La pel¨ªcula que deber¨ªan ver Los Lobos de ¡®?Boom!¡¯

No hay muchos grandes cl¨¢sicos del cine sobre las bambalinas del televisi¨®n. Network (1976), de Sidney Lumet, no es solo una de las mejores pel¨ªculas en la categor¨ªa, sino una de las m¨¢s l¨²gubres y pesimistas que jam¨¢s dio Hollywood, una que ha ganado enteros por su predicci¨®n de los informativos de entretenimiento. Quiz¨¢s sea la gran pel¨ªcula de la m¨¢s brillante d¨¦cada de Hollywood, los setenta. Podr¨ªamos dar una posici¨®n destacada tambi¨¦n a Al filo de la noticia (1987), de James L. Brooks, y, la m¨¢s olvidada, Quiz Show (1994), de Robert Redford, sobre c¨®mo un concurso calcula cu¨¢ndo echar y mantener a sus concursantes, filtrando preguntas y midiendo fallos. Todo para contentar a los patrocinadores y empujar la audiencia. Los concursantes acaban como estrellas superados por la fama. Siempre quieren m¨¢s. El caso real fue tan gigante que lleg¨® a investigarse en el Congreso de EE UU en los cincuenta. ?Os suena?

Los Lobos (como ellos mismos se denominan) del concurso ?Boom! acaban de conseguir el r¨¦cord Guinness como los concursantes con m¨¢s victorias consecutivas de la televisi¨®n mundial. Acumulan 326 programas y 1.661.000 euros desde el 3 de mayo de 2017. No queremos decir que haya habido ni trampa ni cart¨®n, que Constantino Romero (dios de los concursos) nos pille confesados. Se lo han ganado a pulso, pero es indudable que Antena 3 se beneficia de su talante y talento para lograr el espacio con m¨¢s audiencia de las tardes. Los proteger¨¢ y promocionar¨¢ hasta que la burbuja explote. No nos enga?emos, es f¨¢cil equilibrar la victoria a uno u otro lado al cambiar una sola pregunta.

Estos antiguos concursantes de Saber y ganar siempre est¨¢n a un paso de conseguir el suculento bote de tres millones de euros, dejando momentos para v¨ªdeos virales y con una audiencia identificada con cada vivencia. Como en una serie polic¨ªaca, la estructura siempre es igual, y as¨ª seguir¨¢n hasta que, como en Quiz Show, el espectador comience a aburrirse con la eterna repetici¨®n. Los Lobos, por suerte, parecen suficientemente maduros como para no convertirse en juguetes rotos similares al personaje de John Turturro.