¡°Las redes sociales son una amenaza para la democracia¡±
El fil¨®sofo brit¨¢nico A. C Grayling reflexiona sobre los fallos de las sociedades contempor¨¢neas
No hay desaf¨ªo intelectual que acobarde a A.C. Grayling. Porte y habla elegantes, mirada curiosa y discurso que mezcla teor¨ªas, alguna broma y ejemplos epatantes, el fil¨®sofo brit¨¢nico se sumerge en cada charco que se le pone delante durante la ma?ana que comparte con EL PA?S en Segovia, donde es uno de los intelectuales invitados al Hay Festival. Primero por los pasillos del Convento de Santa Cruz la Real, luego en una conferencia ante varias decenas de adolescentes que solo rompen su silencio para re¨ªr y finalmente durante la entrevista, Grayling ataca y defiende las redes sociales y el mundo digital, busca soluciones a las fallas de la democracia y levanta la voz contra el Brexit.
¡°Todo lo relacionado con las redes sociales tiene dos caras, como el dios Jano, la buena y la mala. El problema es que la mala est¨¢ empezando a ganar por paliza¡±, asegura este activo usuario de Twitter con m¨¢s de 51.000 seguidores. ¡°Existen noticias falsas y gente sexista, racista, fascista que ahora tiene una voz amplificada. Las redes son una amenaza para la democracia porque son tan f¨¢ciles de manipular, tan f¨¢ciles de usar para desinformar, para difundir propaganda y mentiras¡ Lo hemos visto en la elecci¨®n de Trump y m¨¢s todav¨ªa en el refer¨¦ndum sobre el Brexit. Ha ido todo a peor desde los griegos. Ahora los sofistas tienen un enorme altavoz para sus mentiras y sus trucos ret¨®ricos¡±, a?ade.
S¨ª, la democracia fue hecha para fracasar en m¨²ltiples v¨ªas, pero ha funcionado. ?Por qu¨¦?
Cuando Grayling (Zambia, 1949) ataca no le importa caer en contradicciones aparentes. Fundador de la Nueva Universidad de Humanidades en Londres, el autor de Democracy and Its Crisis viaja de Tito Livio a la actualidad para buscar respuestas: ¡°S¨ª, la democracia fue hecha para fracasar en m¨²ltiples v¨ªas, pero ha funcionado. ?Por qu¨¦? No porque sea un buen sistema sino porque lo era la gente que trabajaba en ¨¦l. Las instituciones est¨¢n sustentadas en ideas s¨®lidas pero creo que han sido atacadas desde dentro y desde fuera. La pol¨ªtica ha dejado de ser lo que era en los viejos tiempos, ya no es un gran debate ideol¨®gico entre la izquierda y la derecha. Ahora se trata de ver qui¨¦n puede conducir mejor el coche¡±, explica, siempre pendiente de captar al interlocutor.
Ahora bien, si mezclamos el avance de las tecnolog¨ªas ¨C¡±la existencia de algoritmos que lo saben todo sobre nosotros porque as¨ª lo hemos querido¡±¨C con la crisis hay gente que se ha quedado en la cuneta del progreso y se echa en brazos del Brexit, Viktor Orb¨¢n (primer ministro h¨²ngaro), Trump o quien sea menester, reflexiona el autor. ?Qu¨¦ puede hacer la democracia? ¡°Frenar la desigualdad exacerbada y poner fin a la austeridad que est¨¢ castigando a tanta gente. Invertir en los ciudadanos y ser conscientes de las oportunidades que existen. Y, tambi¨¦n, necesitamos una conversaci¨®n de m¨¢s nivel, aunque ya s¨¦ que esto es muy optimista¡±.
Ha ido todo a peor desde los griegos. Ahora los sofistas tienen un enorme altavoz para sus mentiras y sus trucos ret¨®ricos
¡°Todo puede volver a ir mal, muy mal¡±, reflexiona despu¨¦s de un rato de conversaci¨®n sobre las teor¨ªas de Steve Pinker ¨C"amigo m¨ªo y profesor en mi universidad¡±¨C que aseguran que estamos viviendo el momento m¨¢s pac¨ªfico de la historia de la humanidad. Aqu¨ª no hay dos caras, Grayling apuesta por esa idea pero se pregunta por qu¨¦ la gente no lo percibe as¨ª. ¡°Lo que Pinker asegura est¨¢ muy fundamentado. Ahora, ?por qu¨¦ nos preocupamos tanto por la violencia? Porque, como ya sabemos, las buenas noticias no son noticias y nos pasamos el d¨ªa recibiendo informaci¨®n negativa desde los medios¡±.
Ateo confeso, Grayling es un azote impenitente de lo religioso. ¡°Estamos viviendo el final de la influencia de la religi¨®n, no de la religi¨®n en s¨ª misma. Pasa en todas las sociedades avanzadas: el secularismo domina, con independencia de que la mayor parte de la gente tenga creencias religiosas. Ahora bien, cuando la bestia est¨¢ amenazada, lanza sus zarpazos y eso es lo que estamos viendo, especialmente en el mundo isl¨¢mico¡±, cuenta sin ceder un cent¨ªmetro. ¡°S¨ª que ha habido algo positivo: el gran arte y la gran m¨²sica que gener¨® la Iglesia porque era la que ten¨ªa el dinero. Ah¨ª tienes a Stalin usando las mismas t¨¦cnicas que emple¨® el inquisidor Tom¨¢s de Torquemada, que trabaj¨® bajo estos muros¡±, asegura, como quien pone un ejemplo casual, presto a meterse en el siguiente l¨ªo dial¨¦ctico. Le da igual que sea en un pasillo de un convento convertido en universidad, o en un peri¨®dico, o en un aula. Qu¨¦ m¨¢s da. ¡°Esto es lo que me gusta hacer. Es mi vida y es una gran vida¡±.
El dilema de hacer el mal para combatir el mal
Entre el medio centenar de libros escritos por Crayling, uno de los m¨¢s pol¨¦micos fue Among the Dead Cities, en el que se cuestiona la destrucci¨®n de ciudades alemanas bajo las bombas aliadas en la II Guerra Mundial. "Hab¨ªa un deber moral de luchar contra los nazis. Ahora bien, ?se combate la barbarie convirti¨¦ndose en b¨¢rbaro? Voy a poner otro ejemplo: la muerte de Bin Laden. Desde un punto de vista pragm¨¢tico se puede defender que se hiciera lo correcto. Pero ?A largo plazo no es mejor defender el imperio de la ley y permanecer fieles a nuestros principios? ?A qui¨¦n recordamos en la Historia, a los generales o a los poetas?
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