Kusturica, de embajador de los Balcanes a repudiado en su Sarajevo natal
El director de cine, que act¨²a este jueves en el Festival Cru?lla, es criticado en Bosnia por su amistad con Milosevic y su apoyo a los ultranacionalistas serbios

El director de cine Emir Kusturica actuar¨¢ esta noche en Barcelona con su exitoso grupo de punk rock balc¨¢nico, la No Smoking Orchestra. Desde que fund¨® este conjunto alocado y circense, Kusturica ha dado centenares de conciertos multitudinarios por los recintos m¨¢s prestigiosos del planeta. S¨®lo hay un lugar en el mundo donde el m¨¢ximo embajador de los Balcanes tiene vetado actuar: su ciudad natal de Sarajevo, donde se le repudia por su apoyo a los ultranacionalistas serbios.
Admirador de Milosevic, le gustaba conversar con ¨¦l mientras el pol¨ªtico trasegaba whiskys
La de Kusturica es una paradoja tr¨¢gica. "Nac¨ª en Sarajevo, esa ciudad forma parte de mi historia personal", ha explicado el realizador a EL PA?S en declaraciones por correo electr¨®nico. Adem¨¢s, Kusturica es uno de los forjadores del mito de Sarajevo, puesto que la coloc¨® en el mapa cultural de Yugoslavia. Desde los t¨ªtulos de cr¨¦dito de su primera pel¨ªcula, ?Te acuerdas de Dolly Bell?, la ciudad queda inmortalizada como una hechizante aglomeraci¨®n de minaretes y tejados rojizos que se extiende al fondo de un ancho valle. Su majestuoso despliegue, donde quiz¨¢s aguarda una vida mejor, es la aspiraci¨®n de los protagonistas de la pel¨ªcula, habitantes de una barriada de las colinas que acuden a una vetusta feria mientras suena el 24.000 baci de Adriano Celentano.
Los sarajevitas consideran la actitud de Kusturica durante la guerra como una traici¨®n.
Mientras Kusturica rodaba sus primeras obras en la d¨¦cada de los 80, Sarajevo desarrollaba una escena cultural vibrante que hoy el cineasta recuerda como "una ebullici¨®n creativa". Junto a Kusturica, en este movimiento descarado sobresal¨ªa la banda de punk rock Zabranjeno Pusenje (Prohibido fumar), cuyo cantante, Nele Karajlic, era amigo del director. Aunque Kusturica prefer¨ªa la guitarra, cuando el grupo se qued¨® sin nadie que tocase el bajo le pregunt¨® a Karajlic si era dif¨ªcil dominar el instrumento. Despu¨¦s de que Karajlic le respondiese que no, si uno es talentoso, Kusturica sentenci¨®: "Pues yo soy talentoso" y los compinches sellaron el fichaje con un trago de aguardiente. Seg¨²n rememoraba ayer el director, consigui¨® ser bajista "a base de gusto, voluntad y pr¨¢ctica". Pese a que su trayectoria en la banda dur¨® pocos meses, fue el embri¨®n de su carrera musical, que se ha prolongado hasta hoy con la No Smoking Orchestra, "un grupo de virtuosos" en el que confiesa que intenta "estar a la altura".
Admirador de Milosevic?
Aunque Kusturica hab¨ªa abandonado Sarajevo como tema cinematogr¨¢fico ya desde mediados los 80, fue la guerra de Bosnia lo que desbarat¨® para siempre la relaci¨®n con su ciudad natal. Con el estallido del conflicto b¨¦lico, arreciaron las presiones para que los sarajevitas de todas las etnias eligiesen bando, sin matiz alguno. Mientras las bombas del ej¨¦rcito yugoslavo llov¨ªan sobre la ciudad, Kusturica dio una entrevista telef¨®nica desde Par¨ªs implorando a sus conciudadanos que no se resistiesen. En su autobiograf¨ªa, titulada ?D¨®nde estoy en esta historia?, el director asegura que se trat¨® de un intento de calmar los ¨¢nimos, pero su postura fue malinterpretada como apoyo t¨¢cito al bando serbio. Pese a que sent¨ªa el impulso de volver a su ciudad en guerra, le advirtieron de que corr¨ªa peligro por haberse significado, de forma que desech¨® sus planes de regreso. Abandonados por su figura m¨¢s internacional en un momento de extrema agon¨ªa, los sarajevitas jam¨¢s han perdonado que les dejase en la estacada y consideran la?actitud de Kusturica durante la guerra como una traici¨®n.
