Una serie muy negra de Urbizu
El universo y el estilo del director es reconocible en la serie 'Gigantes', una historia de malvados
Creo que fue Cannes el festival que inaugur¨® una moda que ya est¨¢ instalada, la de estrenar en el templo del cine una serie de televisi¨®n. Buscaron a un autor con pedigr¨ª, a ese ¨ªdolo de la modernidad llamado David Lynch. Los dos cap¨ªtulos iniciales de su nueva entrega de Twin Peaks, onanismos mentales muy fatigosos, me quitaron definitivamente las ganas de seguir su evoluci¨®n cuando se exhibiera en televisi¨®n. Y me ocurri¨® todo lo contrario cuando el festival de San Sebasti¨¢n program¨® el a?o pasado el arranque de la sombr¨ªa y excelente La peste. Me despert¨® la inaplazable necesidad de devorarla entera cuanto antes.
Este festival, tan receptivo ante los cambios (incluido el mimo con el que trata al feminismo) ha programado tres series. Solo he podido ver los dos primeros cap¨ªtulos de Gigantes. Pose¨ªa mucho atractivo inicial para mis gustos. Los dirige Enrique Urbizu, alguien que ha abordado con personalidad, talento y verosimilitud el cine negro en las memorables La caja 507 y No habr¨¢ paz para los malvados. Tambi¨¦n la ferozmente rom¨¢ntica La vida mancha, una pel¨ªcula que me remueve y me emociona hasta extremos alarmantes, una de mis favoritas en la historia del cine espa?ol. En las tres est¨¢ magn¨ªfico Jos¨¦ Coronado, su qu¨ªmica con esos personajes broncos y complejos, aut¨¦nticamente duros, destinados al sacrificio, es absoluta. En Gigantes vuelve a reunirse con el hombre que mejor le ha dirigido. Y el universo y el estilo Urbizu ser¨ªa reconocible en esta historia de malvados aunque no existieran los t¨ªtulos de cr¨¦dito. Cuenta la lucha salvaje por mantener el poder del patriarca de una familia mafiosa, alguien implacable con su boca y con sus actos, temido y odiado incluso por sus hijos, un se?or feudal con derecho de pernada sobre todos, inmune a la negociaci¨®n y a la piedad. Es tenebroso, tal vez demasiado, rozando el esperpento. Y entre sus herederos hay de todo: el sinuoso con capacidad camale¨®nica para adaptarse a los nuevos tiempos, el arrogante gallo de pelea, el pat¨¦tico d¨¦bil mental. Est¨¢ claro que los guionistas han visto muchas veces la saga de El Padrino. La ambientaci¨®n es notable, el centro de Madrid y la zona del Rastro tienen sabor y olor. Tambi¨¦n funciona bien el enfrentamiento de estos ancestrales reyes de las cloacas con los mod¨¦licamente descritos clanes gitanos. Y otras relaciones me parece que est¨¢n d¨¦bilmente contadas. No me deslumbra lo que he visto, aunque s¨ª me ha entretenido y es transparente que su creador no es un tipo convencional. El material me parece m¨¢s que digno, pero presiento que puede mejorar.
La secci¨®n oficial se ha clausurado con la inclasificable pel¨ªcula noruega Blind Spot, dirigida por Tuva Novotny. Sus cien minutos de metraje tienen la osad¨ªa de estar rodados en un plano secuencia. Mi terror inicial estaba justificado. Y de acuerdo en que Hitchcock hizo id¨¦ntico experimento en La soga. O que N¨¢ufragos se desarrolla casi toda en una barca en medio del oc¨¦ano. Pero se llamaba Hitchcock. Estoy seguro de que podr¨ªa haber rodado en un ascensor una intriga apasionante. Pero que la c¨¢mara filme durante 15 minutos la banal conversaci¨®n de unas cr¨ªas y durante un tiempo similar el rostro de una mujer angustiada que viaja en un taxi o en una ambulancia es un reto para el sistema nervioso de cualquier espectador medianamente sensato. Los experimentos radicales necesitan una base s¨®lida. El intento de suicidio de una ni?a es algo pavoroso. Pero la forma insoportable que utiliza la directora para narrar esta tragedia y la comprensible histeria de sus progenitores solo te hacen desear que la pel¨ªcula finalice de una pu?etera vez.
Babelia
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