Tragedia sin aspavientos

No puedo evitar cierto e injusto recelo inicial ante el cine de Jaime Rosales. Es transparente que en todas sus pel¨ªculas existe innegociable vocaci¨®n de autor¨ªa, que hace lo que le apetece en cada momento, sin pensar en el efecto que puede provocar en eso tan real y decisivo llamado p¨²blico, sin desviarse del camino que se ha trazado pensando en el resultado que pueden lograr en la taquilla sus singulares criaturas. Y es encomiable mantener esa postura inflexible, no transigir en hacer m¨¢s accesible tu lenguaje para contar historias. Y tengo sensaciones alternativas con esas narraciones y la forma de desarrollarlas. Me cre¨® perturbaci¨®n Las horas del d¨ªa, me cost¨® esfuerzo entrar en La soledad, me resultan irritantes e indigeribles Tiro en la cabeza y Sue?o y silencio. Sin embargo, me gusta mucho y me conmueve Hermosa juventud, penetrante y cre¨ªble retrato de una pareja joven y a la intemperie. Y me mantengo atento durante todo el metraje de Petra,su ¨²ltima e inquietante pel¨ªcula.

Su estructura se compone de seis cap¨ªtulos en el que se alternan con sentido el pasado y el presente de una tragedia familiar, consiguiendo algo tan meritorio como que el espectador no se haga un l¨ªo con la enrevesada historia que le est¨¢n contando. El material dram¨¢tico es volc¨¢nico. Hay de todo: suicidios y asesinatos, heridas antiguas y renovadas, turbiedad acompa?ando a todo tipo de relaciones, abusos y chantajes brutales en nombre del poder, enigmas con toque de sordidez, pasiones al l¨ªmite. Pero Jaime Rosales expresa material tan truculento sin que jam¨¢s aparezca el grito ni el llanto ¡ªsolo hay una l¨¢grima furtiva del personaje que interpreta B¨¢rbara Lennie¡ª, la violencia es soterrada, se desde?a el uso de los primeros planos para retratar emociones, la c¨¢mara est¨¢ en suave aunque continuo movimiento, los di¨¢logos tienen vocaci¨®n de sobriedad, no son conceptuales pero expresan lo justo. No pretende en ning¨²n momento manipular al espectador, deja mucho espacio a su imaginaci¨®n.

El director, que venera el mundo y el estilo de Robert Bresson, tambi¨¦n le exige a los actores gestualidad m¨ªnima, despojar de ¨¦nfasis su oratoria. Imagino que estar¨¢ muy complacido con la comprensi¨®n de sus deseos por parte de los int¨¦rpretes. Uno de ellos me fascina. Al parecer no es actor profesional, sino el propietario de la mansi¨®n en la que est¨¢ rodada gran parte de Petra. Se llama Joan Botey y Rosales le concede el honor de interpretar a uno de los malvados m¨¢s g¨¦lidos, salvajes, venenosos, c¨ªnicos y despiadados que he visto en una pantalla. Es un artista muy cotizado que solo valora el arte en funci¨®n del dinero que pueda generar, especializado en el machaque emocional, tir¨¢nico sin necesidad de alzar la voz ni alterar el gesto, un memorable hijo de perra.