Una cultura inacabable
La primera edici¨®n del Festival C¨ªrculo Flamenco de Madrid celebra la grandeza del cante hondo
I Festival C¨ªrculo Flamenco de Madrid. Auditorio Marcelino Camacho, Madrid. 11 de octubre
Lo dijo anoche Fernando de la Morena, en unas emotivas palabras dedicadas a Jos¨¦ Luis G¨¢lvez Cabrera: ¡°El flamenco, esta cultura tan sublime y tan inacabable¡±. Buena prueba de ello fue este Festival C¨ªrculo Flamenco de Madrid, cuya primera edici¨®n se ha organizado en memoria de G¨¢lvez, fallecido a finales del pasado a?o. Socio fundador del C¨ªrculo, gran aficionado y conocedor del flamenco, su trabajo como programador, escritor y conferenciante hizo posible dar a conocer en Madrid a un buen n¨²mero de artistas, especialmente de Jerez. A t¨ªtulo p¨®stumo, se le concedi¨® la I Distinci¨®n del C¨ªrculo Flamenco de Madrid.
De Jerez eran la mayor¨ªa de artistas que compon¨ªan el cartel, tanto al cante, como al toque y el comp¨¢s. Abri¨® la velada el m¨¢s joven, Jes¨²s M¨¦ndez, del barrio de La Plazuela. A Jes¨²s pudimos verle recientemente junto a Israel Galv¨¢n en la apertura de la ¨²ltima edici¨®n de la Bienal de Sevilla, llenando con su sola presencia y sus buler¨ªas a palo seco un escenario tan impresionante como el de la plaza de toros de la Maestranza. En esta ocasi¨®n tambi¨¦n comenz¨® a palo seco, por ton¨¢s. El silencio que requiere este cante se vio varias veces interrumpido por el jaleo proveniente de los camerinos. Entre bambalinas, con la guitarra, Diego del Morao le apunt¨® varias veces el tono para que volviera a buscarse sin perder la afinaci¨®n. Ante las dificultades los grandes artistas se crecen, y eso fue lo que hizo M¨¦ndez, venirse arriba en cada tercio.
Diego el Cabrillero, de Utrera, cant¨® por sole¨¢ y por canti?as haciendo honor al cante de su tierra: seco, hondo y sin alardes. El toque a la antigua de Antonio Moya result¨® el ideal para este cantaor que trae ecos lejanos. Toque de rancia y brillante escuela jerezana es el que despleg¨® Domingo Rubichi para acompa?ar a Luis Moneo, genuino adalid de La Plazuela, mejor en la seguiriya que en la malague?a. Cancanilla de M¨¢laga, madrile?o de adopci¨®n, demostr¨® en la buler¨ªa por sole¨¢ su impecable sentido del comp¨¢s y su originalidad interpretativa. Es de agradecer que, como se?al¨® al inicio del Festival su presidente, Carlos Mart¨ªn Ballester, ¡°una parte importante de las actividades y la programaci¨®n del C¨ªrculo Flamenco de Madrid es reivindicar y dar a conocer artistas que, por distintos motivos, han desaparecido de las programaciones¡±.
Y para cerrar, Fernando de la Morena, jerezano del barrio de Santiago y Antonio Reyes, de Chiclana de la Frontera. Dos maneras completamente diferentes de entender este arte, pero igualmente emotivas por distintas razones. De la Morena es un artista personal¨ªsimo, ¨²nico, inimitable. Se sienta y clava su mirada en un punto fijo al fondo de la sala. No cierra los ojos nunca, y cuando canta parece hacerlo directamente a alguien o a algo que solo ¨¦l ve. Si la voz no sale no importa, porque transmite su pelea con el cante con todo el cuerpo, especialmente con las manos. En su libro El mundo en el o¨ªdo, Ram¨®n Andr¨¦s nos recuerda que en el antiguo Egipto cantar significaba ¡°hacer m¨²sica con la mano¡±; el acto de cantar lo simbolizaban una mano y su antebrazo. Y as¨ª, a brazo partido, se pele¨® Frenando de la Morena por sole¨¢ y en unos fandangos m¨¢s que personales, acompa?ado por el toque ejemplar de Rubichi.
Antes del consabido fin de fiesta por buler¨ªas, cerr¨® el cartel Antonio Reyes acompa?ado a la guitarra por Diego del Morao. Fue el punto culminante de la noche. Tanto en las alegr¨ªas como en la seguiriya los dos artistas, en plenitud de facultades, apuntaron el flamenco que est¨¢ por venir. Un flamenco inacabable del que ser¨¢n testigo las pr¨®ximas ediciones de este reci¨¦n nacido Festival al que deseamos larga vida.
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