De Mario Conde a Pedro S¨¢nchez
Daniel Grao encarna a un pol¨ªtico de la nueva generaci¨®n a punto de tomar posesi¨®n de su cargo en 'Animales sin collar'
A Daniel Grao (Sabadell, 1976) la fama le ha llegado "cuando tocaba", asegura ¨¦l mismo. No de adolescente, ni de repente. Poco a poco ha ido escalando posiciones, desde que apareci¨® en la serie El cor de la ciutat. ¡°Lo he vivido con alivio. Me ha llegado cuando me ten¨ªa que llegar. Me hice conocido cuando ya estaba cuajado¡±, dice. Como curiosidad, aunque sea habitual del teatro, a los escenarios no le lleg¨® un buen papel hasta La aver¨ªa, con Blanca Portillo, a la que hab¨ªa conocido en la serie Acusados (2009). En el cine lo primero que hizo fue en La flaqueza del bolchevique (2003): ¡°?Te acuerdas de los tres quinquis que se llevan a Mar¨ªa Valverde y a Luis Tosar al final? Pues ¨¦ramos Rub¨¦n Ochandiano, otro y yo. Fue mi debut en Madrid¡±.
Desde entonces no ha parado en todos los campos posibles, y con todo tipo de directores, incluido Almod¨®var, Julieta, y Medem, en la pr¨®xima El ¨¢rbol de la sangre. Por hacer, ha hecho hasta de Mario Conde en una miniserie. Y ahora, en Animales sin collar, ?de Pedro S¨¢nchez? "Bueno, bueno, bueno [y estalla en risas]. No es el Presidente, lo que ocurre es que la pel¨ªcula es mucho m¨¢s vigente ahora que cuando la rodamos. Estos juegos del destino pol¨ªticos -con la moci¨®n de censura- y sociales -el movimiento #MeToo- han alterado para bien la percepci¨®n de la pel¨ªcula", responde. Pero no a la pregunta, con lo que toca repreguntar: ?se fij¨® en Pedro S¨¢nchez? "Mir¨¦ a todos. S¨ª que es verdad que cuando rod¨¦ la estaba la nueva pol¨ªtica, y por tanto me fij¨¦ en S¨¢nchez, Podemos, en Albert Rivera...", cuenta al fin. ?Y el parecido f¨ªsico? "Se escapa a nuestro control. Mi primera pregunta a Jota [Linares] fue si se refer¨ªa a alguno en concreto, sobre todo por la composici¨®n del personaje, y la respuesta lo dej¨® claro: era invenci¨®n". S¨ª confirma que ese pol¨ªtico, Abel, se mueve en el socialismo, o la socialdemocracia, como se subraya en un discurso sobre su infancia. "Lo que est¨¢ claro es que cree tener limpio de manchas su pasado"; y efectivamente, los secretos proceden de su vida personal, no de la pol¨ªtica.
Grao ha encarnado a este mirlo blanco entre la grabaci¨®n de las dos temporadas de Gigantes, de Enrique Urbizu, donde encarna a Tom¨¢s Guerrero, el Michael Corleone de esta familia de narcotraficantes salvajes que protagonizan la serie de Movistar. "Es todo lo opuesto, pura maldad. Con Enrique estoy encantado, porque es directo. Sincero. Para un actor eso significa seguridad. A veces le preguntas a un director y te responde con otra pregunta. Prefiero que me digan qu¨¦ quieren. Enrique lo sabe: con los actores, con los planos, con los t¨¦cnicos", comenta el actor. "Para encarnar a los personajes, hay que entenderlos. En el caso de Gigantes para m¨ª la clave estriba en el primer cap¨ªtulo de la primera temporada, por el retrato del padre y de la ausencia maternal". El equipo de la serie lleg¨® a la promoci¨®n de su estreno en el pasado festival de San Sebasti¨¢n reci¨¦n finalizado el rodaje de la segunda temporada. "Al final lo que nos impide abrirnos a lo emocional, a los amores, son los miedos. En todos. Pero cada uno lo encara de forma distinta. En Gigantes se afronta con violencia", describe y a continuaci¨®n asegura: "Mi personaje vive desde la cabeza, el hermano mayor sale desde la cadera, lo sexual, y el peque?o del coraz¨®n. Como actor, exploras en tu interior y lo incentivas. Enrique subray¨® mucho la huida del naturalismo: 'Estamos creando una mitolog¨ªa".
El actor pide a gritos una comedia. "Es que hasta en el teatro sufro...". Fue el amante doliente de Garc¨ªa Lorca en La piedra oscura, un padre al que se le ha muerto un hijo en Los universos paralelos... "Mucha intensidad tras acontecimientos brutales". ?Solo le llegan esos papeles? "S¨ª, bueno, creo que hay algo de contagio, que ven en una cosa y piensan en ti en proyectos parecidos. En la vida soy m¨¢s liviano, luminoso, pero como actor debo poseer una vibraci¨®n que atrae esos personajes. Con todo, los disfruto, y cuando me dan miedo, me lanzo a¨²n m¨¢s y los acepto. No me gusta dejar cosas pendientes¡±.
?D¨®nde encuentra material para sacar el dolor ajeno? ¡°Tuve una juventud con alg¨²n pasaje duro en casa¡ La relaci¨®n entre mis padres nunca fue buena, y tardaron demasiado en separarse. Casi coincidi¨® cuando yo me fui de casa. Y sum¨¦ cuestiones que me pasaron a los 16 a?os. La interpretaci¨®n me salv¨® la vida, porque creo que la vida tiende a compensar. En el instituto un profesor de Literatura me encauz¨®, y me invit¨® a su grupo de teatro, La mandr¨¢gora. Ah¨ª estuvo la semilla, aunque tard¨¦ a?os en convertirlo en mi profesi¨®n. Despu¨¦s, mis primeros dos a?os de formaci¨®n en la escuela Nancy Tu?¨®n fueron terap¨¦uticos. Toda mi adolescencia chunga devino en gasolina para la interpretaci¨®n¡±.
Babelia
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