jes¨²s, por el contrario, lloraba cada vez que derramaba una gota; su hijo no se enganchaba al pez¨®n y estuvo varios meses haciendo seis extracciones al d¨ªa. Cristina, que es ingeniera, se ha sacado leche infinidad de veces en una obra. Andrea no se llev¨® el sacaleches a un viaje de trabajo y, aunque por aquel entonces Leo ya ten¨ªa 19 meses, volvi¨® con mastitis. En el ¨²ltimo MadCool, un guarda de seguridad de la puerta del festival de m¨²sica sac¨® del bolso de Fiona un aparato redondo envuelto en una mara?a de cables de la que colgaban unos embudos, lo inspeccion¨® y le dijo: ¡°?Pero esta movida qu¨¦ es?¡±, y ella le contest¨®: ¡°Mi sacaleches¡±.
?Por qu¨¦ si extraerse leche es una pr¨¢ctica tan extendida estos aparatos apenas se ven? Mar¨ªa Jes¨²s dice: ¡°Creo que a la gente le da asco ver leche materna o pensar que te la est¨¢s extrayendo a su lado. Por eso yo tapaba siempre muy bien los botes de leche en la nevera de la oficina¡±. Por lo que leo, Mar¨ªa Jes¨²s parece estar en lo cierto. En un art¨ªculo de Bloomberg sobre Naya, una empresa que ha dise?ado un sacaleches que funciona con agua en vez de con aire para reducir el ruido y el dolor de la extracci¨®n, su fundadora cuenta que un posible inversor se neg¨® a tocar el producto porque lo consideraba asqueroso. ?ste fue el mismo adjetivo que utiliz¨® Donald Trump en 2015 para dirigirse a Elizabeth Beck, una abogada que tras de dos horas de reuni¨®n pidi¨® un descanso para sacarse leche. Despu¨¦s de leer estas historias creo que mientras no consigamos derribar los tab¨²s de las dificultades de la maternidad, ¨¦stas seguir¨¢n vi¨¦ndose como un problema individual de cada madre y no como un problema social.
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