Gruesa hasta lo grosero
La directora de 'Mustang' ilustra las revueltas de 1992 tras la sentencia del caso Rodney King con escasa calidad y sin refinar en un filme carente de exactitud y delicadeza
KINGS
Direcci¨®n: Deniz Gamze Erg¨¹ven.
Int¨¦rpretes: Halle Berry, Lamar Johnson, Daniel Craig, Rachel Wilson.
G¨¦nero: drama. EE UU, 2017.
Duraci¨®n: 92 minutos.
Si tenemos en cuenta que La familia de Pascual Duarte, de Camilo Jos¨¦ Cela, fue el m¨¢ximo exponente de lo que el poeta Antonio de Zubiaurre tild¨® en los a?os 40 como tremendismo de la literatura espa?ola, acusar a la directora francesa de origen turco Deniz Gamze Erg¨¹ven de tremendista por su pel¨ªcula Kings ser¨ªa casi un disparate. Estar¨ªa cerca del elogio, y no es cuesti¨®n.
As¨ª que como tampoco acaba de encajar en el caso el t¨¦rmino miserabilismo, que tantos cineastas contempor¨¢neos han convertido en sello de (anti)estilo, quiz¨¢ lo mejor que se pueda decir de la primera pel¨ªcula estadounidense de la exitosa autora de Mustang es que es grosera en su exposici¨®n de un lamentable hecho hist¨®rico y sus derivaciones: la sentencia mayoritariamente absolutoria de los polic¨ªas acusados de agredir a Rodney King, y las consiguientes revueltas sociales, en protesta por el fallo del jurado, en abril de 1992. Una pel¨ªcula casi tan grosera, tan de escasa calidad y sin refinar, tan carente de precisi¨®n, exactitud y delicadeza como la propia sentencia, aunque desde el otro lado del espectro ideol¨®gico.
No hay gama de grises en un caso como el de Rodney King. Ni en su paliza ni en su juicio, y solo hay que observar alguno de los recursos verbales y jur¨ªdicos de los abogados de los polic¨ªas (que Gamze Erg¨¹ven se encarga de mostrar en el relato) para darse cuenta del delirio. Pero, si se quiere hacer una pel¨ªcula sobre el hecho y las consecuencias, o mejor, sobre la situaci¨®n social que pudo llevar a los disturbios posteriores, con 54 muertos y m¨¢s de 2.000 heridos, ser¨¢ mejor indagar y reflexionar en lugar de repetir errores.
En la groser¨ªa de Kings (que no tremendismo, pues aqu¨ª no hay estilo), si en una secuencia dram¨¢tica se puede llorar, siempre ser¨¢ mejor que no hacerlo; si adem¨¢s de llorar se puede gritar, superior; y si se puede filmar en primer¨ªsimo plano y subiendo el sonido, ser¨¢ lo m¨¢ximo. Centrada en una familia desestructurada, cargada de trucos de magia de guion, y de situaciones llevadas hasta el absurdo en una obra que se supone de denuncia social y veros¨ªmil, la pel¨ªcula no extiende esa locura como met¨¢fora de la situaci¨®n, ni como alegor¨ªa, sino simplemente como un subrayado de la desfachatez.
Y si alguien se est¨¢ preguntando c¨®mo una directora tan aclamada en su primera obra ha podido dar este baj¨®n, recordemos que algunos (una ¨ªnfima minor¨ªa en una generalidad de cr¨ªticas positivas) ya llamamos la atenci¨®n en su d¨ªa sobre los peligros de algunas t¨¦cnicas narrativas y estil¨ªsticas incluidas en Mustang (2015), a partir de un hecho indiscutiblemente atroz en lo social: el manique¨ªsmo, el sensacionalismo, la belleza inoportuna, la acentuaci¨®n del martirio y el insulto a la inteligencia, al matiz y a la reflexi¨®n.
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