Calamaro persigue los patos de Tony Soprano
El m¨²sico argentino presenta ¡®Cargar la suerte¡¯, un ¨¢lbum donde vuelve a su mejor esencia musical
Hubo un tiempo, all¨¢ por finales del siglo pasado, que se acu?¨® un t¨¦rmino en los c¨ªrculos mel¨®manos para definir algo que en la m¨²sica espa?ola ten¨ªa ya esencia propia, a mitad de camino entre el caos y la gloria, como el rock and roll de toda la vida: calamarista. Andr¨¦s Calamaro hab¨ªa publicado dos ¨¢lbumes incontestables como Alta suciedad y Honestidad brutal. Al frente de Los Rodr¨ªguez durante los noventa hab¨ªa aireado con imbatible gracia el pop-rock espa?ol, creando un cancionero jubiloso al alcance de los mejores grupos de la movida como Radio Futura, Nacha Pop o Gabinete Caligari, pero cuando se lanz¨® en solitario se rompi¨® el pecho. Aquellos dos discos, ambiciosos y desbordantes, calaron como una tormenta de verano. Tras el vendaval, el paisaje no fue el mismo. Ni para ¨¦l, ni para la m¨²sica espa?ola.
Han pasado ya dos d¨¦cadas desde que aquel t¨¦rmino cobr¨® sentido, llegando a alcanzar un punto divinamente absurdo con la publicaci¨®n de El Salm¨®n, el qu¨ªntuple ¨¢lbum que destroz¨® todos los esquemas de la industria. Y, desde entonces, su hacedor ha dado tantas vueltas como Espa?a y Argentina, los pa¨ªses en los que vive a lomos de su propia fama. Calamaro ha sido mil veces enterrado, mil veces resucitado y mil veces parodiado. Como Espa?a y Argentina. Como cualquiera, a fin de cuentas. Han pasado dos d¨¦cadas y, despu¨¦s de tantos avatares y discos -notables algunos, fallidos otros- que se perdieron entre el mundanal ruido, ser calamarista volvi¨® a tener un significado profundo tras la presentaci¨®n de su ¨²ltimo ¨¢lbum, Cargar la suerte, que se publicar¨¢ el pr¨®ximo 2 de noviembre.
¡°Cargar la suerte es un t¨¦rmino taurino que tiene hoy dos significados. Ahora muchos dicen que el torero carga la suerte, pero los expertos taurinos dicen que lo que llaman as¨ª no es lo que era. Porque, dicen los grandes puristas taurinos, que una cosa es pasarse el toro cerca y otra es torear. Torear, de verdad, cargando la suerte¡±, explic¨® ayer Calamaro, vestido de negro, al tiempo que maniobraba con los gestos de un torero cargando la suerte delante de un grupo de periodistas.
El m¨²sico argentino present¨® ayer ante la prensa su nuevo disco en los estudios La Huerta, en el madrile?o barrio de Conde Duque. Cargar la suerte (Universal) supone su regreso con disco de estudio tras Bohemio, una obra editada en 2013 que ya conten¨ªa alguna dosis del mejor Calamaro. Pero es con este nuevo ¨¢lbum -al que solo se le pudo dar una escucha- cuando parece verse con determinaci¨®n ese punto calamarista, esa especie en s¨ª misma que, parafraseando lenguaje taurino, es algo kamikaze con el toro, a lo Jos¨¦ Tom¨¢s, a la vieja escuela.
Se ve ese punto porque contiene medios tiempos a coraz¨®n abierto, con una fuerza emocional decisiva, como Ego¨ªstas, donde el m¨²sico reconoce en su letra que tiene que ¡°aprender a estar solo¡± y que hizo ¡°todo mal¡± aunque quiso ¡°ser cordial¡±. De hecho, Calamaro fue de la primera canci¨®n que, a bote pronto, habl¨® en plena charla improvisada con los periodistas. ¡°Pensaba en Los Soprano cuando la escrib¨ª. En un Tony Soprano medicado, como en el primer cap¨ªtulo. Ese Toni pensando en los patos que se van¡±, dijo. Los patos llevan tiempo entrando y saliendo en la vida de Calamaro. Con ese vaiv¨¦n loco del que sabe, como dijo Goethe, que ¡°la vida es corta, pero el d¨ªa es muy largo¡±, el autor de Flaca re¨²ne una colecci¨®n de composiciones lentas y confesionales que tumban, bastante m¨¢s que la parte rockera del disco, por momentos demasiado musculosa e hinchada, aunque efectiva, como sucede con Siete vidas, Falso LV y Ad¨¢n rechaza.
