A la b¨²squeda de la barca del ap¨®stol Santiago
El municipio coru?¨¦s de Padr¨®n rastrea el lugar donde la leyenda dice que arrib¨® en el siglo I la embarcaci¨®n que transport¨® los restos del santo

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En Padr¨®n est¨¢n a la espera del milagro. Si se produce, la localidad coru?esa pr¨®xima a la r¨ªa de Arosa ¡°se pondr¨ªa en valor como parte fundamental del Camino de Santiago¡±. Algo as¨ª como lograr demostrar cient¨ªficamente que ¡°aqu¨ª empez¨® todo¡±, con las consecuencias econ¨®micas y culturales que el descubrimiento tendr¨ªa para el municipio. En juego est¨¢ hallar el lugar exacto donde la tradici¨®n se?ala que se desembarc¨® el cuerpo del ap¨®stol decapitado por Herodes Agripa I a miles de kil¨®metros de distancia en torno al a?o 40 despu¨¦s de Cristo. Pero como les ocurre a los peregrinos, la ruta hasta el sepulcro est¨¢ llena de interrogantes, ya que toneladas de asfalto y arena se interponen en la respuesta. En breve comenzar¨¢ la segunda fase del proyecto en que se ha embarcado el Ayuntamiento, una empresa local y los vecinos. Ya han encontrado pistas.
La leyenda sostiene que la barca con el cuerpo de Santiago el Mayor atrac¨® en las orillas del Sar en la primera mitad del siglo I procedente de Haffa (Palestina) y que iba tripulada por sus disc¨ªpulos Teodoro y Anastasio. Amarraron la embarcaci¨®n ¨Cque no deb¨ªa de ser peque?a teniendo en cuenta que hab¨ªa atravesado todo el Mediterr¨¢neo y ascendido por las atl¨¢nticas costas de Portugal hasta Galicia- y depositaron los restos del Zebedeo sobre una pe?a pegada al r¨ªo. Al posar el cuerpo, la roca se derriti¨® ¡°como cera¡±, dicen los cronistas medievales, y tom¨® la forma del santo. Pero los restos no se quedaron en Padr¨®n, ya que tras m¨²ltiples vicisitudes que se alargaron durante siglos, terminaron en Compostela. Pero eso es otra historia no menos complicada.
Sean cuales sean los hechos reales, lo que est¨¢ constatado es que desde el siglo XV las visitas al lugar donde se arrib¨® el supuesto cuerpo del Matamoros fueron continuas. Hasta el noble checo Le¨®n de Rosmithal de Blatna, cu?ado del rey Jorge de Bohemia, se acerc¨® en 1467 con un s¨¦quito de 40 personas a echar un vistazo. En 1549, el estudioso Bartolom¨¦ Sagrario de Molina, que tampoco pudo resistir la tentaci¨®n de dejarse caer por el lugar, dej¨® escrito: ¡°En una gran pe?a donde fue echado, que luego que sus disc¨ªpulos le sacaron de su barca y la pusieron en aquella piedra, ella misma se abri¨® y se hizo un sepulcro perfecto, seg¨²n hoy d¨ªa vemos en este puerto. Y esta piedra no es la barca en la que afirma el vulgo que vino el Ap¨®stol, sino donde fue echada¡±. Y es que algunos cre¨ªan que aquella formaci¨®n p¨¦trea antropoforma era la barca en la que hab¨ªa llegado el cuerpo, pero no hab¨ªa unanimidad.
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De todo aquello hoy en d¨ªa no queda nada visible, excepto?el primitivo noray donde los sufridos Teodosio y Anastasio amarraron la gabarra, el bajel o la lancha en la que llegaron desde Oriente Medio. En la localidad, de hecho, se conoce este bolardo de amarre como el pedr¨®n (lo de Padr¨®n ya viene de lejos por lo que se ve). Los vecinos lo colocaron bajo el altar mayor de la iglesia parroquial para conservarlo. Bien es verdad que era, en realidad, un ara romana dedicada al dios Neptuno. En ella se puede leer: ¡±No oris eses D S P", que se traduce algo as¨ª como ¡°A Neptuno, el Foro Iriense [por Iria-Flavia, parroquia de Padr¨®n], con su dinero".
Tantos eran los peregrinos que se acercaban durante el Medievo y la Edad Moderna a ver la pe?a, y de paso arrancar un pedacito como recuerdo -el amarre estaba a salvo en la iglesia-, que el papa orden¨® arrojarla al r¨ªo para preservarla. Eso s¨ª, antes pidi¨® construir una escalera de piedra que permitiera observarla de lejos en mitad de las limpias aguas del afluente del Ulla.
