A la b¨²squeda de lo adorable
No se sale ni un mil¨ªmetro del carril marcado, del producto acad¨¦mico de moda; su capacidad de riesgo es nula, y su singularidad, inexistente
Su t¨ªtulo, rimbombante e ir¨®nico; su ambientaci¨®n, inequ¨ªvocamente brit¨¢nica con un punto de exotismo, y su subtexto principal, el del enfrentamiento entre una peque?a comunidad orgullosa de serlo y un gigante que pretende englobarla a la fuerza, remiten directamente a las m¨ªticas comedias de la productora Ealing de los a?os cuarenta y cincuenta. Y, sin embargo, hay algo esencial que separa a La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de aquellas gloriosas pel¨ªculas: la excentricidad, la tendencia hacia el absurdo, la imaginaci¨®n y la b¨²squeda de un realismo al margen, paradigmas de obras como Whisky a go-go, Pasaporte para Pimlico y Los apuros de un peque?o tren, resultan casi invisibles en esta de Mike Newell.
LA SOCIEDAD LITERARIA Y EL PASTEL DE PIEL DE PATATA
Direcci¨®n: Mike Newell.
Int¨¦rpretes: Lily James, Michiel Huisman, Tom Courtenay, Jessica Brown Findlay.
G¨¦nero: drama. Reino Unido, 2018.
Duraci¨®n: 124 minutos.
M¨¢s all¨¢ de su t¨ªtulo, La sociedad literaria y el pastel de piel de patata no se sale ni un mil¨ªmetro del carril marcado, del producto acad¨¦mico de moda, manufacturado, eso s¨ª, a la perfecci¨®n; su capacidad de riesgo es nula, y su singularidad, inexistente. Es una producci¨®n creada para el buen rollo y en tono de melodrama cl¨¢sico (no tanto en el de comedia, aunque tenga alguna pizca), pero se ve venir desde la primera hasta la ¨²ltima l¨ªnea de guion. Y de un modo que, de hecho, tiene mucho m¨¢s que ver con lo que triunfa en literatura que con el cine hasta cierto punto estrafalario de la Ealing: el de la novela con trasfondo hist¨®rico de inter¨¦s, interior reconfortante (los clubes de lectura), matices en boga (los programas de cocina) y, sobre todo, a la caza y captura de adjetivos calificativos del tipo ¡°delicioso¡±, ¡°conmovedor¡± y ¡°adorable¡±. Y as¨ª parece ser el libro original, publicado por Mary Ann Shaffer y Annie Barrows en 2008.
A pesar de llevar demasiados a?os en barbecho creativo, Newell, viejo zorro, director de obras tan importantes como Cuatro bodas y un funeral y Donnie Brasco, sabe lo que hace. Y filma con la convicci¨®n de un profesional de peso. Pero el relato, a caballo entre el Londres de posguerra y los flashbacks de sus protagonistas en la isla brit¨¢nica de Guernsey, ocupada por los nazis durante la II Guerra Mundial, nunca trasciende de lo que reclama para una tarde de cine cierto tipo de espectador: emoci¨®n controlada, bellos paisajes, conflictos morales expuestos sin molesta hondura, y personajes adorables. Con todo lo que conlleva este ¨²ltimo calificativo.
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