Destrozos propios y ajenos de la droga
'Beautiful Boy', de Felix Van Groening, es tan veros¨ªmil como terrible. Habla de los intentos de rehabilitaci¨®n y los sucesivos derrumbes
Beautiful Boy adapta al cine las memorias de un padre y su hijo que imagino tenebrosas. Describe el enganche progresivamente feroz de un adolescente con algo paradis¨ªaco en principio, incluso durante mucho tiempo, y que acaba devorando no solo a este, sino convirtiendo en un infierno la vida de los que ni quieren ni pueden renunciar a quererle, a ayudarle, a que encuentre una esperanza de salvaci¨®n en una batalla que casi siempre est¨¢ perdida. O sea, aquellos que lo engendraron, lo vieron crecer, lo aman irrenunciablemente. Pasar el tiempo que te quede en la tierra en compa?¨ªa de una jeringa puede ser una adictiva o desesperada decisi¨®n de adulto, pero resulta muy cruel cuando ese pavoroso sendero empieza en la adolescencia, cuando se supone que la existencia no te ha machacado, o aburrido, irritado lo suficiente para introducirse en un camino que dif¨ªcilmente tendr¨¢ retorno. El chaval de esta historia tiene curiosidad precoz por esas sustancias que alteran la realidad y proporcionan mucho gozo, ll¨¢mense alcohol, marihuana, coca, tripis. Descubrir¨¢ que las sensaciones son a¨²n m¨¢s prodigiosas con la metanfetamina y el caballo.
Lo que cuenta el director Felix Van Groening es tan veros¨ªmil como terrible. Habla del enga?o y la mentira como norma, de los intentos de rehabilitaci¨®n y los sucesivos derrumbes, de creer que el monstruo est¨¢ controlado y volver a sentir su aliento en el cogote, del sentimiento de culpa en medio del v¨¦rtigo, las subidas an¨ªmicas y su derrumbe. La esperanza y los esfuerzos pat¨¦ticos de ese padre y esa madre que se niegan a aceptar la destrucci¨®n de su v¨¢stago amenazan l¨®gicamente con la rendici¨®n, con tirar la toalla, con negarse a que ese vampiro de sus entra?as les quite las pocas cosas s¨®lidas que todav¨ªa les quedan en su desquiciado presente. El tema impresiona. El desarrollo un poco menos. El director busca recursos f¨¢ciles en determinados momentos, abusa de la introducci¨®n de canciones en la banda sonora, no desde?a el efectismo. Las interpretaciones de Steve Carell (el comediante tambi¨¦n posee aptitudes para el drama) y de ese chico tan guay y con evidente futuro llamado Timoth¨¦e Chalamet son muy convincentes. Con el tema de las copas y del jaco se han creado estremecedoras obras maestras como D¨ªas sin huella, D¨ªas de vino y rosas y Drugstore Cowboy. Beautiful Boy no lo es ni de lejos. Pero existe verdad en ella. Y da miedo.
Yuli, dirigida por Ic¨ªar Bolla¨ªn, no me provoca ni fr¨ªo ni calor, algo que me ocurre desde hace tiempo con el cine de esta inteligente persona. La atormentada, pero finalmente triunfante existencia del bailar¨ªn cubano Carlos Acosta est¨¢ descrita con intenci¨®n de complejidad y de sentimiento, pero en mi caso no se me contagia. Mi lamentable ausencia de conocimiento de la est¨¦tica y la sensibilidad del ballet (qu¨¦ bochorno haberme quedado dormido durante una representaci¨®n en el sagrado templo, en el moscovita teatro Bolsh¨®i) no me permiten juzgar si las abundantes coreograf¨ªas y danzas que aparecen en Yuli est¨¢n mod¨¦licamente filmadas, pero tengo el pasado y el presente de los personajes, tal como me lo describen aqu¨ª, y me resulta indiferente. A excepci¨®n del siempre encabronado padre del glorioso bailar¨ªn, que me parece insufrible.
La producci¨®n de El cuaderno negro, dirigida por Valeria Sarmiento, lleva la firma de Paulo Branco. Imprime un sello con el que acostumbro a temblar, que siempre me resulta tedioso, independientemente de la persona que dirija la pel¨ªcula. Es mi eterna experiencia, pero entiendo que otros sensibles espectadores lo identifiquen con el prestigio. Va de cine de ¨¦poca. Pero no a lo bestia, como hace Hollywood. Con unos cuantos trajes y pelucas, tres carromatos y un par de castillos, la ambientaci¨®n va sobrada. Y la historia, que se desarrolla mayoritariamente en la Francia de la guillotina, protagonizada por seducciones y abandonos, envenenamientos tortuosos, plebeyas que descubren sus or¨ªgenes aristocr¨¢ticos, duelos, ni?os adoptados, enfermedad y desolaci¨®n ante los amores traicionados, est¨¢ narrada de forma inane. Me fascin¨® el universo de Las amistades peligrosas. Nada que ver con esta desdichada El cuaderno negro.
Babelia
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