Rosmithal de Blatna lo relata as¨ª: ¡°Habiendo o¨ªdo el pont¨ªfice que los peregrinos quebrantaban por todas partes aquella pe?a, la sumergi¨® en el agua y labr¨® unos escalones desde donde pudiera la gente contemplarla ...¡±. ¡°En esta misma piedra vino por mar el cuerpo de Santiago¡±. Romisthal era de los que pensaban que la pe?a era en realidad una barca de piedra.
M¨¢s de cien a?os despu¨¦s, en 1606, Jer¨®nimo del Hoyo, en su libro Memorias del Arzobispado de Santiago, describe lo que ¨¦l pudo ver tras tantos a?os de peregrinos arrancando trocitos: ¡°El r¨ªo arriba, cerca de los muros, est¨¢ el lugar adonde lleg¨® la barca con el cuerpo del glorioso Ap¨®stol y en el mismo en medio del r¨ªo est¨¢ la piedra en donde la pusieron al desembarcar, que lo hizo en ese mismo lugar, como un sepulcro. Ech¨¢ronla all¨ª porque no se gastase y peres?iese su memoria, que la llebaban a peda?os los romeros.? Desta piedra nasci¨® el decir que la barca fue de lo mismo, pero lo cierto es que fue de madera y se gast¨® con el tiempo pues pas¨® mucho antes de que se hubiese noticia entre cristianos¡±. A Del Hoyo lo de la barca de piedra no terminaba de convencerlo.
Y as¨ª con el paso del tiempo la pe?a se fue rodeando de sedimentos fluviales hasta que desapareci¨®. Dejaron de llegar los peregrinos y su inveterada costumbre de da?arla. Ya a mediados del XX, el meandro fue rellanado por el Ayuntamiento y sobre ¨¦l se construy¨® una zona municipal que comparten hoy en d¨ªa coches y actividades municipales.
En 1971, a las manos del entonces ni?o ?ngel Rey lleg¨® el llamado Libro de Pascua, una revista que cada a?o publica el Ayuntamiento y en la que se mezclan anuncios de comercios locales, avisos municipales y art¨ªculos costumbristas. Los ojos del joven se posaron en uno titulado ¡°Terreno hist¨®rico bajo la arena¡±. Era obra del historiador M¨¢ximo Sar y relataba todo lo que se conoc¨ªa sobre aquel hito cultural. ¡°Aquello se me qued¨® grabado. Era un ni?o, no pod¨ªa hacer nada, pero crec¨ª. Y nunca olvide la historia¡±, recuerda Rey, que hoy es presidente de la asociaci¨®n Villa Petroni, la entidad que ha promovido el proyecto de b¨²squeda.
Con ayuda del Ayuntamiento y del patrocinador privado Verm¨² St Petroni, lograron reunir los 12.000 euros que cuesta la investigaci¨®n. Cristina Codesido, socia de la bodega, recuerda que la asociaci¨®n cultural intent¨® recabar sin ¨¦xito el dinero de distintas administraciones: la Xunta, la Iglesia y el Ej¨¦rcito (Santiago es patr¨®n del Arma de Caballer¨ªa). ¡°A todos le parec¨ªa una gran idea, pero solo nos daban palmaditas. As¨ª que nosotros, que somos una empresa que apuesta por poner en valor nuestra historia, decidimos hacernos cargo¡±.
Ya con los fondos necesarios, contactaron con Prospectivas y An¨¢lisis Arqueol¨®gicos, que encabeza Andr¨¦s Bonilla. ¡°No sab¨ªamos por d¨®nde empezar, ya que nos enfrent¨¢bamos a una superficie aproximada de 6.000 metros cuadrados. Era un gran reto. Comenzamos por el sur de la parcela y utilizamos un georradar¡±.
A principios de este a?o, se logr¨® el primer resultado. Los expertos creen haber hallado las escaleras de piedra que fueron construidas para evitar los destrozos sobre el pe?asco. Se trata de una estructura situada unos cuatro metros bajo rasante y de cinco metros longitud por tres de ancho. Bonilla, que ha utilizado una antena multidireccional en 3D, recuerda que ya cuenta con los permisos oficiales para comenzar la segunda y m¨¢s importante fase: desenterrar la pe?a o la barca, que sigue sin estar muy claro.
Lorena Couso es concejal de Cultura de Padr¨®n y reconoce que el permiso para las investigaciones ya est¨¢ firmado. ¡°No queremos que se retrasen mucho los trabajos porque para nosotros es muy importante, ya que pondr¨ªa en valor Padr¨®n como parte fundamental del Camino de Santiago¡±.
Y ahora est¨¢n todos esperando a que comiencen las labores en la parcela municipal que se halla, curiosamente, en un ¨¢rea conocida desde tiempos inmemoriales como A Barca. ¡°La encontraremos o no, pero lo vamos a intentar. Todos estamos de paso y somos testigos del pasado. Se lo debemos a los que nos sigan. Es nuestra tierra y nuestra historia¡±, concluye Codesido.
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