Otra vez la maldita pintura
Envuelto en una definici¨®n abierta, el viejo formato busca la respuesta en una nueva generaci¨®n que agita sus m¨¢rgenes y habita sus fisuras
La pintura vive en un bucle, como las crisis. Cada cierto tiempo, reaparece alternando euforia, retroceso y reflexi¨®n, y sobrevive cuando se hace imprescindible un cambio. Esa alteraci¨®n siempre ha vivido en una situaci¨®n precaria. Sabemos que una de las mutaciones decisivas de la pr¨¢ctica contempor¨¢nea de la pintura ha sido la ofensiva contra el canon modernista de la pureza y la autonom¨ªa, que tanto defendi¨® en su d¨ªa el cr¨ªtico de arte Clement Greenberg, y que tanto desmontaron otros, como Rosalind Krauss, amasando, estirando y retorciendo esa idea y anunciando libertades m¨¢s el¨¢sticas y menos jer¨¢rquicas. Eran los a?os sesenta y el grupo Art & Language no dudaba en ratificarlo, para confusi¨®n general, al colocar una tela como pintura y otra igual como escultura, su conocido Painting/Sculpture. Y ah¨ª estamos, en un eterno retorno de desmitificaci¨®n permanente, donde pintar se reivindica antes como tradici¨®n que como t¨¦cnica, m¨¢s como pensamiento que como forma. En ocasiones, no hay lienzo, ni pinceles, ni pigmentos. A veces no es bidimensional y, en muchos casos, ya no es pintura, sino una idea donde lo ¨²nico inamovible ya es el t¨¦rmino.
Las crisis, dicen, son buenas. La de 2008 llev¨® a la pintura al valor seguro a la hora de comprar arte y todav¨ªa sigue siendo la m¨¢s demandada. No hay galer¨ªas sin pintores. Basta ver la programaci¨®n de esta nueva apertura de curso. Otra cosa es que sea una pintura inteligente. Hasta la galer¨ªa m¨¢s conceptual tira de disciplina, una extra?a pareja que no est¨¢ en absoluto re?ida. Hay una pintura sin pintura que copa mercado y exposiciones, abanderada hace varias d¨¦cadas por artistas como Perejaume o Ignasi Aball¨ª y cuya sombra llega a otros como Enric Farr¨¦s Duran (Barcelona, 1983). En 2005, la vimos expuesta en el centro de arte La Panera de Lleida en Pintar sin pintar. Tambi¨¦n en Sky Shout. La pintura despu¨¦s de la pintura, que llegaba al Auditorio de Galicia abriendo el debate sobre su historia, algo que su comisario, David Barro, volvi¨® a poner en escena en 2009 con Antes de ayer y pasado ma?ana (MACUF, A Coru?a), cuestionando sus m¨¢rgenes, y en 2014 con Antes de irse. 40 ideas sobre la pintura, uno de los mejores manuales de su pr¨¢ctica. Los ¨²ltimos a?os han llevado a otro giro m¨¢s, en museos y ferias. No s¨®lo ha habido recuperaciones hist¨®ricas (Carmen Herrera, Etel Adnan, N¨¦stor Sanmiguel Diest) y publicaciones que recogen lo ¨²ltimo a sabiendas que eso ocurri¨® antes que todo (Vitamin P, de Phadion), sino que hay una generaci¨®n de artistas nacidos en los ochenta que ha cogido posici¨®n.
Pintar se reivindica m¨¢s como pensamiento que como forma, antes como tradici¨®n que como t¨¦cnica
Kiko P¨¦rez (Vigo, 1982) es uno de ellos. Confiesa mantener una relaci¨®n ambigua con la pintura. Todo parte de empat¨ªas y afectos, de un ejercicio de orden. Sus formas son culturales, ya est¨¦n sacadas de la publicidad, de un juego o de una arquitectura ruinosa. Cada trabajo revela una posibilidad de recrear la inteligencia de lo cotidiano, desde la econom¨ªa visual al humor; un vocabulario pl¨¢stico que se aplica igual en el dibujo, la escultura o la pintura, en grandes o peque?as fracciones. Misterio dice el t¨ªtulo de la exposici¨®n que acaba de presentar en la galer¨ªa Heinrich Ehrhardt. El papel sigue siendo central, como siempre en su trabajo, y lo vemos fragmentado, recortado y vaciado. Por otro lado, las formas cercanas a la escultura son extra?as, alienadas, y abrazan al mismo tiempo la consistencia de un cuerpo, la figura y la abstracci¨®n m¨¢s absoluta. De lo mejor que puede verse en Madrid.
