Trabajada autenticidad de Isaki Lacuesta
Sobra metraje, hay situaciones repetitivas, el director est¨¢ tan preocupado por que su mirada sobre ellos sea honesta que puede caer en la asepsia
Llevaba mucho tiempo escuchando opiniones que certificaban la excelencia de la pel¨ªcula de Isaki Lacuesta Entre dos aguas, auguraban con argumentos muy seguros de s¨ª mismos que ser¨ªa una de las favoritas para ganar la Concha de Oro y la ovaci¨®n que ha recibido al final (aqu¨ª el p¨²blico acostumbra a ser muy generoso y cort¨¦s, se aplaude casi todo) asegura que las previsiones sobre su aceptaci¨®n eran reales. Y puedo entenderlo, es el tipo de cine que gusta (o parece gustar) en los festivales. Pero tengo dudas de que esa euforia sea compartida masivamente en las salas comerciales. El mundo que retrata aqu¨ª Lacuesta tuvo su arranque doce a?os antes en La leyenda del tiempo. No la he visto, no puedo opinar. Al cine de este hombre solo me acerco por obligaci¨®n profesional, nunca por placer, soy as¨ª de prejuicioso y de fr¨ªvolo.
Aquellos personajes, dos hermanos gitanos, deben de estar ahora cerca de la treintena. Uno ha orientado su supervivencia en el ej¨¦rcito de la marina, un matrimonio que funciona bien, cr¨ªos... Su inter¨¦s dram¨¢tico es relativo. El otro se tambalea de ruina en ruina, acaba de salir del trullo, ha intentado sin macabro ¨¦xito un par de veces largarse al otro barrio, busca in¨²til ayuda y descubrir la fe en los gitanos evangelistas, su esposa no le admite en casa, el trabajo legal est¨¢ chungo, vuelve al trapicheo de drogas, encuentra cierta comprensi¨®n y alivio con sus colegas de siempre, recibe la bronca de su hermano, adora a sus hijas, se hace tatuajes simb¨®licos, recuerda que su soledad y su desamparo afectivo le marcaron desde la ni?ez, est¨¢ desesperado.
Lacuesta pretende crear absoluta autenticidad, convertir esta historia en un documental sin el menor artificio, retratar con ansia de verdad la personalidad, la expresividad, las circunstancias, la confusi¨®n y los sentimientos de esta gente. Y lo consigue. Otra cosa es que el receptor desee estar 140 minutos en su compa?¨ªa. Sobra metraje, hay situaciones repetitivas, el director est¨¢ tan preocupado por que su mirada sobre ellos sea honesta que puede caer en la asepsia y en el d¨¦j¨¤ vu. Vale, igualito que en la vida. Y ocurre algo en Entre dos aguas que me parece grave. Y es que mi sistema auditivo, una de las pocas cosas que todav¨ªa funcionan en mi organismo, es incapaz de pillar lo que dicen los personajes. En su af¨¢n de reproducir fielmente la realidad, incluido algo tan fundamental como el lenguaje, Lacuesta no se ha enterado de que los espectadores vamos a necesitar subt¨ªtulos en castellano para saber que est¨¢n diciendo protagonistas y secundarios. La mitad de sus charlas cotidianas o trascendentes se me escapa. Pero todo resulta muy veraz, nada impostado, eso s¨ª. Incluidos los int¨¦rpretes, dudo que haya alg¨²n profesional, son ellos mismos. E imagino que su libertad improvisando di¨¢logos tambi¨¦n ha existido. Tal vez demasiada. Entre dos aguas es lo que pretend¨ªa ser. Y eso tiene su m¨¦rito.
Juliette Binoche es una mujer muy hermosa (y no pido disculpas a las estomagantes disc¨ªpulas de Torquemada por citar lo evidente) y una actriz con algo especial. Pero tengo que hacer esfuerzos notables para recordar alguna pel¨ªcula suya que me haya gustado desde hace demasiado tiempo. Pero ella, como Isabelle Huppert, siempre est¨¢n disponibles para cualquier proyecto con pretensiones de vanguardia, experimental, feminista, hipermoderno, oriental prestigioso, esas cosas. Pero su siempre magn¨¦tica presencia no es suficiente para evitar que me muera de aburrimiento con Visi¨®n, una oda a la naturaleza de la hipersensible directora japon¨¦s Naomi Kawase, y con una boba y cansina historia de ciencia-ficci¨®n que firma la prestigiosa (y para mi gusto, insoportable) directora francesa Claire Denis. Cito estas pel¨ªculas porque la exclusiva raz¨®n de que concursan en la secci¨®n oficial. Y como soy muy pesado y obsesivo con el cine que amo, les repito: vean Cold War y Roma.
Babelia
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