En este disco, cuando Calamaro reduce la marcha ¨C¡°el rock de antorcha y velocidad no es ya tan importante¡±, afirm¨® ayer-, el oyente puede deslumbrarse porque su creador saca el dec¨¢logo de s¨ª mismo, como en los mejores tiempos, pero renovando su sonido con lo que ¨¦l llam¨® ¡°crema californiana¡±, un grupo selecto de m¨²sicos norteamericanos que tienen el g¨¦nero de la americana ¡°como credo¡±. En este sentido, destaca la guitarra slide de Rich Hinman en todo ¨¢lbum, pero especialmente en el poderoso sencillo, Verdades afiladas, y en Diego Armando Canciones, un folclore argentino con aroma a California donde el mate -y el cannabis- es el mejor compa?ero de un hombre solo.
Los patos, malditos, imprevisibles y necesarios, sobrevuelan con locura en Cuarteles de invierno. ¡°Echo de menos mi pecho, pero no se me nota¡±, canta Calamaro, quien reconoce que tambi¨¦n a?ora ¡°las peque?as grandes cosas¡± y va ¡°al encuentro¡± de su ¡°destino¡±. Ese destino como un horizonte visto desde la solitaria ventanilla de un avi¨®n en Tr¨¢nsito lento, inspirada entre tantos viajes entre gira y gira. Con el elegante saxo tenor de Brandon Field, comienza con un suspiro para luego confesar que espera ¡°llegar a alg¨²n lado¡±, con la ¨²nica recompensa de besar una ¡°cicatriz¡±.
Hubo un tiempo, all¨¢ por el siglo pasado, cuando Operaci¨®n Triunfo no exist¨ªa, que ser calamarista significaba pertenecer a un batall¨®n filos¨®fico como el que representaron antes Serrat, Sabina, Burning, Rosendo o Antonio Vega. Algo as¨ª como ser de Umbral o V¨¢zquez Montalb¨¢n cuando se le¨ªa un peri¨®dico en papel. Hubo un tiempo. Pero, hoy, ese tiempo tiene sentido, todav¨ªa, cuando en la ¨²ltima canci¨®n del disco, Voy a volver, Calamaro canta que se quiere ir a ¡°all¨ª donde dej¨¦ lo que perd¨ª¡±. ¡°A rescatar algunos discos viejos del lugar donde soy¡±, prosigue. Esos viejos discos, para los calamaristas, son los patos de Tony Soprano. Una raz¨®n de ser.
¡°Un rap con base de balada¡±
Entre risas, Andr¨¦s Calamaro afirm¨® ayer que la canci¨®n Rimas es como "un rap con base de balada". Llama la atenci¨®n su estilo, que se sale del variado patr¨®n de su cancionero que ha tocado durante casi cuarenta a?os de carrera entre los que se incluye rock, pop, ranchera, bolero, tango o cumbia. Pero termina por funcionar con su ritmo pegadizo y su encaje de versos directos y nada condescendientes. "Le¨ªa las rimas en voz alta a los amigos cuando ven¨ªan a casa", confes¨®. El compositor reconoci¨® que estuve meses con las letras y las rimas de esta canci¨®n que, en el trasfondo, contiene una velada cr¨ªtica a la realidad que ha rodeado al m¨²sico principalmente en Argentina, su tierra natal, pero tambi¨¦n "al amor en tiempos de Ibuprofeno". "Lo bueno de estar solo es que la soledad no miente", reza uno de sus versos.
Babelia
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