Desde aquellos sucesos, las relaciones entre el cineasta y su Sarajevo natal son controvertidas y tormentosas. Las autoridades de la ciudad entregaron su piso al escritor Nedzad Ibrisimovic, hasta entonces conocido por sus borracheras monumentales, quien de golpe hab¨ªa cambiado la taberna por la mezquita y el alcoholismo por la causa nacional bosniaca. En el extremo opuesto de la polarizaci¨®n identitaria, Kusturica empez¨® a declararse abiertamente como serbio, un proceso que culminar¨ªa con su conversi¨®n al cristianismo ortodoxo. En su bautizo a la edad de cincuenta a?os, el director cambi¨® su nombre musulm¨¢n, Emir, por el de Nemanja, en homenaje a la m¨¢s gloriosa dinast¨ªa medieval serbia. Admirador de Slobodan Milosevic por su car¨¢cter avasallador y su defensa de Yugoslavia, le gustaba conversar con ¨¦l mientras el pol¨ªtico trasegaba whiskys. En la ¨¦poca, esta fascinaci¨®n lleg¨® a tal punto que Kusturica ha afirmado que s¨®lo le falt¨® tatuarse su rostro.
Cuando rompi¨® relaciones con el compositor Goran Bregovic, autor de las bandas sonoras con fanfarrias que se convirtieron en parte esencial de sus pel¨ªculas, Kusturica retom¨® la relaci¨®n con Nele Karajlic, su viejo amigo m¨²sico de los a?os 80. Como el director, Karajlic se hab¨ªa alejado de Sarajevo temiendo ser asesinado por su fama de proserbio y se hab¨ªa convertido tambi¨¦n en un proscrito en su propia ciudad. Retomando el nombre de "Prohibido Fumar" del grupo de culto que les hab¨ªa unido, estos dos ilustres sarajevitas, ahora ca¨ªdos en desgracia, fundaron la No Smoking Orchestra. "Lo hicimos sin un plan fijo, tras el estreno de Gato negro, gato blanco. El ¨¦xito y el entusiasmo del p¨²blico hicieron que, muy r¨¢pido, nos invitasen a tocar por todo el mundo. ?Y hace ya 20 a?os que dura!". Para celebrar este aniversario, la No Smoking Orchestra ha lanzado su disco m¨¢s reciente, Corps Diplomatique", que viene a presentar en el Festival Cru?lla de Tardor.
Kusturica no se extiende en pormenores sobre la posibilidad de reconciliarse con Sarajevo, quiz¨¢s escamado con los medios de comunicaci¨®n, a los que considera "una fosa s¨¦ptica". No obstante, en una entrevista que concedi¨® a una cadena sarajevita, el realizador declar¨® que es absurdo pensar que alg¨²n d¨ªa pueda pasear de nuevo por su ciudad natal, puesto que los dos tienen "emociones incompatibles". En su autobiograf¨ªa, Kusturica afirma que ha so?ado con Sarajevo una sola vez: una pesadilla en la que contemplaba la ciudad desde el asiento trasero de un coche, mientras, por las calles que hab¨ªa llegado a conocer tan bien, circulaba una multitud de rostros extra?os.
La doble cara pol¨ªtica
Hijo de un antiguo partisano y alto cargo del Partido Comunista, en su juventud Kusturica escuchaba obsesivamente a The Clash y estaba fascinado por el compromiso de su cantante, Joe Strummer, con el sandinismo en Nicaragua. Sus convicciones antiimperialistas se reforzaron con la disoluci¨®n de Yugoslavia, que considera fruto de un plan trazado por las grandes potencias occidentales y la OTAN. Proclive a lanzar airadas fil¨ªpicas contra el capitalismo, el director act¨²a vestido como Emiliano Zapata y acaba de estrenar un documental titulado "El Pepe. Una vida suprema", en el que conversa con el ex presidente uruguayo Jos¨¦ M¨²jica.
Aunque cultiva una imagen contestataria ante el p¨²blico internacional, en casa Kusturica coquetea con el nacionalismo serbio, aun cuando ambas ideolog¨ªas parecen inconciliables. Para el parque tem¨¢tico que impulsa en Visegrado, un intento de reproducir la ciudad tal como aparece descrita en la novela El puente sobre el Drina de Ivo Andric, el cineasta dispone de una financiaci¨®n cuantiosa y opaca suministrada por la Rep¨²blica Srpska, la entidad de Bosnia con mayor¨ªa de serbios. As¨ª pues, no es extra?o que, en las recientes elecciones a la presidencia, pidiese el voto para Milorad Dodik, principal l¨ªder nacionalista serbobosnio. Estos d¨ªas Kusturica ha comparado a su mecenas con "el mejor delantero centro del mundo", mientras Dodik anunciaba su intenci¨®n de nombrarle asesor presidencial
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