El triunfo de las novelas de amor que desespera a los cr¨ªticos
Varios autores italianos, como Roberto Emanuelli o Massimo Bisotti, traen a Espa?a sus novelas rom¨¢nticas, que arrasaron en su pa¨ªs en la senda de Moccia
Roberto Emanuelli escribe de amor, pero sus libros han roto matrimonios. Literalmente. ¡°Gracias a ti, dej¨¦ a mi marido¡±, le escribi¨® una de sus fans. Aunque el autor prefiere el t¨¦rmino ¡°amigas¡±. ¡°Mis seguidoras son una familia. Cuando estaba perdido en la oscuridad, la comunidad que le¨ªa mi blog prometi¨® que me acompa?ar¨ªa y se quedar¨ªa conmigo. As¨ª ha sido¡±, relata en una cafeter¨ªa de su Roma natal. La elecci¨®n del g¨¦nero no es casual: Emanuelli reconoce que ¡°el 99%¡± de su p¨²blico es femenino. No se lo acaba de explicar, aunque su principal sospechoso es el miedo: a los hombres de su pa¨ªs, criados a pan y virilidad, les aterra ser cazados leyendo novelas rom¨¢nticas.
Aun as¨ª, al escritor le sobra audiencia: en poco m¨¢s de un a?o, sus dos libros han vendido m¨¢s de 200.000 ejemplares. Tanto que, tras conquistar Italia, desembarca ahora en Espa?a y Am¨¦rica Latina, con su segunda novela, La vida son dos d¨ªas. Entonces b¨¦same (Planeta). Y con esas frases que salen de su pluma, vuelan como mantras por Internet y hasta acaban tatuadas en la piel de su p¨²blico: ¡°El lugar m¨¢s hermoso en el que he estado eres t¨²¡± o ¡°Solo somos para pocos¡±.
El ¡°cicl¨®n Emanuelli¡±, como lo bautiza Planeta, solo es el ¨²ltimo diluvio de amor que llega de Italia. En 2008, Federico Moccia fue el primero en inundar de az¨²car las librer¨ªas espa?olas. Idilios y fracasos, l¨¢grimas y mariposas en el est¨®mago, lenguaje simple y directo, protagonistas j¨®venes y adultos: la puerta m¨¢s que abierta para que cualquiera se identificara. Triunf¨® con A tres metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti, arras¨® incluso en los cines y lleg¨® a espa?olizar algunos de sus personajes o ambientaciones. Los cr¨ªticos, mientras, se echaban las manos a la cabeza. Pero, adem¨¢s de los millones de libros vendidos, los candados colgados por los lectores en puentes de medio mundo prueban el poder¨ªo del fen¨®meno Moccia.
En su senda, caminan ahora varios autores parecidos. Cuando menos, en las ventas abrumadoras. Aunque Emanuelli, Massimo Bisotti, Antonio Dikele Distefano o Francesco Sole comparten m¨¢s que ¨¦xito y nacionalidad. Por ejemplo, el relato de su ascenso: un pasado sufrido, duelos, rupturas, errores, alg¨²n trabajo sin futuro, para salir adelante. Hasta que reconducen su rumbo hacia la escritura y las emociones, su estrella polar. Alg¨²n peque?o editor los nota, o se autopublican. Y, de golpe, su carrera da un triple salto mortal. Los colosos de la industria los fichan, llegan fama y dinero. Y las acusaciones de no ser m¨¢s que un producto ef¨ªmero, una gallina barata de huevos de oro. Ante ello, los profetas de la delicadeza reaccionan de la misma manera: sacan las u?as.
¡°Yo escribo lo que quiero. Luego, aprovecho para la promoci¨®n las partes que considero m¨¢s fruct¨ªferas. ?Es de listos? Puede. Pero el libro tambi¨¦n es un producto y nadie hace algo comercial sin pensar en absoluto en esto¡±, asevera Emanuelli. Lo cierto es que sus tramas siempre giran en torno a los sentimientos, y con palabras sencillas. ¡°El lenguaje del coraz¨®n solo puede ser la simplicidad¡±, defiende ¨¦l. ¡°Mis libros son producciones propias y naturales de mi alma¡±, agrega Bisotti. Cuentan lo que todo el mundo vive, y as¨ª conquistan a legiones de fans, que los encumbran en las redes sociales. Ellos, a cambio, cuidan a sus seguidores casi tanto como a sus obras.
Los cr¨ªticos, sin embargo, no les dedican ninguna caricia. M¨¢s bien, bofetadas. Hay rese?as que parecen masacres: Il Corriere de la Sera valor¨® con un 1 un libro de Dikele; los poemas de Sole han sido tachados de ¡°ant¨ªtesis de la poes¨ªa¡±. La revista L¡¯Espresso acu?¨® el paraguas de ¡°psicologismo de brocha gorda¡±. Y varios blogs sobre libros sostienen tajantemente que ¡°la literatura es otra cosa¡±.
¡°Rechac¨¦ muchas ofertas de marketing, precisamente para ser fiel a m¨ª mismo. No le doy la menor importancia a los ataques destructivos, he aprendido que quien critica a menudo no hace. No hay nada m¨¢s banal que calificar de banales a los sentimientos. Amar nunca es una tonter¨ªa¡±, responde Bisotti. Y Emanuelli la considera una actitud ¡°presuntuosa¡±, que desprecia a sus lectores. Al menos en esto, algunos analistas los respaldan: se les podr¨¢ descalificar, pero los poemarios de Sole, titulados #Tivogliobene y #Tiamo, han vendido miles de ejemplares en un g¨¦nero habitualmente de nicho.
?Demasiado pastelosos? Bisotti prefiere hablar de dulzura. ¡°Es la mayor transgresi¨®n hoy en d¨ªa. Hay demasiada gente que reh¨²ye los sentimientos. Nunca me voy a rendir a esa frialdad¡±, tercia. Y, de paso, rechaza las comparaciones entre narradores, por ¡°in¨²tiles y equivocadas¡±. ¡°Yo no soy nadie. He vendido mucho, por insistencia, talento y suerte. Y estoy bien conmigo mismo. Hay autores que empiezan en el pop y luego quieren hacer alta literatura. Yo no. No me importa. Me gusta escribir sencillo, llegar a mucha gente, tratar temas populares y encontrar maneras para que mis libros alcancen la mayor difusi¨®n posible¡±, sostiene Emanuelli. Por lo pronto, ya cruzan fronteras. Como dir¨ªan sus personajes, al fin y al cabo, el amor nunca las tiene.
Babelia
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