Una pintura m¨®vil, fluctuante, es la que trabaja tambi¨¦n Irene Grau (Valencia, 1986) a partir de una serie de juegos de ocultaci¨®n y visibilidad que se acercan a b¨²squedas afines a Maider L¨®pez, otro de los nombres que desde los dos mil reflexiona sobre los l¨ªmites de lo pict¨®rico. Dice que pinta para buscar un espacio que ella compone a base de trabajar crom¨¢ticamente el vac¨ªo, que act¨²a como un escenario abstracto formulado desde lo fr¨¢gil, como la literatura. No en vano, Enrique Vila-Matas se ha colado en el libro que aglutina todo su trabajo hasta ahora y que acaba de publicar la editorial Dardo.
Pintura y narrativa est¨¢n estrechamente relacionadas en muchos artistas, desde el simbolismo on¨ªrico de Alejandra Freymann (Xalapa, M¨¦xico, 1983) a la persecuci¨®n de la pintura perfecta que plantea cada obra de Rasmus Nilausen (Copenhague, 1980). Sobre la patolog¨ªa del error trabaja Jan Moncl¨²s (Lleida, 1987), como vimos hace unos meses en su exposici¨®n en etHALL, Barcelona. Partiendo de la reflexi¨®n sobre la pintura per se y como campo expandido, su obra debe leerse como una alegor¨ªa sobre lo que puede ser pintar hoy. ?l lo traduce mediante peque?as historias llenas de gui?os de esa precariedad, expectativa y resistencia que implica la condici¨®n de artista. Un relato sin hero¨ªsmo atravesado por esa experiencia vital que tanto circula por las obras de Miki Leal, Rub¨¦n Guerrero, Pere Llobera o Nacho Mart¨ªn Silva. Una pintura de sensaciones, de memorias que declinan en fantas¨ªas y enso?aciones.
Lo pict¨®rico, dec¨ªa, ha ido perdiendo su unidad para contaminarse de otros soportes, como el dibujo, la fotograf¨ªa, el v¨ªdeo, la m¨²sica o la performance. Hoy, todo es uno. Elena Alonso (Madrid, 1981), Guillem Juan Sancho (Valencia, 1981), Ma¨ªllo (Madrid, 1985), Nelo Vinuesa (Valencia, 1980), Estanis Comella (Lleida, 1985) y Rosana Antol¨ª (Alcoi, 1981) son ejemplos de ello. El debate no es ajeno a lo que pasa fuera, donde el tiempo de la pintura lleva d¨¦cadas implicando una nueva definici¨®n, pero en Espa?a marca el inicio de un tiempo donde la pintura se asume de otra manera para dictarse fuera de la propia pintura. ?ngela de la Cruz o Miquel Mont hace tiempo que abrieron ese camino, seguido hoy por artistas como Guillermo Mora (Alcal¨¢ de Henares, 1980). Empe?ado en multiplicar su lenguaje, trata de darle una vuelta al modo tradicional de la pintura y lo hace desde sus restos, retomados bajo la idea de que el fracaso reordena y genera nuevos significados. No est¨¢ lejos Miren Doiz (Pamplona, 1980). El error, lo incontrolable sirven como excusa para repensar el sentido de la pintura, sus ¨¦xitos y sus fracasos. Su paso por la Academia de Espa?a en Roma ha dejado un nuevo trabajo que roza la escultura y lo excepcional.
Si en los ochenta la pintura se vivi¨® desde la euforia, los noventa abrieron el debate sobre lo espacial y su formato de instalaci¨®n. Los dos mil tantearon la despintura para seguir pensando sus l¨ªmites, y la ¨²ltima d¨¦cada se ha instalado en la idea de caleidoscopio, un caj¨®n de sastre, s¨ª, aunque con ciertos temas comunes: las formas actuales de la abstracci¨®n, la ¨¦poca de la promiscuidad de las im¨¢genes, la situaci¨®n de la pintura figurativa en t¨¦rminos de irrealidad, la b¨²squeda de lo irrepresentable, la fascinaci¨®n por lo insignificante y el vigor de lo dibuj¨ªstico, o la exuberancia y la extremosidad de la est¨¦tica neobarroca. El collage como paradigma de lo contempor¨¢neo.
