Tint¨ªn y sus 47 aviones

La obsesi¨®n del genio del c¨®mic Georges Remi, Herg¨¦, por los aviones se explica entre prodigios aeron¨¢uticos como un viejo Concorde, un MIG-15 sovi¨¦tico o el bombardero F-84 Thunderjet. El hangar del museo Aeroscopia de Toulouse ¨Cciudad sede de Airbus¨C acoge hasta el 10 de enero de 2019 la primera exposici¨®n sobre los aviones, helic¨®pteros y cohetes en los que viajaron Tint¨ªn y Mil¨². El comisario de la exposici¨®n, el ingeniero espa?ol Jos¨¦ Miguel de la Viuda, combina su conocimiento de la aeron¨¢utica con su condici¨®n de tintin¨®logo en una demostraci¨®n exhaustiva del estrecho v¨ªnculo de Herg¨¦ con la aviaci¨®n.

Pese a que Aeroscopia en agosto es un caladero de familias que necesitan distraer a los m¨¢s peque?os, las vitrinas de la exposici¨®n sobre Tint¨ªn son poco atractivas para los ni?os: el contenido es elevado y est¨¢ m¨¢s enfocado a adultos que leyeron las historietas de Herg¨¦, adem¨¢s del contexto hist¨®rico que se explica. La primera aeronave de las 47 que pilota Tint¨ªn en sus 24 aventuras es un Polikarpov l-1, en Tint¨ªn en el pa¨ªs de los s¨®viets (1929), el primer caza construido en la URSS. El ¨²ltimo avi¨®n que aparece en la obra de Herg¨¦ es el Boeing 747, que cierra las tres ¨²ltimas vi?etas de Tint¨ªn y los P¨ªcaros (1976).

Tint¨ªn y sus amigos ponen rumbo a Bruselas desde San Theodoros ¨Cla rep¨²blica del c¨®mic que ficcionaba las dictaduras de Am¨¦rica Latina¨C en este Boeing que ¡°ser¨¢ el rey del cielo durante 37 a?os, destronado en 2007 con la llegada del Airbus-380¡±, escribe De la Viuda. La escena final del ¨¢lbum es un retrato pol¨ªtico de lo que podr¨ªa ser el castrismo o el sandinismo en Nicaragua: una vez tomado el poder en nombre de la revoluci¨®n, el general Alc¨¢zar asume el mismo papel autoritario que el depuesto Tapioca. Dos revolucionarios patrullan un pobre arrabal presidido por propaganda de Alc¨¢zar mientras lejos, en el aire, se ve el Boeing que lleva a Tint¨ªn hacia Europa.

El primer aparato de Tint¨ªn descrito en Aeroscopia es el Messerschmitt Bf 109 (Me-109), temido caza alem¨¢n de la Segunda Guerra Mundial y? de la Legi¨®n C¨®ndor durante la guerra civil. Herg¨¦ adapt¨® el Me-109 para El cetro de Ottokar, sustituyendo la cruz de la Luftwaffe por una suerte de cruz de San Andr¨¦s del ej¨¦rcito de Borduria. El cetro de Ottokar fue publicado por primera vez en 1938 y Borduria era, en la ficci¨®n de Herg¨¦, la Alemania que quer¨ªa anexionarse Syldavia (Austria).

De la Viuda acompa?a cada aeronave con las im¨¢genes y apuntes del archivo de Herg¨¦ ¨Cformado por 20.000 documentos¨C que inspiraron los dibujos. En el cat¨¢logo de la exposici¨®n, Herg¨¦, Tint¨ªn et les avions el detalle llega hasta el extremo de comparar las diferencias de las entradas de aire de los radiadores del Me-109 de la realidad y el del mundo de Herg¨¦.

Los archivos de Herg¨¦ son un puzle de fotograf¨ªas de aviones, extra¨ªdas de revistas y diarios, que son reproducidos luego en los ¨¢lbumes de Tint¨ªn. En Las 7 bolas de cristal y en El Templo del Sol aparecen los hidroaviones Sunderland, la gran debilidad de Herg¨¦, dibujados a partir de una unidad que el ej¨¦rcito franc¨¦s ten¨ªa destacada en Dakar y a partir de un modelo de esta nave que apareci¨® en la prensa alemana informando de los vuelos transatl¨¢nticos de este avi¨®n brit¨¢nico. En La Oreja rota, los ladrones del fetiche arumbaya Ram¨®n Bada y Alonso P¨¦rez viajan en un Wibault 283-t-12 de Air France. Herg¨¦ calc¨® el Wibault de la aerol¨ªnea francesa de una fotograf¨ªa de los a?os 30: a?adi¨® incluso el logotipo fundacional de Air France, un caballito de mar que recordaba el peso inicial de los hidroaviones en la compa?¨ªa.

Los aviones son fundamentales para una de las principales aportaciones de Herg¨¦, seg¨²n explica la muestra en Aeroscopia: la introducci¨®n de la perspectiva cinematogr¨¢fica en el c¨®mic. El ejemplo que aporta De la Viuda son los cambios que introduce Herg¨¦ en Tint¨ªn en el pa¨ªs del oro negro: el ataque de un Spitfire al cuartel del jeque Bab el Ehr entre la primera versi¨®n de 1940 y la de 1949 cambia por completo, con enfoques angulares que no tienen nada que envidiar a los mejores planos de Steven Spielberg.