Por ah¨ª encontramos a Ana Barriga (Jerez, 1984) y su pintura esmaltada de escenograf¨ªas inclasificables, que veremos en la pr¨®xima edici¨®n de Generaciones. Y a lo fantasmag¨®rico, esa suerte de efecto Tuymans, se acerca Alain Urrutia (Bilbao, 1981) con una pintura que parece reposar en su propia penumbra. En sus ¨²ltimas obras, que presentar¨¢ en Madrid durante Arco, retarda la percepci¨®n de la imagen y, al mismo tiempo, la tensa, la expande, la intensifica. Eso me lleva a Hugo Alonso (Soria, 1981). Sus obras abordan la imagen pict¨®rica desde la posibilidad de lo digital. Trabaja la decodificaci¨®n de las im¨¢genes vali¨¦ndose de fragmentos, incluso sonoros, de pel¨ªculas ya cl¨¢sicas del cine de terror para en cierto modo expandir la pintura a modo de resonancia. Es la seducci¨®n de lo incierto.
La abstracci¨®n, el collage y la fascinaci¨®n por lo insignificante han marcado esta ¨²ltima d¨¦cada
En esa paleta oscurantista, de vuelta al tenebrismo, se encuentra tambi¨¦n Jos¨¦ D¨ªaz (Madrid, 1981). Como si se tratase de pintar el sonido, la realidad de sus obras parece escurrirse, abandonarse. Incluso cuando se muestra m¨¢s figurativo, lo representado semeja estar en modo de descomposici¨®n. La noche, tan caracter¨ªstica de Guti¨¦rrez Solana, forma parte de su lenguaje de signos indecible dentro de un confuso diario personal. La abstracci¨®n tambi¨¦n es un caldo de cultivo para Elvira Amor (Madrid, 1982), aunque desde el color. Su obra elabora e investiga su propio lenguaje vinculado a las formas elementales que representan a las culturas y sus ¨¦pocas, como vimos en su reciente exposici¨®n en Garc¨ªa Galer¨ªa. Desde el peque?o formato y con una voz ambigua, incluso contradictoria, sin necesidad de definirse, circula la pintura de Mercedes Mangran¨¦ (Barcelona, 1988). Es lo excepcional de su trabajo, que parecer vivir al l¨ªmite de las cosas, hibridando ficci¨®n y la subjetividad propia de lo autobiogr¨¢fico.
Aunque si hay un nombre celebrado estos d¨ªas es el de Antonio Ballester Moreno. Le ve¨ªamos en la reci¨¦n inaugurada 33? Bienal de S?o Paulo y tambi¨¦n en Madrid, simult¨¢neamente en la galer¨ªa MaisterraValbuena y Leandro Navarro, en di¨¢logo con un gran cl¨¢sico: Benjam¨ªn Palencia. El t¨ªtulo ya es, de por s¨ª, una pieza m¨¢s. El tomillo y la hierba en el techo de mi habitaci¨®n. Ballester Moreno siempre ha sido un artista que procura lo b¨¢sico a modo de ejercicio de liberaci¨®n, como si se tratase de volver a mirar, como si fuese la primera vez, aunque sin desde?ar lo aprendido. Es f¨¢cil pensar en el art brut y en Jean Dubuffet, que lo defini¨® como toda clase de producci¨®n que presenta un car¨¢cter espont¨¢neo e imaginativo. Por ah¨ª empez¨® tambi¨¦n Albert Pinya (Palma de Mallorca, 1985), aunque su pintura se ha vuelto cada vez m¨¢s psicod¨¦lica. El resultado est¨¢ lleno de artificio y de fantas¨ªa pop. El mundo infantil como reivindicaci¨®n de lo elemental. Una pintura antisistema. Bastarda, dice ¨¦l. Roza lo loser y lo punk, terreno que conocen bien las artistas Bel Fullana (Palma de Mallorca, 1985) y Maria Pratts (Barcelona, 1988). ?No Future dec¨ªan?
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